“Por ellos”

sanchez marin“Sus cicatrices nos han curado” (Isaías)

Me ha pasado en más de una ocasión, el estar presente en la celebración de unas exequias y dirigir unas palabras de consuelo y de fe en medio de esos momentos, me ha propiciado una relación y una experiencia de contacto y acompañamiento en el dolor, que ha sido de los más provechoso de mi vida ministerial. He crecido y me he curado en esa labor como nadie lo sabe.

Hoy abro el periódico regional y me encuentro con José Maria Sánchez-Marín, un profesor de mi universidad, que hace  un año y medio perdió a su hijo único, de treinta años, tras un cancer muy doloroso. Desde aquella celebración hemos estado en contacto y nos vamos encontrando con regularidad para compartir. Él está en una búsqueda inquieta ysedienta  de luz y de esperanza, para recobrar el sentido de la vida. El encuentro en la profundización de la fe está siendo una aventura que compartimos con esperanza, y para mí está siendo un tránsito de aprendizaje en el que Dios me va enseñando cómo se encuentra con una persona en el dolor y cuando parece que se han perdido las razones para l esperanza, aunque es viva la sed de la resurrección para que todo tenga sentido y se pueda creer en la justicia. Nos encontramos, hablamos, compartimos de todo y buscamos… el otro día le recomendaba un libro que venía en RS 21 sobre el Padre que había perdido un hijo, lo buscó y lo leyó en tres horas y se identificó con  él.

Pero en la búsqueda está teniendo una experiencia  de radicalidad:  en el encuentro con los otros dolientes de la historia encuentra paz y serenidad; esto está viniendo por una asociación  de padres que han perdido a sus hijos y que se denominan “POR ELLOS”; Ahí se comparte el dolor, las lágrimas, a la vez que el consuelo, la reflexión y la esperanza. El horizonte acoger, buscar y acompañar a los que les va tocando este dolor incomprensible  e injusto de que los padres vean morir a los hijos; y ahí van descubriendo que  lo que más consuela es  sanar y curar la propia herida en los otros.  Cada vez que me relata sus vivencias, no puedo menos que ver en ellos el rostro del siervo de Yahvé… y vuelvo a creer en el Padre:  “sus cicatrices están curando a otros…”.  Recuerdo cuando hace poco me contaba como en navidad se habían juntado muchos de la asociación y habían compartido juntos la comida, la charla, la distensión, el entrentenimiento, la paz y la serenidad.. y cómo acabaron brindando  con lágrimas en los ojos y alegría en el corazón cuando alzaban juntos la copa y gritaban al unísono: “POR ELLOS”.  ¿ Hay quien dé más en el dolor?

Os pongo el enlace de  la noticia en el periódico regional y su reflexión, para que podamos orar juntos desde este hecho de vida en medio del mundo, desde este signo del Espíritu y del Reino de Dios:

http://www.hoy.es/v/20110207/badajoz/dolor-solamente-curara-ayudo-20110207.html

5 Responses to ““Por ellos””

  1. ¿Sabes una cosa, Pepe? Cada vez que asisto a un funeral, y a pesar de la distancia que nos tomamos, me doy cuenta que es una de las cosas que hacemos medio regular los curas. Me alegra que la impresión de tus palabras no hagan más que reafirmarme en el estupendo trabajo de muchos compañeros. Y me alegra que aquello que podemos aportar al dolor de los que nos rodean sea un lenitivo, un pequeño bálsamo, una experiencia de fe que pocos pueden aportar y hacemos, como digo, medio regular, pero que no sabemos el bien que puede hacer.

  2. Imagino que para un sacerdote una de las tesituras más complejas debe de ser la de situarse en la homilía de una misa de difuntos (especialmente en un momento tan doloroso como la muerte de un hijo).
    Hace varios meses cuando asistía al funeral del padre de unos amigos me sentí francamente mal al escuchar las palabras del cura quien en su discurso sólo hablaba de lo efímero de la vida, juicios, cuentas que rendir a Dios, pecados…y en definitiva todas las expresiones que cualquier persona con la más mínima sensibilidad eludiría decir a una madre que ha perdido a su marido o a unos hijos que han perdido a un padre en un momento tan delicado.
    Creo como, ya se ha dicho, que es una asignatura pendiente para muchos sacerdotes y un punto más donde deben aterrizar en la realidad para comprender y acompañar el sufrimiento.
    Espero ,Pepe, que tu compromiso y entrega en estas situaciones sirvan de ejemplo.

  3. Hola Pepe,me parece revelador tu artículo .Yo me imagino lo doloroso que es perder a alguien muy querido.Ese sufrimiento es tan doloroso que uno puede perder las ganas de vivir.A veces,sobre todo desde la muerte de mi abuelo, pienso en que será de mí cuando me muera,qué habrá después de la muerte,qué será de mis seres queridos sin mí.Pensar en todo eso me produce mucho miedo y por eso intento evitar pensar en ello para que no me atormente.No quiero morirme sin hacer algo que para mí valiera la pena.

  4. Gracias por tu artículo, Pepe. Precisamente, este lunes unos padres, allegados míos, tuvieron que enterrar a su hija, con 42 años, después de sufrir durante años un tumor cerebral. Les daré noticia de la existencia de esta asociación, con la esperanza de que les ayude en su dolor.

  5. La poesía,como el pan de cada día…

    NO OS OLVIDÉIS LA VIDA

    Cuando vengáis, no os olvidéis la vida,
    mantenida caliente entre los brazos.
    No seáis espectadores. A retazos
    no la desparraméis por la avenida.
    Traedla tal cual es, vida vivida:
    doblegada de viento y de zarpazos
    arañada; tiesa también con lazos
    de paz, de amor, de júbilo prendida.
    Venid sin maquillar. Portad la duda,
    el desencanto, el grito de protesta.
    Vestíos de todo aquello que hoy se lleva.
    Pero llegue vuestra alma bien desnuda,
    con hambre de banquete, ansia de fiesta,
    de par en par abierta a la vida nueva.

    Jorge Blajot.

    Por ellos y por vosotros que tenéis tanta hambre de banquete y de fiesta.