“Decálogo de Vida en la muerte” (Por ellos)

Fue en el tercer momento del encuentro vespertino con los padres de la asociación  “Por ellos”, cuando llegó la pregunta “blasfema”: ¿Qué habéis ganado con la muerte de vuestros hijos? Aquí fueron desgranando cómo la fuerza del espíritu de la vida y del amor se impone frente a la muerte y quiere luchar denonadamente contra  ella, para vencerla, con el deseo de que “no mueran” los que queremos con todo nuestro corazón y nuestra alma.

Todavía resuenan en mi interior y se convierten en oración ante el  Padre las frases que salían de sus labios, y de sus corazones heridos y cicatrizados ante la muerte de sus hijos, hoy quiero recordarlas como un decálogo de la vida surgida de la experiencia de la  muerte, como signos del resucitado en los padres heridos de amor:

I- ” Me he dado cuenta de la fragilidad humana”:  Frente a  todas las diferencias que marcamos en lo social, en lo económico, en lo politico… somos todos muy frágiles; en minutos podemos ser nada, y lo que parecía todo se desvanece.  Saber vivir sabiendo que todos somos frágiles y que todos necesitamos de todos es fundamental.

II- “Me he hecho compasiva“:  Ser compasivo, antes me dolían algunas cosas, la muy mías, ahora ante el dolor no puedo pasar de largo, cualquier dolor me llama y quiero estar junto a él; se ha desarrollado en mi  persona la verdadera compasión;  deseo estar junto a los que sufren y deseo ser alivio compartiendo su camino y su carga; cuando lo hago la compasión me cura y me sana, y sobre todo me consuela.

III- “Soy una persona nueva, soy mejor persona…” :  la muerte de mi hijo me ha hecho más bueno. Miro una foto antes de su muerte en la que estoy junto  una planta crecida y querida, y una imagen de la virgen, y dialogo como con otro; ahora tengo otro modo de  mirar la vida, de ser. Mis preocupaciones,  mis opciones están tocadas por sentimientos, aspiraciones, que son de otro orden. Si algo me preocupa ahora es fundamentalmente todo lo que pueda alimentar mi fe y mi esperanza, sólo desde ahí podré recobrar a la persona humana y eso sólo me podrá llegar por el absoluto, por el amor del absoluto; si yo con mi amor limitado y mortal deseo la vida de mi hijo,  sé que sólo el Dios de la vida, El eterno, el del amor pleno  y creador podrá responder a este deseo  que yo tengo con respecto a mis seres queridos: “te amaré eternamente”, sólo en El podrá se posible, permanecer en el amor, más allá de la propia muerte.  POr eso deseo amor, ser mejor, porque entiendo que es el camino de la vida y del encuentro, que vence a la muerte.

IV- “Ha cambiado mi escala de valores”:  Lo que parecía lo fundamental y central de la vida, ha quedado relegado a un segundo plano, para que sirve tener, atesorar, saber más, éxito… nada de esto es comparable al amor, a la vida sencilla y diaria, a la relación, a la familia, al encuentro  querido y amicable. Del materialismo  al espíritu, me siento transformada, ahora sé lo que vale de verdad. 

V- “No nos educan, ni educamos en la verdad”: ocultamos  la muerte, nos engañamos, sería la primera lección que tendríamos que hacer vida, nos vamos a morir, podemos morir en cualquier momento, nuestros seres queridos se pueden ir…. Sólo así podríamos encajar mejor la realidad de la muerte en la vida.  Y eso nos llevaría a mirar la vida, cada, día, minuto, encuentro con su valor único y trascendente; a valorar  el verdadero tesoro de la vida que traemos entre manos: la construcción de nuestras personas en el amor verdadero.

VI- “Se puede morir por amor…” Se puede llegar a amar tanto que uno no resista  no poder amar o no ser amado, pero por contra, es malo no iniciar en la aceptación del fracaso, del dolor y de la dificultad. La vida también tiene sus componentes de limitación, de creaturidad, de dolor y de fracaso, integrarlos y superarlos es saber vivir. No podemos educar escondiendo el dolor y el fracaso, sino ayudando a vivirlo. Ante el fracaso del hijo perdido, tenemos que seguir amando y viviendo, consolando y contruyendo, porque siguen razones de vida y de apuesta por lo que queda de relación, de historia , de familia, de trabajo.  Al  amado  lo reconstruimos, si lo tenemos presente haciendo la vida desde lo positivo y la apuesta por aquello que nos deseaban desde su amor.

