En medio del mundo

Una nana para mi niña
No tienen que ver una con la otra… pero las dos ha estado unidas en este momento de paz y serenidad, después de llegar a casa con dolor de cabeza tras celebrar la eucaristía y hacer compras en carrefour…
Sí ha sido esta nana de la entrada, que podéis pinchar en el titulillo  “una nana…”, la que me ha serenado, estaba ofrecida como regalo en el muro de Pedro Gutiérrez, ahí da cuenta de la buena nueva:
“Ya tenemos nuestro milagro: se llama MYRIAM y nació hoy día 3 a las 12.10, recién estrenado el sábado. Ha pesado 2.900, y madre e hija se encuentran fenomenal…UN FUERTE ABRAZO.”

ES una hija querídisima, viene a una familia de artistas músicos, no se va a aburrir, sus padres un encanto, unidos y amados, la van a amar como lo hace Dios, divinamente, y yo me alegro profundamente. Y me he acordado de aquello del profeta sobre la ternura y el amor de Dios:  “es que puede una madre olvidarse del hijo de sus entrañas, pues aunque ello lo  hiciera yo no lo haré”.
Almudena, me ha alegrado de otra forma, en la fila de un mostrador en los grandes almacenes, ella con su pareja para devolver unas llantas de automóvil, yo para rehacer una tarjeta de esas que te enganchan para comprar con los tantos por cientos de la gasolina, cada uno a lo nuestro, pero ella me ha llamado la atención: “No me conoces verdad? Fuiste profesor mío de la asignatura “hombre y Dios” en la facultad de ciencias hace ya casi diez años…” Ahora es profesora sustituta en Plasencia en la universidad, y me ha contado todo su proceso, su momento, hemos hablado de la asignatura y de las personas que podíamos conocer mutuametne, se ha mostrado interesada por Ingenierías sin fronteras, ella es ingeniera química… y le he dado las gracias por considerarme familiar, por llamarme la atención, por mantener en su memoria esa asignatura, por ser amable y agradecida conmigo… Me he acordado de aquello de “salió el sembrador a sembrar… y parte de la semilla cayó en tierra buena y dio fruto”
Ahora escucho esta nana y pienso en Miriam y en Almudena y me voy serenando y va desapareciendo el dolor de cabeza… y el Padre me sigue animando en mi corazón. Gracias Padre¡¡¡

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