Tres jóvenes más en nuestro presbiterio

El sábado deseaba que tuviera 48 horas para poder asistir  a dos eventos importantes, uno el de Sera y Paco que ya comenté en el post anterior, y otro  también de envergadura porque se ordenaron tres jóvenes, de 25 años, formados en nuestro Seminario y de los que he sido profesor en Teología Dogmática; una perla en estos tiempos que corren, pues hace cinco años que no entra ningún candidato en el Seminario Mayor.  Al final me decidí por  la razón diocesana y estuve particpando en la celebración sacramental al orden del presbiterado.

Cada vez que asisto a una celebración de este sacramento me siento identificado con los pasos y con las palabras del rito, y allí me voy renovando interiormente, contemplando y arrepintiéndome de mis infidelidades en la vivencia del ministerio, es un momento de gracia sacramental intensa. Pero sobre todo entiendo la participación como la acogida gozosa y fraterna de aquellos que llamados por la Iglesia dan el paso a la vivencia del sacerdocion ministerial. Estábamos allí un montón de sacerdotes diocesanos para que se sintieran acogidos, queridos, esperados y animados, mostrándoles que nos hace un ilusión tremenda el que se unan a nosotros y a la misión evangelizadora que compartimos desde este ministerio singular.

Sin embargo la celebración, dejaba una sabor agridulce, al salir comentábamos que se podía decir como en las bodas cuando la gente les dice a los padres de los novios que ha estado muy bien:  “no faltó de nada pero sobró de todo”. Sí la celebración no estaba acorde  con esos jóvenes arriesgados, comprometidos, actuales  que miran al mundo, y a la iglesia con futuro y que saben que el Reino está llegando a borbotones cada día y que merece la pena arriesgar las perlas de la propia vida por la perla del absoluto manifestado en la encarnación de Jesús y la buena noticia del REino,  para vivir desde el corazón a favor de todos los hermanos.

Dos horas ymedia, los cantos  de toda la vida para la gente de toda la vida, los términos un poco obsoletos o poco afortunados: “Dios quiso que hubiera subordinados en orden y dignidad… presbíteros de segundo grado…” , pasos muy lentos, el de protocolo pone carteles y los quita, cuenta los sacerdotes que van entrando, lee moniciones litúrgicas desde el presbiterios, ni una mujer  para leer una letura, solo  “llevaron la voz cantante en alguna canción del coro”. El gesto más natural y vivo cuando los  neopresbíteros, faltando a los cánones litúrgicos, abrazaron a los sobrinos, hermanos, madres y padres, así como abuelos, allí lágrimas de alegría, abrazos fuertes y emocionales… ¡hay que ver estos jóvenes, recien ordenados y rompiendo la ortodoxia¡

Algun joven de los que llevan años en pastoral juvenil comentaba  que había pensado en la celebración, que menos mal que no había jóvenes, porque aquello en lugar de atraer alejaba.

El obispo en su homilía, no  sé si lo entendí bien, pero más o menos lo que saqué yo en claro era que el bautismo nos introduce en el quehacer apostólico de la Iglesia, donde la misión es evangelizar; que dicha misión no tiene dueño ni propiedad, y que a ella servimos todos desde nuestra opción bautismal, que sobre el bautismo se asienta toda otra decisión y estado de vida, que estamos llamados a ser corresponsables en la misión, y que él que es el pastor de esta diócesis no tiene más horizonte que desvivirse para que estemos unidos, todos nos sintamos integrados y valederos, y que su esfuerzo debe estar sobre todo por una pastoral de comunión  y de vida, en la que todos nos sintamos partícipes y creativos, respondiendo al momento actual que nos ha tocado para saber estar encarnados y comprometidos con alegría en medio de este pueblo por el que queremos dar la vida.

Es lo que me preguntaba en el proceso de la celebración, cómo acoger y compartir la vida ministerial con estos tres jóvenes que con tanta ilusión  daban este paso. Ojalá sepamos crear espacios que le alivien sus primeros pasos y los hagan fecundos, para que le cojan gusto al evangelio,  sigan profundizando en la persona de Jesús y sus sentimientos, y vivan el ministerio con creatividad aceptando los nuevos retos que nos plantea la cultura actual en la que estamos viviendo. Ni que decir tiene que les queda buena tarea, a ellos y a nosotros, para que nuestras liturgias sean vivas y alegres, que seduzan y animen.  No va a ser fácil aceptar que ya no estamos en tiempos de cristiandad para mantener cultos que responden a otro momento y a otra cultura, lo esencial habrá que cuidarlo  y ser fieles al máximo, pero sabiendo que no hay fidelidad sin creatividad y sin vida.

Me gustan las palabras de Pagola en su reflexión sobre la eucaristía con motivo del corpus christi:

 “El alejamiento silencioso de tantos cristianos que abandonan la misa dominical, la ausencia generalizada de los jóvenes, incapaces de entender y gustar la celebración, las quejas y demandas de quienes siguen asistiendo con fidelidad ejemplar, nos están gritando a todos que la Iglesia necesita en el centro mismo de sus comunidades una experiencia sacramental mucho más viva y sentida.

Sin embargo, nadie parece sentirse responsable de lo que está ocurriendo. Somos víctimas de la inercia, la cobardía o la pereza. Un día, quizás no tan lejano, una Iglesia más frágil y pobre, pero con más capacidad de renovación, emprenderá la transformación del ritual de la Eucaristía, y la jerarquía asumirá su responsabilidad apostólica para tomar decisiones que hoy no nos atrevemos ni a plantear.

Mientras tanto no podemos permanecer pasivos. Para que un día se produzca una renovación litúrgica de la Cena del Señor es necesario crear un nuevo clima en las comunidades cristianas. Hemos de sentir de manera mucho más viva la necesidad de recordar a Jesús y hacer de su memoria el principio de una transformación profunda de nuestra experiencia religiosa.”

4 Responses to “Tres jóvenes más en nuestro presbiterio”

  1. ¡Qué razón tienes! Nadie se atreve a introducir cambios en la Iglesia y los que los sugieren son tratados de heterodoxos y contrarios a la Institución pero no hay que perder la esperanza.

  2. “Gracias por tus palabras. A ver si espabilamos…”

  3. La iglesia no vá ha cambiar nunca

  4. Me alegro mucho por los nuevos sacerdotes de nuestra archidiocesis.Mis más sinceras enhorabuenas a los nuevos sacerdotes .
    Lo que la Iglesia Católica en España en particular y de Europa en general necesitan son nuevas vocaciones que sirvan a Dios y a los más necesitados.Necesitamos nuevas semillas de evangelización,vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa contemplativa o de vida activa para que la Iglesia continue con la labor para la que hemos sido llamados desde el Bautismo:llevar la Palabra de Dios a todos sin distinción de razas,culturas ycredos entre otras.
    Espero y estoy convencido de que la JMJ Madrid 2011 será semilla de nuevas vocaciones sacerdotales y religiosas que acaben germinando en frutos de evangelización y de santidad para todos.