CUANDO LA EXISTENCIA PIERDE EL SENTIDO

1105212758_e198461de4_m La muerte   inesperada de un profesor joven nos ha roto por dentro en la universidad; me toca celebrar una eucaristía en la facultad de económicas, en el salón de grados, están profesores, familia, alumnos… tristes  por su marcha. Habíamos hablado alguna vez de su vida; ahora decidió acabar con su existencia. ¿Cómo iluminar este momento desde la fe y la esperanza cristiana?

HOMILIA : ¿Quién hace justicia?

Introducción:

–         Nos reunimos en este salón de grados de la Facultad de Económicas y Ciencias Empresariales como símbolo de que la persona  ha de ser centro de la sociedad, de la institución  universitaria y de la  fe. Sólo el ser humano tiene valor absoluto y dignidad. Todo lo demás es relativo.  Por eso ante la muerte de un miembro de esta universidad, la de J.,  nos paramos y nos detenemos como comunidad para vivirlo y celebrarlo en el dolor y en la esperanza.

 LA CUESTIÓN DEL SENTIDO

–         economicasSabemos que para  realizarse la persona necesita:

  • La relación con la naturaleza: Análisis, Descubrimiento, tendencia al bienestar. La universidad tiene  una misión  fundamental en esta dimensión. Aquí la realidad de la economía y de la producción.
  • La relación con los otros: La clave de la justicia, de la dignidad, de la participación, del encuentro de actuar a favor de los demás. La Universidad ha de ser crítica y constructora del quehacer y de la organización de la sociedad. La economía hace referencia al nomos de la casa, la ley en el mundo para que todos estemos en un mundo de suficiencia y de derechos.
  • La apertura al sentido: La trascendencia; se trata no sólo del saber y del hacer, sino de la sabiduría de la vida, del verdadero sentido de la existencia, si no llegamos a él, nos rompemos y nos vaciamos de realidad, queriéndonos llenar de lo que harta pero no satisface. En este sentido la Universidad, está llamada a saber pasar de los saberes a la sabiduría auténtica, aquella que hace gustar la vida y sentirla en un orden donde el hombre puede beber en la fuente de la vida. Es ahí donde se juega la verdadera  “construcción del yo”: La aventura más apasionante y transversal de cada persona, y la más  troncal  de las materias en la que nunca se acaba de aprender y de la que siempre tenemos que ser discípulos.

 LA VERDADERA JUSTICIA

 – El sentido sólo puede darse  en la justicia, y no hay justicia sin juicio. Todos hemos de ser juzgados y necesitamos serlo. En la realidad y en el corazón del hombre hay necesidad de justicia, de sentido; hemos de ser justificados para poder resolver el deseo profundo de vida que tenemos, y las pocas herramientas que disponemos para llegar a lo más profundo de lo que deseamos. ¿Quién hace justicia a la historia? ¿Quién le da sentido? ¿Quién la justifica?

– La fe es una búsqueda de ese sentido y de esa justicia: En el credo cristiano afirmamos:”Ha de venir a juzgar con gloria  a vivos y difuntos…”. En la tradición bíblica se ha deseado el juicio de Dios: El Rey: “Confía tu juicio al Rey, tu justicia  al hijo de reyes, para rija a tu pueblo con justicia a tus humildes con rectitud…”.  Sin embargo en la historia hemos caído en una perversión teológica: cuando hemos separado el juicio de Dios, de la parusía y la gloria, y la hemos colocado en un sistema judicial jurídico de con condena o absolución.

– En  la historia de la salvación  las acciones de Dios: sus juicios: siempre de salvación, de promesas que su cumplen, y de deseos colmados. Y  Cristo  es el juicio de Dios para la historia: el crucificado que ha resucitado y vive para siempre; Él que ha dado la vida por nosotros es nuestro Juez, el que nos hace justicia y nos lleva a la vida, a la realización plena de nuestros deseos más profundos, y nos libera de toda frustración vivida y sufrida en nuestra historia, independientemente de la raíz que haya tenido esa frustración.

cheles y profes 003 CONFIEMOS EN EL PADRE EN ESTOS MOMENTOS DE DOLOR:

 – Nuestra confianza en medio del dolor: Dios ya le ha hecho justicia a J., le ha dado todo el sentido a su vida; Dios llega donde nosotros no hemos podido llegar y ha estado con él, le ha consolado y le ha dado la vida que no tiene límites, ni frustración alguna. La vida tiene sentido.

– Hoy reconocemos que la vida de J. ha tenido sentido:

  • Para sus padres y familia.
  • Para la vida que él ha dado.
  • Para la universidad y sus compañeros, alumnos, estudios..
  • Su pueblo, sus trabajos, empresas…
  • Para la Iglesia.
  • Todo lo que se ha vivido con amor y entrega, no fallece se siembra y espera la plenitud. Ahora cuando el grano de trigo enterrado en otoño ya es espiga y dorada se siega para que sea pan,  ponemos la vida de Juan Luis en este altar. Sabiendo que el Padre ya le ha hecho justicia y le ha llevado a la paz, a la felicidad, y a la alegría que él buscaba y necesitaba.

APRENDAMOS DE ESTE MOMENTO

–         Para nosotros:

  • Que el saber no nos ciegue y nos impida el paso a la sabiduría.
  • Que nuestros juicios sean de vida.
  • Que nuestra universidad y su quehacer no sea indiferente, ahora nos toca el reto de hacer un juicio no condenatorio sino alternativo y fecundo para este tiempo de crisis y dolor en la sociedad; que nuestra actitud no sea de queja por lo que nos afecta en nuestros emolumentos, sino que realmente nos dejemos afectar y hagamos un juicio de entrega y de sabiduría, de creatividad y de unidad para ser una herramienta auténtica de esperanza y de luz para este momento.