Después de leer “Jilgueros en la cabeza”
Me gustan las novelas que, además de entretener, nos regalan un mensaje, que remueven, que dan perspectivas, que iluminan de algún modo -en esta ocasión incluyendo varias intensidades de luz, como las de San Fernando, Cádiz, Madrid o Barcelona, aunque son muchos los lugares que aparecen favoreciendo la universalidad de la luminosidad de la obra-. Carmen Guaita, en su primera novela, nos ofrece incluso música para bucear en el entramado de unos personajes que son reflejo de nosotros mismos: nuestras búsquedas, inquietudes, lo que nos ata, lo que nos seduce y apasiona, lo que nos da vida…
Una novela que es una invitación a la superación, a no tirar la toalla, a no repetir moldes que quedaron rotos en el pasado. Es posible el cambio a través del perdón, de construir un presente con las enseñanzas del pasado y esperanzadamente abierto a un futuro desde el amor.
Una novela que valora a los abuelos, a los padres, a las tías…, a los que nos precedieron, especialmente a esas mujeres valientes, únicas, de la guerra y de la posguerra. Y los valora en sus enseñanzas, en su valía, en sus capacidades y también de los que extrae enseñanzas en el error, el dolor y la frustración. Aprender a elegir bien es algo que depende también de todo lo que hemos recibido, es ejercicio de discernimiento de mente y corazón, con la solidez de la historia personal y familiar.
Una novela escrita con estilo y elegancia. No conozco personalmente a Carmen Guaita –tan solo la he visto en una entrevista de televisión- pero por su manera de afrontar los temas, de hablar del amor, del egoísmo, de las pérdidas, de la superación, me parece una mujer muy elegante. Como elegantes resultan las fotos que aparecen de ella en sus libros. Un matiz de elegancia, como la de la porcelana de Sèvres del siglo XVIII de su casa de San Fernando, no nos viene nada mal en medio de tanta vaciedad y vulgaridad con la que nos bombardean continuamente.
Y me ha encantado su sensibilidad religiosa. Inspira profundamente su manera de releer el ángelus, el diálogo de Gabriel con María: “He aquí la esclava del Señor”. Eulalia Requena, la protagonista, reconocida periodista radiofónica en busca del amor verdadero y atrapada en un mal deseo, que ha escuchado rezar a su solterona tía Petra tantas veces esta oración mariana, concluye: “He aquí la esclava del Señor no es algo que se diga por iniciativa propia, ahora lo comprendo es la respuesta a un requerimiento apasionado. En la Anunciación es Dios quien elige a María entre todas las mujeres, y ella quien se enajena con ese privilegio y se convierte en sierva. La pobre tía Petra hacía el recorrido inverso: anticipaba la servidumbre para provocar amor, por eso nunca lo consiguió”.
Una novela que se lee de un tirón, que te envuelve en las descripciones de detalles y ambientes, con dinamismo y maestría. Gracias, Carmen Guaita, por esta aventura literaria que acabas de ofrecernos con tu genuina música.
Fernando Cordero ss.cc.
JILGUEROS EN LA CABEZA
Carmen Guaita
KHAF
Madrid, 2015 · 344 páginas
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