Tiempo de la creación 2022… oir la voz de la creación

Hágase tu voluntad en la TIERRA

 El Dios creador y salvador  empuja nuestra creación por el amor hacia la Vida. Los que son del Espíritu de Dios se suman al proyecto del cultivo y del cuidado de la naturaleza como lugar de vida  llamada a la plenitud con la humanidad. Es Jesús de Nazaret, el creador hecho criatura, el que nos enseña a orar deseando que la voluntad amorosa y salvífica del creador se cumpla en la tierra. El génesis y el apocalipsis se abrazan en esta voluntad de nueva tierra y de creacion en plenitud. Caminemos escuchando esta revelación del amor de Dios en la tierra.

Hágase tu voluntad en la tierra

(Tiempo de la creación)

creacioon

Ha llegado septiembre, nuevo curso y el día primero ya nos invita en un mensaje el Papa Francisco a una oración universal a todos los cristianos. El lema “escuchar la creación” y cómo símbolo la “zarza ardiendo ante Moisés”, un fuego de vida y de luz que responde a los fuegos destructores que venimos viviendo con una fuerza especial en estos últimos tiempos. En su mensaje universal nos invita a escuchar la doble melodía de la creación, por una parte, la grandeza y la belleza de la misma naturaleza y de lo humano que nos invita a dar gracias y alabar, a sentir y gozar la bondad y la verdad del ser que es generoso y se da en diálogo de comunión entre lo humano y lo natural. Habla él de la espiritualidad ecológica situada en la armonía y en la gracia, haciendo referencias a claves bíblicas teológica de gran calado. Pero también subraya la disfonía del dolor, el miedo y la muerte que está presente en esa misma naturaleza debido a un antropocentrismo despótico, que tiene consecuencias en la naturaleza y que lo sufren más los más pobres de la tierra: “son los más pobres entre nosotros los que gritan”. Ellos son los que más sufren el impacto de las sequías, las inundaciones, los huracanes y las olas de calor, que siguen siendo cada vez más intensos y frecuentes. Especialmente sufren los pueblos nativos, saqueados y expoliados en lo que son sus medios de vida. Ante estos gritos de dolor, el papa no sólo invita a la oración, sino que pide que se refleje en un arrepentimiento y cambio de estilos de vida y de los sistemas perjudiciales, y hace referencias las cumbres próximas de Egipto y Canadá. Aclara que hoy, no se puede ser cristiano sin implicarse de verdad en esta tarea humana, sostiene que esto ha de hacerse en una sensibilización comunitaria, social, que hemos de animar y desarrollar entre nosotros.  El papa tiene claro que es un reto para todos los cristianos del mundo, por exigencia del guion de nuestra fe, y que además comulgamos con las demás religiones en este cuidado de lo creado. Se trata de algo ecuménico, interreligioso, político y humano. Y lo hace desde su silla de ruedas cuando parece agotado, quiere ser voz viva del grito de la creación y especialmente de los más pobres de la tierra.

escucha

Llega el momento de profundizar en este tiempo de la creación, sin demora alguna, con urgencia de peligro, en la petición que dirigimos al Padre como hijos verdaderos cuando deseamos que se haga su voluntad en la tierra. Dicha voluntad nos llama a un modo de relación con la naturaleza bajo la perspectiva del cuidado en la búsqueda del bien ser para un mayor bienestar. La clave fundamental es la del cultivo y la protección (“Cultivar y guardar). Hay una responsabilidad de relación creativa que nos da poder al ser humano, pero no para la manipulación y el sometimiento sino para la realización de un plan y proyecto de salvación, que incluye a todos los seres creados, y para el que se nos pide colaboración. Cada vez urge más la concienciación de que todo está interconectado e interrelacionado, nada de lo natural no es ajeno, sino que formamos parte de ello. Desde el génesis estamos llamados a la comprensión de la naturaleza como parte de nuestro propio ser y ello hasta el punto de que nuestra realidad de pecado, en la libertad pervertida, se convierte en foco de destrucción, degeneración y dolor, tanto de lo natural como de lo humano. La naturaleza forma parte de la humanidad y la humanidad es parte de ella, no tienen orígenes distintos y sus procesos van conectados, unidos. Compartimos esa visión de que el mundo es el cuerpo ensanchado de la humanidad. Además, el Apocalipsis culminando el génesis, nos hace descubrir que también nos une el horizonte de destino, hablándonos de una nueva tierra en la que ya no habrá llanto, ni luto, ni dolor. Mismo origen y proyecto salvador común para un destino de plenitud en la resurrección universal, desde donde comprendemos que ahora estamos en la gestación algo nuevo, que pasa por gritos y que necesita ser escuchada y abrazada.

siembra

La voluntad del Padre nos llama hoy a escuchar, como nos dice el tiempo de la creación, el grito actual de una naturaleza que sufre y que tiene consecuencias vivas sobre todos los hombres especialmente sobre los más pobres de la tierra. Hemos de concienciarnos y concienciar para que se tomen medidas serias en ámbitos generales de política, economía, cultura, pero también hemos de escuchar el grito que nos invita al compromiso personal y comunitario, sabiendo que el reto es urgente y que no podemos tomarlo como una anécdota sino como algo esencial. Se cristiano hoy supone escuchar las causas y las consecuencias del mal de la naturaleza y responder con estilos de vida: educación, consumo, compromiso personal y familiar, escolar, social  y eclesial –todo unido- que de verdad responda a una moral evangélica que entiende el padre nuestro en la claves de una paternidad del creador, donde nada le es indiferente, porque todo lo creado es amado por él y cumple su función en este proyecto que lo es de naturaleza, de humanidad y claramente apunta a la salvación. Por eso rezamos, ante la zarza ardiendo, para pedir que sea el fuego de la liberación y de la vida, no el que destruye y quema, el que arda en nuestro corazón y mueva nuestros sentimientos de hogar común. Hoy comienza esa oración intensa y se nos propone un tiempo sacramental largo, hasta el cuatro de octubre, para reflexionar, meditar, concienciar y cambiar. Ojalá nos tomemos en serio lo que pedimos en cada oración del Padre nuestro: ·Hágase tu voluntad en la tierra…en esta tierra que está gritando con dolores y que espera que lo sean de parto y de nueva creación y no destrucción. Por el apocalipsis de la vida nueva y de la luz vamos a movernos en el cuidado de nuestra casa común. Que nuestras celebraciones, símbolos, catequesis, reflexiones, sepan priorizarlo y no hagamos oídos sordos a este grito de la creación que nos expresa la voluntad del Padre en la tierra.