“Abrazos de ultimidad”

natu133Acabo de recibir una llamada telefónica con  número privado,  que inmediatamente ha dejado de ser anónima la persona cuando he oído su timbre amoroso de voz. Me ha dicho que qué me pasaba, que entra en mi blog y no encuentra nada nuevo, que qué me pasa…  Ya veo que esto se está convirtiendo en mesa cotidiana y no me puedo permitir el lujo de callarme y huir. Ya le he dicho que no será que no me estén pasando cosas ultimamente, sino al revés que son tantas que no sé pararme para ponerles nombres y leerlas en la profundidad de lo creyente. Pero son muchas las veces que con el volante en las manos, el corazón está en la vida y en el mundo, y empiezo a ver y a sentir en el corazón del padre .. y me vienen unas ganas locas de contarlo y compartirlo, pero es como la avalancha de la tormenta que trae tanta agua de vida que parece que no deja vivir, y hasta rompe en lugar de crear.

Entre los detalles últimos están dos abrazos que quiero llamar de “ultimidad”. Están referidos a dos compañeros de los que he hecho alusión en post anteriores, Jesús Martín, consiliario de la  Hoac, con 87 años, y Jose Angel Fuerte, Sacerdote zaragozano  de 53  años.

Recuerdo que cuando el  11 de Marzo de la tragedia terrorista en Madrid, hablaban los familiares de los fallecidos, me marcó el testimonio de la madre de un joven universitario. Aquella mañana se había levantado rutinariamente, había preparado el desayuno a su hijo, y al final lo había despedido con naturalidad, pero también con la normalidad de cada día, con el sabor de lo rutinario y de lo repetitivo; se arrepentía ella de haberlo vivido así y como que quería retrotraer el tiempo para despedirlo y abrazarlo de una forma única y especial, para decirle todo lo que le hubiera gustado decirle en ese momento para que se fuera con el sentimiento profundo que él causaba en ella, y que ahora se había roto con la muerte. Lo tengo grabado y lo recuerdo muchas veces en el trato diario y en los quehaceres rutinarios de los encuentros con las personas.

foto jesúsEn este marco situo dos abrazos vividos en estos días de silencio bloguero, y que los tengo ahí para orarlos de vez en cuando y alimentarme de ellos a fondo. Uno es el que le dí  a Jesús Martín, de quien ya escribí hablando del cura de los obreros, sí el que se había dedicado en su vida sacerdotal a ir por los pueblos de los  emigrantes españoles, Galicia, Andalucía y Extremadura.  Ha estado pachucho este último mes  y ahora se va a Bilbao, su lugar de origen, y me decía cuando lo visité en el asilo donde estaba reponiéndose que los de la Hoac le habían dicho que como ya no puede dar nada por su limitación, que lo recogen y se lo llevan a que viva en paz y con descanso en su tierra, para cuidarlo con mimo. Me decía que le quedarían tres años de vida, como sus padres que murieron a los noventa, y que pensaba disfrutar y dar alegría a todos los que le rodearan, que ahora era eso lo que tocaba. Le dolía que en Badajoz no había dejado frutos visibles.  Lo abrazé con el alma y con todo mi espíritu, le confesé que él era para mí una referencia de vida ministerial de lujo, que nunca en mi vida podré olvidar sus detalles y su entrega, los viajes realizados con él, su compartir experiencias, su sencillez, su amor e  identificación con los pobres, y que había sido un regalo de Dios impresionante para el clero diocesano.  Que todos sabemos que él ha sido levadura y grano de mostaza y que esto va a dar fruto  al cien por uno. Me alegró abrazarlo y sentirlo como mi padre en el sacerdocio. Fue un abrazo de ultimidad, de sentido pleno, de fe en el padre, de lo que nunca se acabará.

