Un Dios disfrazado?

Disfrazados de Dios

Casi en el mismo día y a la misma hora, soy testigo de dos experiencias que sólo pueden explicarse desde el misterio de lo trascendente, ahí donde lo humano se encuentra con lo divino y se dice de una forma nueva, que sólo pueden descubrir los que por su sencillez son profundos.

La imagen puede contener: una o varias personas y exteriorEl contexto en el que estamos en Badajoz, no necesita mucha explicación, nos movemos a ritmo de tambores estamos en carnavales, las riadas de personas van y vienen en la algarabía y el alborozo de una fiesta recreada y alimentada buscando ser emblemática. El ambiente se construye desde el baile, la música, el disfraz, como si fuera la revelación mayor del deseo de darle la vuelta a la realidad para que no aparezca lo duro, sacrificial y rutinario, y construir una realidad que esté llena de risa, de gozos y placeres, sin límites. Se hace quizá con el deseo de ocultar o vencer los límites reales con los que vivimos cada día y las fronteras marcadas por lo social, lo político, lo económico e incluso lo religioso, por eso nos atrevemos hasta a jugar a ser Dios, en las murgas, haciendo liviano lo que podía ser un tema metafísico y teológico. Y como juego no está mal, pero a poco que nos paremos a ver la realidad, los límites permanecen y se hacen sólidos, las barreras no se eliminan, y así lo cantan las murgas cuando se refieren al pago del pregonero, que se lleva lo que sería el sueldo de un año de un padre o madre de familia.

Y  Dios se disfraza…

Pero no era esta la intención de mi reflexión. No, lo que quiero contarles es otro misterio, donde los límites creo que se rompen y las barreras se trascienden en un modo de ser y de hacer que ayudan a recuperar aquel valor absoluto de lo humano, cuando se entiende como “imagen de Dios”, y no porque la farsa de lo carnavalesco lo permita, sino porque el modo de trascenderse de jóvenes actuales así lo manifiestan, mujeres que, desde sus límites, se hacen universales tocadas en sus entrañas por la solidaridad y la contemplación de lo absoluto y me explico. Estas mujeres son concretas y reales, ayer protagonizaban un hecho de su vida muy importante en su razón y motivación última, Mamen y Sara. Las dos están en torno a los treinta años, con vidas construidas en una formación humana, profesional, afectiva de madurez juvenil, con trabajos serios y firmes. Mamen, maestra de educación infantil hace más de cinco años en el colegio de Maristas en Badajoz; la otra, Sara, ejerciendo de neuropsicóloga en Argentina, de origen colombiano.

 

La solidaridad no es un disfraz… Mamen y Dios

La imagen puede contener: 1 persona, sonriendoAyer se cruzaron en el camino, posiblemente hasta en el mismo avión, y quizás no se saludaron realmente, ni se conozcan. Pero yo fui testigo de su cruce, una viajó a Madrid para salir en un vuelo que le llevaría a Bolivia, para una cuestión de solidaridad. La otra, Sara, llegó en un vuelo a Madrid y se embarcó en el tren –que llegó con casi una hora de retraso con muchos jóvenes que vendrían para los carnavales- para ser acogida en la estación de Renfe en Badajoz donde la aguardaban dos religiosas contemplativas, Yudis y María, esta última hermana de sangre, que a sus diecinueve años ya lleva uno en un convento de contemplativas y que hacía cuatro años que no estaban juntas. A Mamen la conozco desde segundo de carrera en la facultad, en aquel entonces ella era una de las primeras chicas que componían una murga femenina para actuar en el López, mujer inquieta, hoy cuando las murgas estaban compitiendo, en el mismo López, ella estaba a diez mil metros de altura dirigiéndose a una zona campesina de Bolivia donde están acompañando un proyecto de becas para que niños y niñas puedan seguir estudiando. Ella, como coordinadora de este proyecto, ha sentido la necesidad de pedir un mes de excedencia en su colegio, sin sueldo, pagarse ella el pasaje hasta allá y hacer lo que el corazón le dicta, sus entrañas de solidaridad en la fraternidad del evangelio. En la última reunión, hace una semana, en nuestro grupo de profesionales cristianos ella nos contaba como lo que le empujaba a ir, venciendo todas las perezas y miedos, queriendo ser generosa y entregada era el amor y el agradecimiento a todo lo bueno que tiene en su vida. No puede quedarse quieta, es un modo de ser libre, darse es ser dueña de ella misma. Y eso lo hace con el acompañamiento de su esposo José, que se queda en su trabajo y que vive desde aquí la misma pasión que ella, y que entiende que esta separación motivada por el amor los va a unir mucho más.

La contemplación del verdadero rostro de Dios… Sara contemplativa.

La imagen puede contener: 9 personas, personas sonriendo, personas de pie e interiorA Sara, la conocí ayer, llegaba para adentrarse en un convento de contemplativas en Talavera, viene buscando, pero con un proceso de vida bien vivido, joven y profesional, muy cualificada que ha trabajo con mucha gente en la calle, en la marginación, la neuropsicología ha sido su instrumento. Pero en ese contacto y en su interior se ha ido haciendo un hueco, un deseo, una sed de absoluto que le mueve al silencio y al encuentro con lo divino, como fuente única que puede realizarle y apagar su sed. Desea buscar con radicalidad la trascendencia de lo humano en lo divino, y desde ahí ser luz y ánimo para otros, como lo fueron Teresa de Jesús o Juan de la Cruz y otros muchos anónimos. Quiere adentrarse en la verdad sin límites, en el amor de lo eterno, dejarse hacer por Dios, para que otros puedan ser conscientes de que sólo Dios es absoluto y puede colmar nuestro sentido y nuestra sed de amor y de vida. Pues sí, ayer se cruzaron dos jóvenes, una extremeña que tocada por el absoluto se lanzaba allende los mares para ser libre y auténtica, otra una colombiana, que desde Argentina, ha querido adentrarse en la libertad de un modo nuevo y, dejando todo lo que parecía seguro, viene buscando la autenticidad de Aquél, que le ama, para ser ella realmente libre y auténtica. Y yo callo, contemplo, veo el cruce de caminos y creo en el Espíritu de estas jóvenes, y se me abre el corazón para la esperanza de lo eterno.