“operación”

Fragilidad, debilidad y cuidado

Ya estoy en el silencio de la noche, en el calor hogareño  de la mesa camilla que necesitamos los de pueblo para estar en nuestro verdadero habitat, y toca mirar el día de hoy y pensar en el de mañana.

En la agenda, tras el bisiesto veintinueve, pasamos sin más al uno de marzo, a estrenar mes. En el día  Jueves, sólo una palabra como centro que  quiere abarcar todo el día: OPERACIÓN.  Siento como extrañeza, pero no sé por qué, si esta tarde ya he estado preparándome para mañana.

Sí, mi madre que sin moverse, internamente va y viene continuamente y no se le escapan los detalles, me ha convencido para que saliera a por una zapatillas de estar en casa, un pijama  y un batín nuevo; no es que no tenga, pero como mañana me toca pasar por el quirófano y después habrá que estar en casa de convalecencia, ella entiende que tengo que estar presentable y que para eso lo mejor es estrenar algo acorde con el hoy que vivimos; nada, las cosas de las madres, y como a mí me cuesta tan poco trabajo le doy gusto y así de paso me veo más guapo, que nunca viene mal.

Sí, recuerdo que mañana toca “operación”. Y al hilo de  la palabra comienzo a pensar que   a las ocho iré a admisión me adjudicarán la habitación y la cama y entraré en esa ciudad de lo diario que  es el hospital regional Infanta Cristina, donde hay cientos y cientos de enfermos, y de trabajadores en todos los niveles. Cuando llegue a mi cama, me tocará hacer ese ejercicio de despojamiento que te uniforma con el pijama propio del centro y que te identifica como enfermo usuario. Y el pijama me sirve como símbolo  de lo que voy a vivir, y que es lo que todos los día viven mis prójimos en esa ciudad de la enfermedad y la curación:

 La fragilidad:

La condición humana es frágil, es criatura  y puede romperse.  LLevo años viviendo con la hipertensión, el colesterol y la verdad, con la buena medicina  ha estado controlados y no han impedido nada de lo que quería hacer; pero ahora hace unos meses, lo que parecía una hernia de hiato se ha manifestado con dolores fuertes en el pecho, y al estudiarlo y ver causas, la ecografía abdominal ha dado cuenta de una vesícula habitada por un cálculo de singular tamaño que requiere  ser extraído, algo muy común y diario en ese hábitat que no llama la atención. Pero para mí es suficiente para entrar en ese mundo desde donde se manifiesta la fragilidad de lo humano, y en ese sentido la necesidad de un fundamento  en el que asentarse, tanto a nivel social, como familiar, o personal. Mañana le pijama común y anónimo, me ayudará  a sentirme lo que soy  común y anónimo en la fragilidad. Buena cosa para que se nos bajen los humos y se nos suba lo humano; recuerdo que  el arzobispo  emérito de Badajoz, estando  en activo, tuvo que intervenirse de hernias inguinales, y pidió hacerlo  en este mismo hospital, en la habitación que  le correspondió y con el compañero que habitaba la cama de al lado; recuerdo el escrito entrañable que hizo de su estar y compartir con aquel ciudadano de un pueblo extremeño, en concreto de Zahinos. Y es que este pijama es señal de fragilidad, y en ella se convierte en el símbolo de la igualdad,  una vez que nos desnudamos y entramos en esa ropa común y anónima entramos en el misterio de la grandeza de lo humano, que está en su interioridad siempre envuelta en fragilidad, por mucho que queramos revestirla de saberes y poderes humanos.

La debilidad:

tras ponerme el pijama aguardaré, a que el celador  de turno venga  y diga mi nombre en alto para llevarme en “mi” cama a la planta del quirófano correspondiente, donde me recibirá el anestesista, y  tras dormirme, quedaré en las manos de los que saben y de los que me fío totalmente para que me sanen. Me lleva allí mi debilidad, sí ese punto, donde tú más que hacer necesitas que te hagan; eso que tanto nos cuesta en la vida, sentir la necesidad de los otros.  Allí todos débiles, los que pasan, y todos lo hemos experimentado, por los hospitales y las enfermedades sienten cómo se ejerce la solidaridad en la debilidad. La debilidad nos hace más hermanos, y desde ella más compasivos y tiernos.  La casa de la debilidad, es  lugar para fortalecerse, para mirar la vida desde otra orilla, la necesidad. Te quedas sin nada, hasta en un sueño que tú no programas,  y lo necesitas todo y dependes en todo, sólo vives en la confianza de los que te tienen en sus manos, y en la esperanza de que van a hacer lo mejor por ti.

