La cosa tiene “migas”

LOS CURAS DEL ARCIPRESTAZGO

Bueno, las migas son la excusa, la verdad es que anualmente nos reunimos el arciprestazgo de San Juan Bautista, los sacerdotes que formamos parte de él, para estar un día de fraternidad y de gozo con motivo de la Navidad. Pero como en esos días estamos todos muy liados, lo hacemos cuando corresponde la reunión mensual de Enero.

Ayer recibíamos un mensaje telefónico del Arcipreste  Mateo: “Sacerdotes católicos- precisa para afinar en tiempos de pluralidad y ecumenismo-  Amigos: os recuerdo que mañana, jueves, tenemos el encuentro arciprestal. Oración a las 12 en la capilla de la parroquia del Espíritu Santo. Desde allí, visita a las obras del templo, para después dirigirnos a un chalet en la carretera de la Corte, a donde nos conducirá Valeriano…para las  migas….”

Conforme a guión y orden del día establecido, a las doce estábamos en la capilla-cochera dejándonos llevar por la oración  que nos había preparado Juan Román, empeñado  en que  nos revistamos de esperanza para que nuestro ministerio se auténtico y dé al pueblo lo que más necesita ahora, razones para la esperanza. No deja de tener “migas” esto de esperanzar al clero para que seamos ministros de la esperanza en tiempos de crisis.

 Después Valeriano, haciendo de anfitrión gozoso, nos muestra la obra del nuevo templo de su parroquia, donde quedamos admirados por  lo avanzado del proyecto y sobre todo por detalles que nos parecen sugerentes y nuevos como la cruz que se alza  en el alero del templo y el resucitado tetradimensional que acoge en la puerta dando la buena noticia de la alegría, bajo el epígrafe titular grabado en el cemento de “Parroquia del Espíritu Santo”, y es que tiene “migas” este trabajo de coordinar y liderar un proyecto parroquial que nace desde cero en tiempos de secularidad e increencia.

La llegada al Chalet, nos recuerda que José de Arimatea sería de clase media y también tenía un huerto con roca, en el que seguro había olivos y por qué no podía haber alguna encina, alguna vez Jesús pudo comer allí con sus amigos algunas “migas”. Pero no podemos engañaros, es verdad que el plato excusa fueron unas migas de lujo con sus pimientos fritos de primera y los ajos de Aceuchal,  preparadas por una pareja de ámbito y recorrido mundial, con sus sardinas sin entierro- por eso estábamos allí-, pero el adorno, delicadeza de Don Mateo, que es experto en “pequeños detalles”, a través de sus feligreses cinco  bellotas, un lomo de abrir boca, con jamón del que quita el hipo, unas croquetas que no tienen competencia, las aceitunas del disimulo, el queso de la serena bien curado, y el vino a tono con la altura del clero y de los adornos un Protos delicioso. Todo esto lo indico porque “la verdad es la humildad”, no creáis que es para presumir  de nuestro nivel arciprestal, que también.

Pero lo que realmente tiene “migas” es el pan compartido entre los hermanos, que se sienten discípulos del  único maestro. Ha sido un día de gozo, de acogida muta, de risas y cantos, de chistes y dichos, de ánimo y descanso en medio de la labor. Sí esa cercanía, que hace que tú vengas al trabajo diario de nuevo  con un sentimiento de que esta iglesia en este momento tiene mucho que hacer  y dar y que el “Señor parece que se queda   al final con los débiles, pero no ha estado mal la elección por que nosotros aun en medio de la debilidad tenemos razones para la alegría y para la esperanza, sobre todo cuando nos juntamos como hermanos y somos capaces de sentir juntos y mirarnos con limpieza y con cariño, en el deseo de avanzar en la construcción del  reino que nuestras comunidades aman y que el mundo necesita.

Y todo ello, sabiendo que el reto es difícil, que se nos pide creatividad  en nuestra vida a veces ya cansada o rutinaria, pero  que no desistimos, que aunque nos reímos diciendo  que  nos han cambiado  “el paradigma” cuando ya teníamos el “paradigma arrugado y cambiado”- eso dice Manolo Santos-  sabemos que estamos llamados a ser prolongación del verbo encarnado en medio de la historia y que eso nos ilusiona y nos vamos a dejar hacer de nuevo como los odres del evangelio , para que el vino nuevo no nos rompa y se vierta inútilmente- aunque Demetrio con el apasionamiento de Belén derrumbó dos copas para la alegría- , porque ¿qué sería de una migas sin su buen vinito y sus “adornitos”?   ¡Qué pena que no estuviéramos todos, seguro que en la próxima hacemos pleno¡- especialmente los que están de baja  Juan María, Fermín  y Antonio- –

Abrazos fraternales  y que cundan las “migas” en la Iglesia y en el mundo para todos.

2 Responses to “La cosa tiene “migas””

  1. Yo fui uno de los que no asistió. La artritis es más que una excusa, es una astenia continuada, y en una semana como esta, un evento de tanta dicha es contraproducente. En verdad que os tuve presente todo el día, con un poquito de envidia (sana, si es que existe salud en el pecado). Y no por la comida, excelente según las diferentes noticias que me han llegado (D. Mateo y D. Valeriano son dignos herederos de Anfitrión), sino, sobre todo, por la sana (esta sí) convivencia, el ambiente de distendida fraternidad, el encuentro festivo sin asuntos sobre la mesa, por la presencia muda y elocuente del Espíritu festejando con los hermanos. El recuerdo de Cheles no hace sino subrayar esta impresión. Qué bueno vivir los hermanos juntos, qué bueno celebrar los hermanos juntos. Como Jesús en Betania, en casa de Mateo, en la de la suegra de Pedro… La unidad está ahí, no se nos olvide.

  2. Todo lo que sea compartir y celebrar no podemos dejarlo de hacer .