Perfil de hoy para una parábola de siempre

El domingo se leíamos en todas las iglesias católicas del mundo este texto evangélico de la Parábola del Padre bueno o del hijo pródigo.  Con tal motivo os sirvo esta experiencia viva de un compañero en el mundo rural que pone rostro y actualidad, de un modo invertido,  a este mensaje de misericordia y de amor evangélico.

Lo cubrió de besos

– voy a volver a casa de mi padre…

Se puso en camino a casa de su padre.

…Su padre le vio de lejos y se enterneció…

Se le echó al cuello y le cubrió de besos…

(Lc. 15,11-24)

(De la mano y experiencia de mi amigo y compañero Enrique Gómez, cura del mundo rural)

Relato vivo

Se presentó una noche en mi casa. P…, joven estudiante de 17 años, preocupado por su padre, me vino a contar miles de historias de su familia; él, con madurez adelantada a su edad, se daba cuenta y sufría.

J…, que así se llama el padre, carbonero de oficio, estaba enganchado al alcohol.

La comunicación está rota en mi casa, dice P…, mi padre es un cielo, pero el día que vine bebido no hay quien le aguante. Hay discusiones. Yo no me centro en los estudios, mi padre se está haciendo mucho daño…

Este chico conocía mis andanzas en este terreno por unas charlas que hubo en su centro de estudios. Se acordaba que acompañé a la Asociación.

Agradecí su confianza y montamos la estrategia. Posteriormente vino con su madre, mujer trabajadora que había ido tapando, aguantando…como muchas mujeres. Lograron que J… fuera a la Asociación. En muchas de las terapias le acompañaba su hijo. El matrimonio se fue integrando y en la familia se vivía otro clima.

Sugerí que en las próximas jornadas sobre alcoholismo de cara al pueblo pudieran representar una obra de teatro. Y que el texto fuera elaborado por todos, partiendo de sus vivencias, recorrido, problemática. Y así fue. Todos estaban entusiasmados. J…, un piconero alcohólico, desconocido e” insignificante” para la gente actuaría en los papeles principales.

Seguí en contacto con P… Ante el acontecimiento teatral en la casa de cultura era importante que su hijo estuviera.

-No…no voy a ir. Me da no se qué…

Me decía mirando el suelo restregando el pie.

Insistí una y otra vez:

-Es necesario que estés, P… Supone tanto para tu padre que te vea allí. Piénsalo!.

Intuí: el impedimento que P.. tenía es que le daba vergüenza ante sus compañeros abrazar a su padre públicamente. En el ambiente era un borracho.

Después de la actuación, con la sala llena de gente se hizo un forum sobre lo representado. Todo salió a pedir de boca. Los aplausos no paraban. Observaba la escena, llena de gozo: se levantó P… del Asiento, su madre y hermana. Deprisa fueron al encuentro de su padre que bajaba emocionado del escenario. Se abrazaron largo rato. Las lágrimas ratificaron la comunión de la familia.

 

Aquí se cambiaron los papeles: el padre que estaba lejos volvió. El hijo le esperó y el abrazo selló la rehabilitación.

Días después le alenté a que ante los compañeros de su clase contara la parábola del padre pródigo. Pedro, hoy día es voluntario y siempre que puede acompaña las terapias de grupo.

Reflexión para el diálogo

Me sorprende el descubrimiento: hoy día todo tipo de toxicomanías, y el alcohol, una más y fuerte, es un elemento que ahuyenta al hombre (replegándole o evadiéndole) de la “casa paterna”, entiéndase realidad familiar, responsabilidad social, incluso de sí mismo.

Haber sido creados   imagen y semejanza de Dios (Gn.1,26), significa que estamos hechos para la relación, como Dios que es relación y reciprocidad. Oscurecemos la semejanza  divina cuando emigramos a un país lejano: huye de la verdadera vocación de ser hijo. Busca fuera, lo que en realidad tiene dentro.

En las personas dependientes la huida, muchas veces es un misterio por las múltiples aristas causales, pero sí hay una constante: la insatisfacción, la curiosidad, la comedura de coco, los problemas… y cuanto más se huye, más se entra en la soledad, desconfianza, individualismo.

Voy reparando en cada rostro. Lo he visto, lo he palpado: …y allí derrochó su fortuna, viviendo como un perdido. Soñaba con un paraíso lejano y no valoró el paraíso en que vivía. Llega un momento que el alcohólico vive como un perdido, como un don nadie; en su casa era  alguien. Se cansó de ser hijo y prefirió ser esclavo. Insatisfecho, siempre buscando la droga, pero siempre en realidad hambriento. Cada vez más despersonalizado. Se pregunta si le importa a alguien. Le hacen caso en la medida que pueden utilizarle, cuando no le queda nada, deja de existir para mucha gente. Y cuando ni siquiera le dan la comida que echaban a los cerdos, se da cuenta de que ni siquiera le consideran un ser humano, y ahí siente la soledad, el vacío, la miseria.

Pero donde abundó la miseria, sobreabundó la gracia. La imagen del Padre y la casa paterna en cualquiera -toxicómano o no-, aunque oscurecida, sigue intacta; la imagen se desvela cuando hay un resquicio. Dios que nos abre para acoger, como en la parábola: en medio de la degradación, se aferró a la realidad que todavía era hijo de su padre. Entonces adviene la posibilidad de la vuelta. Dios se me ha ido revelando en todo esto que  cuento. Me he dado cuenta que percibir esta presencia suya en estos despojos humanos es re-velación. Cuesta descubrirlo!. El Dios de la parábola, el Dios de Jesús, es el Dios más identificado con nuestra debilidad, con nuestro vacío y con los que han sido vaciados, que casi no se deja ver. Solo lo podemos ver cuando vamos también nosotros al encuentro del dolor y el vacío ajenos.

Es más difícil el camino de retorno que el de huida. Es difícil recuperar la libertad, ser persona cuando se ha devaluado totalmente su estima. Mientras camina hacia el encuentro con los demás alcohólicos… piensa si será bien recibido cuando llegue… (Cuantas culpabilidades por el pasado y preocupaciones por el futuro!. Va preparando su discurso, lleno de disculpas he pecado contra el cielo y contra ti… no merezco llamarme…, casi siempre es un discurso tramposo, lleno de justificaciones. Su finalidad, de momento, es matar el hambre, la reconciliación consigo mismo, su familia, los amigos, el entorno, vendrá después. Será un discurso con la posibilidad de sobrevivir. Piensa que le van a exigir alguna explicación. Todavía considera un amor condicional y la asociación un lugar donde no está totalmente seguro.

En el trato pastoral con estas personas el evangelio de Jesús me ha dado tales claves humano-teológicas que me siento un agraciado; me lleva a decir que la vida de Dios en nosotros es consustancial para que vivamos nuestra vida en los otros. Hay un cierto replegamiento hoy en  día, en la vida de la Iglesia que nos hace vivir encogidos, que no recogidos, para expandir tanto evangelio como podemos dar. Cada paso de evangelio-vida te despoja de efectos colaterales prestigiosos: vestido, dinero, dignidad, dominación, pedestales…, te descentra para acoger al otro.