Marisol … “recuerda”

RECORDAR

 

Me gusta el significado etimológico del verbo recordar: “Volver a pasar por el corazón”, o sea, mantenerlo vivo y actual. Así ocurre con Marisol.

El otro día, tras llegar de vacaciones, se acerca y me dice: “Pepe queremos celebrar una eucaristía y recordar a Paco en ella”, y mi respuesta fue la de siempre sin estar programada: ¡¿Ya  hace un año?¡  La vida sigue con un ritmo fuerte, y el que ha muerto queda para nosotros parado en su despedida, y nos parece demasiado rápido el tiempo sin los  conocidos  que se fueron. Me pidió que celebráramos haciéndolo presente en su vida y en su persona, y yo le sugerí que pusiera ella  el tono de su vivencia de este año de ausencia y de hueco en la familia.

Recuerdo que Paco tuvo una muerte muy rápida. Este matrimonio llevaban unos años separados, y en esta ocasión los hijos estaban de vacaciones con él,  mientras Marisol aprovechaba para  ir a Málaga con la familia y descansar; ultimamente se estaban dando pasos de cercanía y de relación entrañable entre ellos como pareja y padres de sus hijos.  Estaban Paco y sus hijos, María y Pedro (configurado por el autismo) en esa casa de campo que  él amaba, rodeado de naturaleza viva y cuidada, un dolor  le paralizó progresivamente y en cuestión de horas se marchó… La hijo vivió un momento duro, hasta que llegó la familia,  sin darse cuenta de lo que estaba ocurriendo. Francisco, mi compañero me llamó desde lejos, que si podía acompañar a la familia y a Marisol, feligresa de nuestra parroquia, y celebrar este entierro. Me acerqué al tanatorio para contactar,  allí conocí a su hermana Pepita que me puso al tanto de la vida de Paco, con una ternura y amor de hermana mayor únicos en el mundo, me desgranó sus debilidades y riquezas en un momento, habló de sus padres, de su matrimonio, de sus hijos.. y de su ser hermano. Fue una eucaristía intensa, familiar, y desde el dolor, la que compartimos aquel día en lo que lo despedíamos y lo poníamos en manos del Padre. Por eso Marisol me buscaba para poder  celebrar su aniversario.  Lo hicimos  siendo fieles a la etimología del “Recordare”,  a lo que tiene de corazón. Pero lo que más nos ayudó a celebrar fue la oración sincera de Marisol al comienzo  de la celebración y a la que pedí permiso para compartirla con todos vosotros:

“La fe hace que los ojos vean y los oídos oigan otras realidades.

Era mediados de Octubre. Conmocionados por tu ausencia. La vida nos dio un nuevo zarpazo. Una mañana, llevando a Pedro al colegio, me sentía casi una intrusa en tu coche, ocupando un espacio que hasta hacía muy poco había sido tuyo. Pedro me pidió música y elegió “Los Secretos”, uno de tus grupos favoritos. De pronto mis pensamientos dejaron de vagar y escuché en tu C4:

“He muerto y he resucitado, con mis cenizas un árbol he plantado. Su fruto ha dado y desde hoy algo nuevo ha empezado. Hoy he soñado en otra vida, en otro mundo, pero a vuestro lado“.

Mis ojos se llenaron de lágrimas, mis oídos te escuchaban a tí y mi alma se inundó de paz.

Yo sé que estás con el Padre y al mismo tiempo nos acompañas a cada uno de nosotros. Proteges a tus hijos.

María es fuerte, pero su corazón aún está muy herido. Ella prefiere hablar contigo a solas, como lo haciáis  cada noche bajo el pino. Es por eso su ausencia en esta celebración es presencia intima entre los dos, buscando otro smomentos y otros espacios. De esas largas conversaciones que tuvistéis sacará lecciones de vida que nunca olvidará. Pedro es feliz. Sabe que vives en el cielo con los angelitos y te nombre muchas veces. Cada ve que hace una de las “suyas” te veo riéndote y diciéndole “Ay, mi chiquinino”.

Mari Pepa te lleva a su escuela, a Etiopía, Jordania…en todos los lugares y en todo momento ella  está contigo y tú con ella.

Yo doy gracis a Dios que el último año supimos valorarnos como personas importantes en nuestras vidas y agradecerte aquel deseo que confiaste a María: “Tu madre merece ser feliz”. Nunca olvidaré estas palabras cargadas de sinceridad y expresadas la noche antes de tu partida. Para mí es algo más profundo que un simple deseo. Es la manifestación de un alma en armonía, en paz. Esa noche las puertas del cielo se abrieron para tí.

Paco, hoy nos has reunido para celebrar esta eucaristía, recordándote y sintiéndote a nuestro lado.