“Domingo de Ramos: sueño y utopía”

niños1DOMINGO DE RAMOS: DÍA DEL SUEÑO Y LA UTOPÍA

 ¿Os imagináis un pueblo sin niños ni jóvenes? Sólo el sueño y la utopía fecundan y generan la esperanza y dinamizan la entrega fiel y el compromiso. Un reino eterno a lomos de la borriquita; es el sueño de los profetas de la historia, el fondo siempre permanente en la historia de que “otro mundo es posible”; la sociedad enferma es la que ha perdido la esperanza, la que asiente y se conforma con que  el mundo siempre ha sido así y no podrá cambiar; es la sociedad sin niños y sin jóvenes, en la que todos desde que nacen se sienten viejos programados con una actividad frenética, que produce para consumir, y consume para ser feliz y volver a trabajar. La  sociedad que tocada por el mercado produce un  hombre unidimensional y empobrecido, tan pobre tan pobre que sólo tiene el éxito excluyente de la riqueza y el dinero.

Jesús de Nazaret provoca el sueño de la utopía del reino; lo ha estado gestando  dentro en la vida de la aldea, en la vida de la gente del pueblo, donde se respira profundo  y con un calado que sólo ven bien los ojos del corazón. Ahora está estallando dentro de él, ha comenzado  hace unos meses a acercarse a la gente y ha provocado evangelio, se ha hecho buena noticia, alegría, ánimo, ilusión, sueños, ganas, pasión, algarabía, manifestación, gozo, encuentro, compañía,  esperanza, serenidad, libertad, bondad; sólo falta que luzca el sol, que resplandezca y lo acompañe, lo demás lo pondremos entre todos.

Es la fuerza de la utopía  y la esperanza la que mueve el Domingo de Ramos. Cura-con-Biblia-en-el-domingo-de-ramos--Malaga-57361Contemplemos la fiesta de este Domingo, dejemos que penetren en nosotros el paso que procesionamos, siempre el mismo, pero caminando cada año con nuevos niños, adolescentes y jóvenes que van marcando el  paso de la historia con el acelerador de la ilusión, de la esperanza y del sueño. Ellos abren el pórtico de la Semana Santa, y aprovechan este gesto litúrgico de la procesión de ramos para gritar junto a Jesús, que otro mundo es posible, que el salvador nos ha dado la clave de la vida y que ya nadie ni nada nos la podrá quitar; sólo nos da un aviso para los navegantes actuales que el color rojo de la liturgia delata: “el que quiera guardarse la vida la perderá, pero el  que esté dispuesta a arriesgarla la ganará para siempre”. Es el riesgo del que busca no acomodarse y sentarse en vagones de primera, sino comprometerse ante y en el diluvio a construir el arca en el que quepamos todos con dignidad y libertad auténtica. Ese arca al que acudirá la paloma con el brote de olivo en el pico, se está construyendo diariamente en medio de la algarabía de la vida; será lugar de salvación y laboratorio  de esperanza; veo y siento en el domingo de ramos todas aquellas realidades del pueblo que generan personas con vida auténtica y personal, con autonomía y mirada crítica, con deseos de vivir y transformar el mundo del que se han ido encargando y responsabilizando: Domingo-de-Ramos-60722las escuelas, los institutos, la universidad, las catequesis parroquiales, los grupos juveniles,  el coro de la parroquia, las asociaciones de los jóvenes, la música en la escuela municipal, el teatro, el camino de santiago, la operación kilo, las asociaciones de todo tipo…son tantos espacios y tantos animadores e  ilusionadores en medio del mundo, que sin ellos nos quedaríamos viejos y desesperanzados. Cada vez que un niño, un adolescente, un joven, un adulto o un anciano se ilusiona y se esperanza en medio de la historia está siendo Domingo de Ramos, se está abriendo la historia y se está haciendo fecunda; en este Domingo  abriremos el  pórtico de la fiesta y de la vida, con el rojo de la fuerza vitalizadora de la pasión que ya es imparable, y que hace del débil el centro de la historia, porque nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos,  y en Cristo, el padre nos ha entregado a su hijo para que entregándose  por nosotros nos diera nueva vida, y con el ella el sueño de la fraternidad y del amor. Por eso rezaremos a Dios que nos ayude a soñar despiertos, como lo hacía León Felipe:

Hazme soñar… ¡Soñar, Señor, soñar!…
¡Hace tiempo que no sueño!
Soñé que iba una vez -cuando era niño todavía,
al comienzo del mundo-
en un caballo desbocado por el viento,
soñé que cabalgaba, desbocado, en el viento…
que era yo mismo el viento…
Señor, hazme otra vez soñar que soy el viento,
el viento bajo la Luz, el viento traspasado por la Luz,
el viento deshecho por la luz,
el viento fundido por la luz,
el viento.., hecho Luz…
Señor, hazme soñar que soy la Luz…
que soy Tú mismo, parte de mí mismo…
y guárdame, guárdame dormido,
soñando, eternamente soñando
que soy un rayito de Luz de tu costado.