Existe el mundo obrero y tiene sus mártires

Hoy ha sido un peón de albañil anónimo ¿mañana?… detrás de él toda una historia y toda una vida de dificultad, dolor y sufrimiento. ¿Quién luchó con él y estuvo a su lado defendiendo sus derechos de dignidad, trabajo, salud, familia…? La iglesia y el mundo obrero en España, una cuestión pendiente para hoy.

(En el 75 aniversario de la HOAC)

Muerte  obrero

“Un albañil pierde la vida al desplomarse un talud de tierra en Badajoz. La víctima de 47 años, fue rescatada por sus compañeros, pero dadas las lesiones…murió antes de ser evacuado al hospital”. Noticia en nuestro diario, desde anoche lo tengo adentro, otro obrero más muerto en el campo de batalla del trabajo diario y anónimo. A veces se dice que esto ha cambiado mucho, que ya no hay mundo obrero, incluso lo oigo en la Iglesia frente a los movimientos que quieren situarse comprometidos en este ambiente específico, como es el de la HOAC, hermandad obrera de acción católica. Precisamente hace unos días se celebraba el 75 aniversario de este movimiento en la parroquia de Badajoz que tiene como título a Jesús Obrero. Mi oración en esta mañana va dirigida desde esta persona anónima –seguro que esa calle no llevará su nombre-, desde su familia que no sé cómo estará compuesta y ahora destrozada, y desde sus compañeros, los que quisieron luchar a brazo partido para rescatarlo de la muerte y no pudieron. Esta misma mañana cuando me dirigía a la facultad y veía a los obreros arreglando los acerados de mi avenida, me ponía en sus carnes, con el frío, la niebla… y pensaba en los millones de obreros del mundo. Me rebelo cuando desde nuestra comodidad hablamos de su desaparición, cuando son tan imprescindibles y necesarios. Ahora mismo he recibido watsap parroquial para ver si conocemos a alguien que pueda quedarse por las noches con una persona mayor de ocho o nueve de la noche hasta las nueve de la mañana, alguien que sea de confianza. Obreros de confianza, que estén dispuestos a perder la vida en su campo de batalla diario. Necesitamos volver la mirada al mundo obrero, no podemos seguir negándolo ni ninguneándolo, ni en la sociedad ni en la iglesia. El que más y el que menos venimos de ahí…

No acabo de escribir estas líneas y recibo información de este obrero muerto. Me escribe Loly, que junto a su esposo Juan Carlos, participan en nuestra parroquia y forman parte del equipo de Cáritas de la zona que está más allá de la estación de Renfe,  de las parroquias de Santa Engracia y la de la Asunción en el gurugú. Ha visto mi muro y el enlace a la noticia de este accidente laboral. Ella acaba de estar en el tanatorio y viene dolida y rota, allí ha estado con la esposa de Floren Gamero, María José. Para ellos no son anónimos sino un matrimonio conocido y estimado, de los que han recibido ayuda en los últimos años porque lo estaban pasando muy mal económicamente. Llegaron a tener su casa propia embargada y a vivir como okupas en ella, hasta que el banco viendo la pobreza de la vivienda y de ellos, acordaron un alquiler de su propia casa con derecho a compra. Han estado sin trabajo mucho tiempo, ella ha trabajado algo más, pero él no alcanzaba nada para trabajar. Colaboraban en la parroquia en las cosas de cáritas y agradecían de corazón todas las ayudas. La esposa no tiene padres, pero la familia de Floren les ayudaba todo lo que podían. En diciembre estaban felices porque por fin él había conseguido un contrato formal para trabajar en la construcción, y ahora quince días después muere en este accidente de trabajo. Lo que fue la mayor alegría en los diez últimos años de crisis y oscuridad, se ha convertido en la causa de su muerte, sigue cumpliéndose el dicho de lo poco que dura la alegría en la casa del pobre. Llevan años luchando como matrimonio, por su casa, sus vidas y por las de sus dos hijos de once y trece años. Hoy ella grita, porque la vida no les ha bendecido, siempre han sentido el mal, el dolor, la dificultad, el sufrimiento… y ahora cuando parecía que iban a estar mejor, se ven segados por este mal de muerte en ese accidente fatal. Sé que esto ocurre de muchas más formas, hace meses murió otro joven amigo mío, Joaquín ingeniero en la visita a obras que dirigía desde su empresa en el Congo, en un accidente de automóvil en su trabajo, en carreteras africanas. Pero no puedo dejar de considerar y dejarme afectar por este hecho que ya no es anónimo, que tiene historia, nombres, y mucho dolor y sufrimiento a sus espaldas. Y siento consuelo de que quien le saque del anonimato ante mí sea la Iglesia, estas personas que se mueven en esas parroquias de barrios obreros y pobres, que están atentos a la vida de los pobres y sufrientes, con sus nombres, historias y con sus sentimientos. Ojalá lleguemos a estar mucho más cerca y a luchar con ellos por sus vidas dignas, justas, sin que les falten los derechos fundamentales de casa, trabajo, familia, salud. Existe el mundo obrero, un mundo de dificultad y dolor, la iglesia tiene el reto de estar con ellos y llevarles el evangelio de lo humano, de la dignidad, de la justicia, del Reino de Dios.

José Moreno Losada. Sacerdote.