“Sino el que haga la voluntad de mi Padre”

José Giráldez, un apóstol

Hace unos días, en este oficio de consiliario de los estudiantes de la acción católica, me tocó viajar a Sevilla, junto a Jesús y Sonia, animadores del movimiento en Badajoz, y Carmen una estudiante  militante que iba a dar cuenta de su experiencia personal. Habíamos quedado con Alfredo, sacerdote incansable, de la parroquia del beato JUan XXIII, y habíamos convocado un grupillo de gente para presentarles el movimiento como instrumento de evangelización en el medio estudiantil. En Sevilla hay miles y miles de estudiantes de instituto y universidad, y no hay  nada de pastoral especializada para ellos.

Los invitados no pudieron llegar: un entierro, el carnet de conducir, la recogida de aceitunas, la indecisión… pero allí estaba José Giraldez. Admirable. Un joven que está acabando, le quedaba una asignatura de la que se examinaba dentro de unos días, Derecho y economía; este año había superado ciento veinte créditos, toda una barbaridad, y todavía decía que no había trabajado lo suficiente. Tiene veintisiete años, y en su vida todo un proceso humano y de fe vivido a fondo. Lleva más de cuatro años viviendo independiente, compartiendo vida con otros compañeros pero en plan de comunidad, eso de comer juntos, compartir las pelas, etc.. ha trabajado para pagarse sus estudios, ha tenido la experiencia de un erasmus en Italia, ha militado y participado en la estructura de un partido político en Andalucía,  siempre vivo en su parroquia, ultimamente  ha acompañado  un grupo de jóvenes que se han confirmado y ahora que van a comenzar en la uni; le preocupa como acompañarles para que puedan seguir creciendo en sabiduría y gracia. Allí estaba con ilusión, con los ojos abiertos y el corazón inquieto, para conocer, para adentrarse y ver si él puede iniciar este proceso con sus chavales. Busca algo que de verdad una fe y vida, y nos hablaba de cómo sentía él la necesidad de vivir en grupo de revisión de vida todo lo que tiene alrededor y aquello en lo que está metido, pero se ve solillo  en lo que se refiere a su juventud y su fe.

Yo me quedo extasiado, y  me doy cuenta cómo el Espíritu aviva el corazón de personas para que sean apóstoles en toda regla, personas que tocadas por el Padre quieren hacer su voluntad y se meten en la briega aunque se queden solos en la viña.  Me interpela, y sobre todo me critica internamente los momentos en los que caigo en la tentación de la oficialidad del “sí” que después no va a la viña. Veo cómo es difícil iniciar un movimiento de este tipo en una iglesia en la  que todos los jóvenes, o al menos en su mayoría,  son estudiantes, y cómo falta evangelizar  estos medios estudiantiles, como son los institutos y las universidades, con una pastoral de encarnación, misionera, de servicio y comprometida.  Cada vez me siento más a gusto con estas personas que voy encontrando en el camino, que son maduros en su ser humanos y profundos en su compromiso evangélico.

Allí estuvimos y compartimos todo lo que llevábamos preparado con él, después Alfredo, que es un acompañante de lujo y que está al lado de José,  nos preparó una buena comida para compartir, y con alegría volvimos para casa,  y yo orando en mi interior… “te doy gracias Padre… porque hoy hemos descubierto a José Giraldez y tu Espíritu se  ha revelado como original, renovador, arriesgado, maduro, comprometido… y ha merecido la pena este viaje apostólico”, protege y bendice a los que no han venido para también acaben “dirigiéndose a tu viña”, y su “no” se pueda convertir con alegría en un “sí”, que este joven sepamos acompañarle y compartir con él la misión en el ambiente juvenil y estudiantil sevillano.

One Response to ““Sino el que haga la voluntad de mi Padre””

  1. Bonito testimonio.Es verdad que el Expiritu aviva el corazòn de personas para que sean apòstoles.
    Yo he tenido la suerte de encontrar estas personas en los movimientos de Acciòn catòlica.
    Hoy màs que nunca necesitamos una fuerte espiritualidad que dè sentido a nuestro diario vivir, que anime la esperanza en la utopia del Reino de Dios y dè vigor a la lucha por un mundo nuevo.
    Es por eso que veo en estos militantes deJec y en sus consiliarios una espiritualidad que se presenta como una alternativa ètico-profètica de renovaciòn y de cambio personal y social.
    Muchas gracias por vuestro ejemplo.
    Abrazos.
    Carmen Victoria