Ángela Merkel, su ética y el capitalismo

Ángela Merkel, la ética protestante y el espíritu capitalista

He bebido  informaciones sobre  la presidenta alemana en este fin de semana por varias fuentes, ayer Trini  que ha estado involucrada  en la política universitaria de la Junta de Extremadura,  siendo directora general de universidades en  la legislatura anterior, en una cena amicable y reponedora de paz  y serenidad en la amistad, me advirtió de un  artículo sobre la que se considera hoy la mujer más poderosa del mundo: Ángela Merkel.

 El periodista en cuestion  va desgranando la personalidad de Merkel  y subraya de un modo especialísimo su ser creyente, su vivencia de la fe cristiana y del entorno en el que ha crecido como  hija de un pastor protestante “estricto” que tuvo que realizar su ministerio de un modo duro en RDA comunista  y atea. Esto hizo que su  infancia y juventud la viviera como una pequeña isla dentro de un mar socialista, estando cerca de un seminario, de una residencia para discapacitados atendida por evangélicos,  y una  granja  sencilla en un entorno de agricultura y naturaleza. Realidades que le han marcado para siempre  en su ser y hacer, así como en su pensar.

Desde este contexto se afirma que su personalidad ha estado fraguada por una fortaleza lograda en la debilidad y en la dificultad, ante la indiferencia o el desprecio, desde ahí se entiende que para ella “el evangelio entró en ellos como la leche materna” y  “la fe  le enseñó que ir contracorriente a veces es lo adecuado”, que “hay que ser mejor que los demás para que te permitan estudiar”;  que “pensar  diferente a los demás puede ser correcto y adecuado”;  “quería tener poder  antes en las moléculas, y ahora en política”; e incluso la utilidad de creer: “ la fe en Dios me facilita muchas decisiones políticas”. No es extraño  desde esta formación y proceso personal que al preguntarle lo que se llevaría a una isla  responda con seguridad y firmeza que una “Biblia”, aunque después lo suavice  añadiendo  “una vela, un cuchillo y un móvil” cosas prácticas y terrenas, aunque no más que la Biblia. ¿Aceptaríamos  un discurso así de claro y explícito en un presidente español sin escandalizarnos?

En  parte casa perfectamente el planteamiento luterano-calvinista en esa visión de la palabra, de la fortaleza en la debilidad y la dificultad, así como esa gloria a la que se aspira significada en el poder con base ética  y transparente, que no permite corrupción, sino sólo esfuerzo y fatiga en un trabajo efectivo que resuelve los problemas y que presenta cercana la bendición y la gloria del único Señor de los cielos, y para ello la austeridad, el sacrificio y el ir contracorriente  de una sociedad, la otra parte de Europa,  que puede incluso llegar a ser criticada como “grupo de haraganes” que esperan que le saquen de la crisis sin aceptar la austeridad de una ética rigurosa que conlleva recortes y decisiones de dureza y dolor.

Imagino que a nuestros políticos les puede venir bien mirar el proceso y el quehacer político de Merkel en lo que tiene de personalidad, criterios, coherencia, pasos, austeridad, organización, decisión, estar al tanto y tomar medidas concretas y directas que respondan a cuestiones económicas bases  que posibiliten el trabajo y la dignidad. Pero me pregunto  si en el espíritu de Merkel  está el cristianismo que estaba de fondo de aquellos (Schuman, Gasperi, Adenauer, Monet), que pensaron y soñaron una Europa  humana y social; una Europa de  mercado común, pero sobre todo de humanismo y justicia, que realmente  atienda a todas las personas de un  modo integral  respondiendo a  las necesidades materiales, culturales y espirituales. Es decir, me parece que Alemania puede y debe ser un ejemplo en racionalidad técnica e instrumental, con su base cristiana  de austeridad y exigencia, pero que no todo está ahí, que necesitamos también la corriente humanista, social, compasiva y de misericordia, que atiende la dignidad de lo humano, con un fundamento también cristiano para los que creemos, que supone una vida con valores integrales, en los que también atendemos a necesidades culturales y espirituales, que hacen de este mundo, no sólo un valle de prueba y  sufrimiento, en la austeridad y la exigencia, para lograr éxitos que nos hablan de que hemos sido elegidos para el Reino;  queremos ver este mundo también como el lugar de la comunión, del encuentro, de la cercanía, del cariño, de la solidaridad, de la preocupación por los otros, de la fraternidad lograda y gozada en la verdadera dignidad de lo humano, de la apuesta por la justicia mirando al mundo desde los débiles y los pobres.