El cuidado:

Sí, esta tarde tras las compras pertinentes, me he ido a la Parroquia, para celebrar la eucaristía con Paco, el compañero, y los que acuden a diario. Allí estaban pidiendo por mí. En la acción de gracias he compartido lo que sentía en ese momento y desde donde estaba celebrando la eucaristía y  comulgando:

“Estáis pidiendo por mí, para que mañana salgan bien las cosas; está bien, tenemos que pedirle al Padre que le dé un buen día a mi cirujano…. pero en este momento quiero  agradecer a Dios  todo lo que ha pasado desde que  comencé a sentir las molestias, especialmente las personas que han intervenido: la  médico de cabecera,  el enfermero que me hizo el primer electro,  la farmacia y los empleados que me dieron los fármacos, el envío  y petición de ecografía en la que detectaron el calculo biliar, los que realizaron los análisis, el cirujano que decide intervenirme,  el anestesista que me revisó y preparó, las radiografías….. y todos los que están alrededor mis hermanos, más familiares, amigos… son tantos los que están dispuestos a darme sus cuidados que no puedo menos que agradecer al Padre:  el regalo de la seguridad social, que aunque pueda tener fallos, es la  salud de todos, incluidos los más pobres en condición de igualdad, sí el regalo de una sanidad pública de primer orden, y pido a Dios que ojalá llegue a universalizarse para que toda persona humana por el hecho de nacer  pueda tener derecho  a lo que yo he tenido.

Y doy gracias también, porque ahora mismo en el silencio y en la soledad, me siento acompañado y querido por tantos que están dispuestos a ser cuidadores de mi fragilidad y de mi debilidad.  Me alegra que mañana voy a estar en manos de gente conocida y querida, como  Jesús Salas  y junto a él muchos otros; me siento un privilegiado  por el Padre, porque hasta en lo que pudiera tener algo de desagradable, que seguro que no, estoy tan rodeado de lo agradable y de lo bueno, que merece la pena.

Sí, duermo confiado y agradecido, porque en esta pequeña experiencia de enfermedad trivial y ordinaria para lo que es un hospital,  yo he sentido y he visto en múltiples lugares, acontecimientos, y personas, los dedos y las manos de Dios que fortalecen,  sirven, cuidan,  protegen, sanan, animan y acompañan; sí, gracias porque todos estos dedos, estas manos, están movidas por ese corazón de Dios que tiene una preferencia especial por los frágiles y los débiles, y que le gusta tener como oficio ser el cuidador de los que necesitan cuidados.

Espero, y quiero prometer, ser un buen enfermo, llevar con dignidad ese pijama,  aceptando la fragilidad que nos hace iguales, la debilidad que nos hace necesitados, y el cuidado que nos hace sentirnos queridos en las manos de los demás.  Que así sea… y que al cirujano el Señor le dé un buen día para se merezca orejas y rabo por la buena faena…aunque a ser posible, que no sean las mias, y   que a mi me devuelvan a los rediles por mi buen comportamiento  de enfermo.  Ah¡ además sé que muchos estáis pendientes hasta por este medio, que ya va teniendo bastante de familia. Gracias  y ya sabéis mañana a las ocho el pijama de lo frágil, de lo débil, pero también del cuidado amoroso y gratuito¡¡¡

16 Responses to ““operación””

  1. Ánimo Pepe, aunque sea un procedimiento no muy complicado y común, estas cosas siempre dan respeto y nos recuerdan lo frágiles que somos.

    Muchos besos y abrazos, que salga todo bien, ya nos contarás!!