VII- ” Su debilidad nos fortaleció”:  Nuestro hijo nos preparó para su muerte; la aceptó y la vivió, y nos pidió que la viviéramos con esperanza; creyó en Dios y supo vivirla con paz;  Ante  nuestro grito de que por qué él, se levantó en el hospital  madrileño, señaló a todos los niños  en la unidad oncológica  que le estaban rodeando en la sala y   preguntó con tono alto y compasivo: “y por qué todos ellos…?” “Todos tenemos que morir, y tenemos que saber hacerlo”, hasta el sacerdote del pueblo le costaba entender este planteamiento. Los médicos lo llamaban para animar y consolar a  los niños y jóvenes que tenían que vivir el proceso oncológico como el suyo.  Nosotros nos sentimos unidos a él, y estar en la asociación  es algo que nos ayuda a vivir como él quería que lo hiciéramos; nos sentimos en comunión con él, la muerte nos ha separado físicamente, pero vivimos en comunión  con su persona  espiritualmente,  y nos consuela y nos anima, en este sentido estamos venciendo la muerte.

VIII- “Me siento más cerca de Dios”: la muerte de mi hijo, me ha acercado a Dios y me ha hecho más religiosa. En él encuentro paz y consuelo; él también se agarró a Cristo cuando le tocó la ceguera y el dolor en su enfermedad, y sentía su ayuda, y nos animó a ser más religiosos.  Ahora más que pedirle a Dios me siento unida a él,  a su crucifixión, a su  imagen de las caídas… Y siento su compañía y su ánimo.

IX- “Un modo nuevo de relacionarme y de valorar las relaciones”:  ¿Quién es mi prójimo? De quien soy ahora más cercano, el catedrático y el albañil tienen los mismo sentimientos, pueden sentarse en la misma mesa, y compartir el mismo pan, pueden ser  “compañeros” poque han bebido el mismo caliz, y les une un sentimiento que es único en el dolor, pero también en el consuelo y en la esperanza. Hermanos por el dolor, pero sobre todo por la solidaridad y por el encuentro para vencer juntos la desesperanza y animarse en camino de la vida.

X – “Deseando el reencuentro”: Todo tendrá sentido, si volvemos a encontranos con ellos en la vida que no acaba y que se hace eterna en lo  felíz. La muerte del hijo querido reclama la justicia que sólo será viable si hay resurrección universal y encuentro definitivo en el amor que vence a la muerte para siempre, y le da sentido a toda la historia, incluidos su fracasos, sus muertes de cualquier clase…Ahora mientras vamos de camino tenemos que alimentarnos de las pequeñas señales en el cada día, que vienen desde la relación, la profundidad, el encuentro y  la vida compartida, y  de todo ello esta asociación “POR ELLOS”   está siendo un sacramento auténtico.

Y es cierto,  para mí todos vosotros fuistéis un sacramento de resurrección, y la tarde  fue, incluida la cerveza final en el  pueblo, una verdadera actualización del relato del encuentro de Jesús  Resucitado con los dos discípulos dolidos y pesimistas de Emaús; sólo que  en este caso vosotros fuistéis el Jesús resuictado y anónimo, que  quisistéis entrar en mi casa  y compartir vuestra intimidad conmigo esa tarde, haciendome  más discípulo de la vida y del Resucitado, desde vuestra experiencia de encuentro con la muerte, y sobre todo, de vuestra fe y vuestra esperanza en el camino del dolor sanado y sanante:  “Vuestras heridas y vuestras cicatrices, están sanando, están consolando… y estáis siendo un verdadero signo del resucitado en medio del mundo, y eso incluso en vuestras dudas, vuestros “ateísmos”, y vuestros “enfados” con Dios. Por eso desde aquella tarde estaréis en mi corazón cuando  rece y termine el credo diciendo cada domingo : “Creo en la resurrección de los muertos y en la vida del mundo futuro” AMÉN.

3 Responses to ““Decálogo de Vida en la muerte” (Por ellos)”

  1. Muchas gracias.me ha encantad el decálogo.me ayudará y nos ayudará a todos a vivir la Vida desde la muerte.Un abrazo.

  2. Hola Pepe,
    El “Decálogo” de tu blog es exactamente igual para la persona a la que se le plantea la posibilidad real de morirse. En una entrevista de este fin de semana a Arturo Pérez Reverte dice algo así como que en la vida hay dos grupos de personas, los que saben que van a morir y los que no se lo plantean. Estoy trabajando el poema de “mi santa”( Qué queréis Señor de mi… Sta. Teresa) y estoy descubriendo muchas cosas, basicamente el “Decálogo” que expones y lo más importante, asumiendo con paz…

  3. Excelente reflexión sobre lo humanos que nos hace la muerte; olvidarla, como dices, o como dicen los que han vivido de cerca la experiencia de la muerte de un ser querido, es un gran error. Gracias, pepe, por recoger las perlas que han ido desgrando los que han participado en ese encuentro; es esta una hermosa reflexión pascual . Gracias.