Parece ser que a la mujer fuerte le cuesta besar en público y expresar sus emociones, pero nosotros eso también lo tenemos y a lo mejor se lo podemos dar. A ver si somos capaces de renovar una Europa con buena mezcla de sentimientos, y que si son los valores humanos y  cristianos los que estén en nuestros dirigentes políticos, se conjunten humana y divinamente: la ética de la racionalidad  instrumental con la ética de la justicia, acogida, la compasión y la misericordia. Porque así seguro que ganaríamos todos. Trabajo tenemos  para que los que son cristianos y católicos, en Europa y en España, descubran la dimensión sociopolítica de su fe y se dejen tocar por ese Evangelio humanista  y fraterno, que hace de la política el lugar más excelente para vivir la caridad auténtica la que promueve  la  justicia y la dignidad humana con radicalidad.

Es cierto que una vez más en la historia, aparece esta praxis, con la ejemplaridad de  Merkel  en este caso, encarnando la obra de Max Weber acerca de la ética y el espíritu del capitalismo, y nos surge la misma duda que la que produce la obra de su mentor acerca de  si es el capitalismo el que ha sido configurado por la ética calvinista o más bien  esta ética la que se ve reforzada por el capitalismo.  Y más, nos preguntamos si es realmente práctica esa ética de la racionalidad instrumental inspirada o a la larga produce unos desajustes humanos, y de justicia, que la pone  en cuestión, por favorecer una economía de posible éxito pero deshumanizada y desigualada fundamentada en razones de eficacia pero empobrecida en lo que se refiere a verdadera humanismo y auténtica salvación gratuita que es lo propio de los cristianos y del bien para los humanos en una economía que sabe de sentimientos sapienciales.  La inspiración de otros filósofos como Gabriel Marcel, E. Levinas, M. Buber,  en la riqueza de los otros  y en sus rostros como posibilidad de encuentro y de amor realizador suponen una visón  más alta y completa al aceptar  una trascendencia que eleva lo material  a lo humanizado en el espíritu  que supone  retos a más largo alcance pero con mucha más salud de fondo fraterno y universal.

Lo que nos estamos jugando en esta batalla, no es simplemente euro sí o euro no, sino una europa  con una  ética racional e instrumental  basada en el éxito del progreso,  u otra en la que el centro sea  la dignidad humana, la relación de proximidad y encuentro en la valoración de una justicia fraternal y posible, que adereza la eficacia  con la ternura y la mística. NO da igual qué espíritu esté de fondo  de esta necesaria transformación y reforma en la Europa actual, hay que ir al fondo de las convicciones y apostar por aquellas que nos permiten seguir gozando del valor real y profundo de cada persona, y de cada ciudadano, sin depender del lugar  y del  momento es que venga a la realidad y viva su  existencia.

 

4 Responses to “Ángela Merkel, su ética y el capitalismo”

  1. Aún no había nacido la U.E. y ni imaginábamos que habría una moneda única, pero estos últimos movimientos de la política y la economía europeas me hacen recordar las conversaciones en aquellas aulas recién unaguradas de San Atón. Alguien, entonces, planteó:
    -“¿No será la Europa de los mercaderes -y no quiero hacer ahora chiste con el apellido de la señora Ángela- la que está renaciendo?”

  2. He leído tus reflexiones y tienes gran parte de razón con la situación económica se pueden justificar acciones que van en contra de esa Europa más humana
    Espero que todo te vaya bien.

  3. Muy interesante lo que planteas en tu blog, Pepe…la nueva dama de hierro europea…aunque creo que Merkel es más moderada que Margaret Thatcher, aunque las dos estén en el centro-derecha…aunque según mi primo, alemán de nacimiento, dice que es una mujer con mucho peligro…donde en el trasfondo de todo busca un país competitivo en el sentido mal sano de la palabra, y que quiere que Alemania se convierta de nuevo en el EEUU europeo, con el peligro que ello tiene…no hay que olvidar la historia…

  4. Un buen artículo, Pepe. Sobre todo porque sin loas estúpidas al capitalismo centras la personalidad de una mujer educada en el rigorismo protestante sin elevarla a los altares (eso sí, destacando su militancia cristiana sin complejos). La austeridad de vida casada con la laboriosidad da mucho de sí cuando el ahorro que genera revierte en los más pobres. Espero que esta idea evangélica no falte en la mente de A. Merkel. “Una mujer hacendosa, ¿quién la hallará? … trae ganancias y no pérdidas … Abre sus manos al necesitado y extiende la mano al pobre” (Prov. 31,10.12.20); salvando el trasfondo machista del texto, es una pena que -¡cosas del canon!- no esté en la Biblia de Merkel, aunque seguro que su educación se define bien en él. ¡Feliz Navidad!