  2. Hermano, que no sea nada. Un abrazo.

  3. Pepe, que todo vaya bien y vuelvas pronto a ese calor hogareño de la mesa camilla. Un abrazo.

  4. Hola Pepe, buenas noches. No se si leerás este comentario porque ya es muy tarde y mañanas debes madrugar para ponerte el pijama, ja, ja, es curioso madrugar para ponerse un pijama… Bueno bromas aparte, estoy segura de que todo saldrá bien porque estarás en muy buenas manos: las del Padre por supuesto, las del cirujano, el anestesista, los enfermeros, los celadores, y también en muy buenas “mentes”, es decir, en la cabeza de los amigos que te queremos y con la oración cuidaremos de ti, y pediremos al Señor, que te cuide y que puedas estar entre nosotros de nuevo, muy pronto. Además tienes que ponerte bueno para aplaudirme el día del maratón, aunque vaya de las últimas, ja..ja..!

    Mil besos.

    P.D.: recuerda que “aunque vayamos por cañadas oscuras, nada hay que temer…”

  5. Mucho ánimo Pepe!!!

  6. Mucho ánimo, Pepe, que te queremos ver bien. Un abrazo muy fuerte.

  7. Pepe lindo, te hemos acompañado desde nuestro silencio. Un abrazo y recuperate pronto.

  8. Acabo de llegar del Infanta, donde en la “Sala” de distinguidos te he visitado durante unos minutos; molestias habituales bajos los buenos cuidados-con indepedencia de los hospitalarios- de tu hermano y cuñada; Al llegar a casa Maricarmen me ha dicho lee lo que ha escrito Pepe que lo hace muy bien; y así es ciertamente, en la ante “Sala” de dolor describes maravillosamente lo que es ponerse ese pijama que tan común nos hace, algo que descubrí hace mucho,mucho tiempo-sí ya se que tu no lo has descubierto ahora-.Bueno en nombre de la familia una pronta recuperación, cuando estés en la “Sala” de tu casita rodeado de los tuyos-entre los que nos contamos-especialmente de esa Madre tan retratada te vistaremos cuando nos des cita.

  9. ¡¡Mucho ánimo Pepe guapo!! Palabras grandes y bonitas para una operación tan chiquinina. Ya verás como en unos días estamos de puente a puente liberándonos de unos kilitos.
    Un abrazo muy gordo de Pablo y mios.

  10. Gracias Pepe por compartir tu divina fragilidad

  11. A todos los que seguís habitualmente el blog de Pepe Losada, tito Pepe para mi, comunicaros que la operación ha salido estupendamente y se recupera conforme lo previsto. Le hubiera encantado actualizar su blog él mismo y en breve lo hará. Un saludo de su parte y gracias por vuestros apoyos.

  12. Ánimo Pepe.Ten valor para afrontar esta operación.Espero que te recuperes y sigas con nosotros.Tu familia,tus amigos y la JEC estamos contigo y esperándote.
    Cuando te operen recuerda el pasaje evángelico que me recomendaste leer cuando me agobiaba:el que trata del cuidado de Dios hacia todos y cada uno de nosotros.Ese pasaje me ha ayudado a empezar a tener más confianza en la Divina Providencia y algo en mí mismo.
    Por eso quiero que te recuperes de esa operación porque sigo necesitando tu afecto y tus sabios consejos para seguir el día a día,amando y siguiendo a Dios y a Cristo nuestro Señor.

  13. La verdad es que levantarse para ponerse otravez el pijama como que no…
    ánimo jomío que todavía hay mucho que hacer entre el clero, y si no quien le va a poner las banderillas “al toro”.
    Me quedo con estas palabras:
    “Somos en última instancia.
    el Reino que nos es dado
    y que hacemos cada día
    y hacia el que, anhelantes, vamos.
    Pedro Casaldáliga.
    Feliz y pronta recuperación. Y me tendré que comprar un pijama que yo no tengo de esas cosas y cualquier día me toca a mi.

  14. De fimosis fue la operación?

  15. Ya en casita y curado… viva la seguridad social de ESpaña.

  16. Me alegra, Pepe, que la operación haya ido bien. Ahora vas a tener más tiempo para reflexionar y escribir, con lo cual muchos nos vamos a beneficiar. ¡Bendito cálculo!