¡Hazme testigo fiel¡

Ya estamos llegando al final de nuestra semana corta de ejercicios espirituales. El tema central “Lo que hemos visto y oido… testigos y mensajeros”. Todo un lujo de estudio del evangelio servido con una calidad extrema por José Julio, sacerdote gallego, asistente del responsable general de la asociación sacerdotal del Prado en Lyón. Hemos desgranado esos versículos de la primera carta de Juan y nos hemos sentido embargados por ellos, perteneciéndoles desde nuestras pequeñas vidas ministeriales. Comparto con vosotros algún momento de la oración personal, en concreto la que me surgía reflexionando sobre el testimonio:
 “HAZME TESTIGO FIEL”
Padre, sueño con ser dócil en tus manos, quiero ser dúctil como la arcilla en manos del alfarero, que no ponga resistencia al hacer de tu voluntad creadora en mi pobre vida, para que por tu Espíritu, me moldees conforme a Cristo, tu hijo, y sus sentimientos me posean, y me hagan más de tí y todo de mis hermanos, y así pueda ser fiel testigo tuyo en medio del mundo.

Enséñame que nunca seré yo, con mi fuerza, poder o saber, quien de testimonio de tí en mí, que sólo la relación profunda contigo y tu amor me harán capaz de testimoniar y anunciar tu palabra de vida, siempre nueva,  a mis hermanos y posibilitarán que les ayude a encontrarse contigo y gozarte, como yo lo hago y me alegro en tí, porque me has hecho capaz y me has confiado este ministerio.

Hoy quiero que me conviertas y me renueves ante tí, te lo pido con las palabras del profeta ante tu interpelación amorosa, cuando te preguntas a quién enviarás, quién irá de tu parte: “Héme aquí, Señor; envíame”. Dame tu espíritu creador y quémame con el fuego de tu palabra en mis entrañas, haz que grite en medio de las plazas que tu salvación está aquí, que tu Reino ya está entre nosotros y no tiene vuelta atrás, que tu Hijo, el crucificado ha resucitado y vive para siempre, que su Espíritu está vivo entre nosotros y es imparable.

Espabílame y ábreme el oído, cada mañana, a tu Palabra de Vida, y aliméntame con un trozo de pan resucitado cada día, para que animado en mi espíritu, sepa decir al abatido una palabra de aliento y al pobre una buena noticia para siempre, para que sepa hacerme, en tu nombre, pan partido para que todos puedan comer algo de tu esperanza y caminemos con alegría, en medio de las dificultades, guiados por la fe y la confianza de que algo nuevo está naciendo y nos lleva a un mundo nuevo de amor y comunión que es posible para siempre.

Concédeme la sabiduría de tu ESpíritu, para leer creyentemente e interpretar pascualmente lo cotidiano y todo lo humano que acontece a mi alrededor y en mi propia comunidad y vida, para que como los discípulos de Emaús yo pueda volver con alegría y esperanza renovada a encontrarme con los hermanos y sentir juntos como arde nuestro corazón al experimentar que tú estás todos los días con nosotros hasta el fin del mundo, y que podemos seguir narrándolo en el hoy para que otros puedan creer y sentir en Tí que ya nos has alcanzado, pero hacia quien seguimos corriendo hasta que llegue la Pascua definitiva para toda la humanidad y toda la creación. Por los siglos de los siglos. Amén.

2 Responses to “¡Hazme testigo fiel¡”

  1. Preciosa oración y envidia por no haber escuchado a José Julio. Feliz final de EE EE. Un abrazo y enhorabuena

  2. Pepe ,no tiene desperdicio ninguna de las palabras , que nos ayudan día día mantener viva nuestra fe, esa que nos ayuda a ser mejores personas en nuestro camino y conocer el servicio a los dmás. Saludos.