El abuelo Quico y el nieto Alvaro: una relación sacramental

La generación de los nonagenarios aun no han sido suficientemente reconocidos. Es como una historia olvidada, y los jóvenes muchas veces están muy lejos de esta memoria histórica. La generación intermedia, la de los sesenta, no hemos sabido transmitir la herencia y el legado que nuestro mayores, nuestras madres y padres, nos han dado en gratuidad total, desde el sacrificio y la entrega, viviendo de cara a nuestro futuro para que no se rompiera nuestra esperanza. A veces hay gestos que sobrepasan eses muro de separación y se convierte en castillo de luz y de esperanza, construidos no en el aire sino en la profundidad del nosotros. Aquí os ofrezco uno de ellos. Sacado de mi pequeño cuaderno de vida y acompañamiento.

“Sol y sombra”, el libro de Quico

quico

En mi pueblo, Granja de Torrehermosa, me conocen como el hijo de Dolores de Villagarcía (de la torre). El nombre de mi madre es en honor a la patrona de dicho pueblo y nuestra vinculación con él y sus tradiciones de todo tipo, especialmente religiosas y familiares, ha sido fuerte. Por eso siempre que me encuentro con alguien de allí lo siento como cercano y propio. Eso me ocurrió en la parroquia en Badajoz, allí conocí a la familia de Diego Mota y su esposa Maricarmen. Y de eso quiero hablar, porque hace tiempo que tengo anotado en mi cuaderno de vida la relación de “Quico y Álvaro”. Quico es el abuelo que en su última etapa de vida está siendo parroquiano nuestro junto a su esposa Quisca, ya mayores se vinieron al calor de sus dos hijas, eso ha hecho que estemos cercanos. Siempre me ha sorprendido la sensatez, filosofía de vida y discreción de este hombre. Hasta el detalle de regalarme una botella de coñac de más de cincuenta años, de su bar del pueblo, que como él decía había vista muchos tragos de mis tíos abuelos, que a alguno bien que le gustaba. Es un hombre de vida proyectada, que cuando le oyes hablar de su historia vivida junto a los suyos y al proceso de su historia personal y del pueblo te ilumina la sabiduría de lo sencillo.

Alvaro

Su nieto Álvaro es un joven singular, de los que se toman la vida a pulso y quieren vivir a fondo todo. En su formación intelectual ha cuidado todo, la literatura, el pensamiento, le gusta el cine, la poesía y se ha dedicado fundamentalmente a la música, el piano. Realizó los estudios de piano en Badajoz y ha terminado Clave en Madrid, donde ahora es becario investigador en la complutense. Todo lo ha hecho desde el cuidado de su propia persona y poniendo como centro de su vida a los otros. En este sentido me encanta la relación que tiene con su abuelo, la forma de acoger su vida y su historia y de darle valor. Es una relación de admiración y de agradecimiento sacramental, le va la vida en que su abuelo se sienta sujeto querido y valorado, y hace todo lo posible para que lo sienta así en esta etapa última.

presentacion

Y así ha ocurrido recientemente, que ha tenido lugar la presentación del libro Sol y sombra. Quico Medina, una celebración de la vida (1931-2021) en su pueblo natal. Recoge las vivencias personales de Quico y de sus contemporáneos teniendo como telón de fondo las distintas dedicaciones que ha tenido a lo largo de sus noventaiún años de vida: las faenas del campo, el servicio militar, el trabajo tras la barra del bar y los materiales de construcción. Durante la presentación, que contó con más de cien asistentes en el patio de armas del castillo, su nieto interpretó piezas musicales que evocaban los pasos de la vida de los nonagenarios. Se trata de un libro de vida, con edición familiar en el que se empeñó el nieto que conocía los escritos del abuelo. Pronto verá la luz en una edición mayor por la diputación a petición del ayuntamiento de Villagarcía. Álvaro, junto a su padre, han sido los animadores para este sacramento vital de puño y letra de Quico, escrito con sangre de vida y luz, también de dolor y lucha, de inquietud social, se haya realizado. La conclusión del libro según su autor es “noventa años no es nada” y yo puedo apostillar, claro “Quico, porque se ha vivido todo”. Nuestra sociedad tiene una deuda pendiente con esta generación de lucha y dolor, de amor profundo a la vida. Este libro, un sacramento de esa sangre que ultima el paso de estos gigantes. Gracias Quico por tu obra, un libro de vida.

José Moreno Losada.