joseangelEl otro abrazo ha sido este lunes. Tras la comisión general de la JEC en Madrid, junto a la presidenta y la ecónoma del movimiento, Mari Angeles e Inesu, nos fuimos a Zaragoza; se trataba de una visita a la  diócesis, pero había un objetivo fundamental y primario: visitar a JOse Angel. Siempre había sido él quien nos había visitado y el que había entregado su vida por nosotros. Fue consiliario general en Madrid, y se entregó a tope, hasta motivó la compra de un piso sencillo para los  liberados del movimiento en Madrid,  analizó y estudió en Comillas  la espiritualidad del movimiento dejándonos un trabajo de lujo y sobre todo nos enseñó a vivir con sencillez,  con poco, pero con profundidad y dede Dios… El nos decía “si no llevamos  los jóvenes a Cristo, entonces no hemos hecho nada”. Fuimos para desayunar con él, ahora le toca vivir una enfermedad que se ha presentado grande y dura, estaba bajo el efecto de la quimio que se sumaba a la  radioterapia ya recibida, pero eso no obstaculizó que no  esperara en una cafetería que estaba llena de bulllicio de vida en medio del mundo, allí estaba firme y derecho, con el dolor de la paliza de la guerra interna con la bombas que le introducen para matar el enemigo; hablamos de las cosas de la vida, como siempre, nos contó su lucha, nos llevó a su residencia y a su celda donde esta elaborando con el corazón del padre y el cariño de los hermanos, este momento;  en el silencio, en el descanso, en la soledad, pero con su ventana de skipe para seguir respirando la vida. Conversación sencilla, no le dije todo lo que pensaba  de él y de lo que me había aportado como hermano en el sacerdocio, sólo una insinuación : ¡ tío somos pocos los que trabajamos en los ambientes y que apostamos por esta pastoral… no nos la puedes jugar de esta manera, espabílate y tira “pa alante…” Se sonríe y me dice “por mí no va a quedar, voy a luchar a tope”. A mí me dan ganas de hacerle chantaje a Dios: “cómo se te ocurre, es fundamental, no se puede ir ahora…mira todo lo que está en sus manos, mira su gente, sus acompañamientos, sus ideas, su inquietud…..”  Pero no puedo hacerlo, porque  para él la oración aque ahora le consuela y que dirige a Dios con todas sus fuerzas es la que pronunciamos después del padre nuestro, una bien escatológica, con los pies en el suelo y el corazón en Dios: ” Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días para que ayudados por tu misericordia vivamos libres de pecado y protegidos de toda perturbación mientras esperamos la venida gloriosa de tu reino”. Lo abracé  y lo besé como a un hermano querido y musité en mi interior su propia oración:  “protégenos de toda perturbarción…”  Otro abrazo de verdadera ultimidad, que no  tiene que ser, ni quiero que sea el último, porque lo necesitamos… por si cuela el chantaje¡¡¡¡¡

 

3 Responses to ““Abrazos de ultimidad””

  1. Precioso post, Pepe.

    Jesús es testimonio y referente para muchos por su lucha constante, sin desánimo por el mundo obrero.

    Igual que José Ángel por el mundo estudiantil y profesional. ¡Me sumo a ese chantaje! Espero que José Ángel nos sienta cerquita, aunque no le escribamos ni llamemos por no saturar…

  2. Hola Pepe. Preparando la celebración de la eucaristía esta mañana, se me ocurrió pasar por tu blog y leer el post de “abrazos de ultimidad”. Lo primero decir que me ha conmovido. No conozco a José Angel, pero me uno a tu oración “chantagista” por él para que siga luchando.
    Sí he tenido la suerte de conocer a Jesús “el cura obrero” y de compartir estos ultimos años con él, también su progresivo envejecimiento y su enfermedad en los últimos meses.

    También para mi ha sido un modelo de entrega, servicio y de opción por los pobres. Siempre dije que la persona de jesús me producía mucho respesto, el respeto de alguien que vive de verdad y se entrega a fondo perdido por los últimos.

    Este verano he estado muy cerca de él y me senti en el deber, como compañero de cuidarle, de visitarle tanto en el hospital como en el asilo, incluso de ayudar a vestirse. Lo hice como si fuera un padre y para mi ha sido tremendamente sanante y reconfortante. He podido experimentar aquello del ciento por uno, me asombraba como la gente sencilla de la UVA y la da HOAC le cuidaban y pensaba “los pobres saben a acompañar” .

    El día que lo despedimos en la parroquia nos volvió a dar una lección más, quizás la última: cuando tomó la palabra se centró en el futuro de la comunidad parroquial y nos contagió su alegría porque viene a la parroquia Luisma, pasando de hablar de si mismo a hablar muy bien de quien viene.

    Doy gracias a Dios por la persona de Jesús.

  3. Cierto, tú has estado a su lado y has sido ejemplo para mí en tu modo de tratarlo y quererlo. Otra razón más para creer en el ministerio, él sabe que tú no vas a dejar de acompañar la causa obrera. <Un abrazo.