“La que se va armar…”

“La que se va armar… cuando llegue mi madre”

La  oración por los difuntos y la comunión de los santos

 

El otro día hablaba en este blog del encuentro con los padres que habían visto morir a sus hijos, un deseo profundo era poder volver a encontrarse con ellos,  y poder comunicar, saber que viven y están alegres. Hoy que celebramos la festividad de todos los santos la liturgia nos invita a adentrarnos en el misterio de este deseo. Estamos llamados a la santidad de Dios, somos sus hijos, sus herederos  y la herencia es la de la alegría compartida y sin fin; sí, no hay duda que nos dirigimos hacia la resurrección universal, cuando seremos totalmente santos porque El es santo, es decir cuando tendremos la plenitud de la felicidad, entonces sólo entonces estaremos realmente contentos.
Este deseo y esta respuesta de la fe, de la buena noticia del evangelio está enraizada en los cristianos sencillos de a pie, en esos que confían en Dios Padre de un modo único, pero naturalizado y normalizado en la vida. Así veo que le ocurre a mi madre, ella habla de Dios, de la fe,  de la oración, de la eucaristía, etc. con una naturalidad que me llama la atención a mí que estoy todos los días con la mano en la masa desde el ministerio pastoral. Pero esa naturalidad la tiene de un modo especial con respecto a la esperanza y a la idea del cielo. Desde pequeño tengo esa imagen de un cielo festivo y familiar, donde la oración de los que todavía estamos en este mundo tiene su importancia. Recuerdo, desde pequeño, que cuando íbamos al cementerio en estos días de los santos y los difuntos, nos poníamos a rezar delante de las tumbas de la familia, especialmente ante la de la abuela y el tío Josele,  mi madre dirigía la oración y nosotros contestábamos. Un día le dije que por qué rezábamos tanto  y tengo viva su contestación sencilla: el cielo es un gran baile, y cada vez que rezamos por ellos se ponen más contentos y disfrutan mucho más de la fiesta. A mí me quedó grabado  que rezar por ellos era para que estuvieran contentos e integrados en esa fiesta celestial que el Padre organiza para todos sus hijos y que nunca se acaba. Desde entonces esa costumbre de orar constantemente por los que  ya no están con nosotros me parece  oportuna y genial; mi hermano el mayor tiene hasta el listado y día por día pasa revista, por toda la familia y los cercanos, de los que tenemos un recuerdo afectivo y familiar. Algo de esto tiene que ser la transmisión de la fe.

Hace poco tiempo, como sabéis ella ya  no se mueve aunque está bien de cabeza, cuando estaba llevándola a la cama, sentada sobre ésta, me comenzó a comentar que le daba vueltas a la cabeza y pensaba en el cielo, pero sobre todo en todos los familiares y conocidos que ya han muerto y que están allí; me decía: “Pepe, la que se va armar cuando yo llegue… y comenzó por mi padre Gabriel, que sería el primero en hacerse presente y en decir “ya está aquí la chiquenina” y le tendrá guardado el sitio desde hace tiempo, y en seguida, la abuela Victoria alta y guapa, el abuelo Maximino que se reirá con ella,   los tíos  Ramona, Josele, Mena, Ángel… y desde ahí a las primas… las que darán voces desde lejos, las que se abrazarán… las vecinas de toda la vida y las nombra…Vamos que lo está viendo, y se está riendo, y sigue con personas y nombres, y gestos… Madre mía¡  y yo en mi interior en este día de todos los santos, en esta festividad de comunión y familiaridad no puedo por menos que vivir desde su esperanza y su fe, y le doy gracias al Padre porque esto de la Escatología, que es tan complicado cuando yo lo explica en clase en el Instituto Superior de Ciencias Religosas, mi madre lo entiende y lo tiene asimilado de una forma perfecta; ella me ha enseñado a mí a orar por los difuntos y esperar y celebrar el cielo prometido; nada, que una vez más se repite aquello de que : “lex orandi, lex credendi”. Ah por cierto, del limbo y del infierno nunca me habló, del purgatorio algo y muy bien con aquello del baile… ¿No será una teóloga del Reino, de la liberación… un antecedente de Pagola?

Por cierto Pagola ha estado entre nosotros en Badajoz y habló del Reino de Dios y de la encarnación de Dios en Jesús de Nazaret, sin criticar ni condenar a nadie, todo un lujo, casi como mi madre. Ah¡ No creáis que  ella se quiere ir, no dice aquello de “como en casa en ningún sitio”, pero sí que estando como ésta, sin dolores, durmiendo bien, y con nosotros alrededor, no le importa estar unos añitos más, o sea que pide prórroga, y por ahora no se apunta a comprar billete de ida,  está a la espera para cuando Dios quiera,  pero viviendo el presente con intensidad. ¿Hay quien dé mas con menos? ¡Todo un lujo¡

5 Responses to ““La que se va armar…””

  1. Me he emocionado al leerlo, me ha encantado el símil con el que la abuela te explicó que el cielo era un gran baile y cada vez que rezamos por nuestros seres queridos, se ponen más contentos. Siempre explicando las cosas con esa naturalidad que le caracteriza y gracias a ella somos una familia tan cristiana, nos lo ha inculcado a todos desde pequeños: “la familia que reza unida, permanece unida”, más que nunca hoy hemos de rezar por esas personas y como mi padre que tiene una lista, también hemos de hacerlo por los presentes. Un abrazo.

  2. Al leer tu historia me has recodado a mi abuela Rosario que decía con toda naturalidad unos instantes antes de morir ” con lo curiosa que soy por fin me voy a enterar de qué hay y cómo se lo pasan allí y a conocerlo en persona que ya va siendo hora”

  3. En medio de tanta calabaza, tanto halowen y tanto monstruo, que bonito explicarles a los niños lo que es nuestra fiesta de todos las santos con la reflexión de mi tiía.Me ha gustado mucho dale un beso muy fuerte.

  4. Me gusta este artículo tuyo,Pepito.Estuve ayer en el cementerio visitando a mi abuelo Sebastián.También visité a mi otro abuelo,el paterno.
    Ese día estuve un poco emocionado al ver su tumba y al pensar del largo tiempo que había pasado desde la última vez que vine.Estuve hablandole sobre cómo me va la vida.Le hablé de mi experiencia de la JMJ,de la JEC, de mis estudios…
    Muchas veces he querido y planteado visitar a mi abuelo en el cementerio más a menudo y no sólo el Día de Todos los Santos o el Día de los Fieles Difuntos.
    Debo confesarte que desde que murió mi abuelo,he sentido miedo a la muerte pero eso sólo me ha pasado muy pocas veces.Hay momentos en los que pienso qué será de mí cuando deje este mundo y qué será de mi familia,de mis amigos,de mis conocidos y de tí si me pasase algo.
    Por lo que he leído tu madre tiene mucha esperanza en entrar a la vida eterna y participar del banquete celestial con Dios y todos sus seres queridos,aquellas personas que nos dejan antes que nosotros.Creo que tu madre es un buen ejemplo de fortaleza y esperanza.
    ¡Qué Dios os bendiga!

  5. Este día de todos los santos que para muchos de los medios de comunicación se queda siempre en lo anecdótico como día de mayor afluencia de personas al cementerio, gastos inmensos en flores, crisantemos, crestas de gallo, pero siempre sin raspar y sin buscar el fondo de la cuestión; para los más y menos cristianos podría ser: la vida más allá de la muerte, o la transcendencia del hombre. El encuestador pregunta: ¿cuantos años lleva Vd. viniendo? Ay hijo, llevo 34 años viniendo sin faltar ni un año- contesta compungida. Poco más. Sólo saben arañar la realidad, o menos, tan sólo la rascan. Pero, en ese saber común del hombre, todos y no por costumbres ancestrales, se acercan a recordar a sus seres amados sin caer en el morbo de la muerte. Vienen a traer a su corazón (recordar) a las personas que fueron su sentido de la vida, sus santos particulares, sus santos de carne y hueso, lejos de los de cartón de los que en la mayoría de las ocasiones desconocemos su vida y obras; pero de sus santitos de carne conocieron sus entresijos, sus anhelos, sus risas y sus llantos, sus entregas, y también sus egoísmos; personas en lucha con la vida, con SU propia vida. Todos esos Santos sin peana son los que forman nuestro estilo y sentido de la vida. Por eso seguimos fielmente asistiendo este 1º de Noviembre a los cementerios todos aquellos que nos sentimos ligados a los que nos precedieron y en la cima de esa cumbre aún por alcanzar está Jesús y el Padre al que en nuestra finitud nos religamos porque en ellos encontramos el verdadero camino, verdad y vida.