Las riquezas de la Iglesia…

Después de una mañana de trabajo, en la que he acabado hablando de las causas y consecuencias de la brecha norte-sur con los alumnos de económicas, me acurruco en el brasero y en la camilla y abro el facebook encontrando esta entrada de Pepe Hermoso que no tiene desperdicio y que me consuela, por eso os la sirvo:
LA IGLESIA Y SUS RIQUEZAS
El chaval me lo soltó con la desenvoltura y la candidez de sus 7 años: “pues el novio de mi madre dice que él no cree en estas cosas de los curas, que la Iglesia tiene muchas riquezas cuando hay quien se muere de hambre en el mundo”. Y a mí el recuerdo de esta confidencia infantil me vino de pronto precisamente allí, en la reunión del pasado sábado con los voluntarios de Cáritas, mientras les escuchaba conversar sobre sus experiencias, sus gozos y sus retos ante la situación de crisis actual en los comedores sociales, en residencias de ancianos, en barriadas sacudidas por el paro y las hipotecas, en el difícil y no siempre comprendido acompañamiento a los inmigrantes en el mundo rural y en la reinserción de los transeúntes. Sí, concedí para mi interior, la Iglesia tiene muchas riquezas, grandes tesoros artísticos y económicos, pero las más fantásticas joyas y piedras preciosas no están en los sótanos cerrados del Vaticano, donde la polilla y la herrumbre las corroen y los ladrones abren boquetes y roban, sino en el oro macizo de la entrega de estas gentes que canalizan, sin paternalismos ni protagonismos, la fenomenal corriente de solidaridad que la cruda situación actual está generando en nuestra sociedad. Delante de mí tenía diamantes como Julia, con sus achaques de la edad pero con más energía que un desatado huracán del Caribe, que sabe muchísimo de penalidades y atención a familias de jóvenes matrimonios en paro y con hipotecas impagables; a Vicente, ese jubilado que emplea su tiempo en acompaña a transeúntes en reinserción en sus paseos y salidas a la ciudad y para el que su mayor alegría es darles la oportunidad de hablar de “sus cosas y sus vidas”; a Ernestina, religiosa que da la cara y la vida por la promoción y la integración de los emigrantes marroquíes en un pueblo donde no “son racistas” pero tampoco los moros caen lo que se dice demasiado bien; a las encargadas de comedores sociales, para quienes lo importante no es dar de comer a los que asisten, sino tratarles con cariño, que encuentren acogida y dignidad.
A ellos y a todos los demás que estaban en la sala los escuchaba deslumbrado como Indiana Jones ante el tesoro de la cámara del faraón. En este caso, me dije, las riquezas de la Iglesia sí están bien empleadas al servicio de sus legítimos dueños, los pobres. Y pensé y deseé que las otras riquezas, aquellas de las que me hablaba la inocente sinceridad del niño y que forman parte, a lo visto, de un invendible e irrenunciable patrimonio cultural, religioso y espiritual, no se saquen al escaparate tan frecuente e inmodestamente en ceremonias de ostentación y exceso que resultan incomprensibles, en esa sociedad de la imagen, desde el Evangelio y casan mal con la sensibilidad de los tiempos… Ya se nos avisó sobre la hipocresía y la vanidad de alargar las filactelias y ensanchar las franjas del manto para ser vistos… Así que habrá que tener cuidado con la actual afición de nuestros encargados de protocolo por estirar los picos de las mitras y lucir oropeles y ropajes de un añejo barroco, aunque solo sea para no escandalizar al personal, a cuya fe, está claro, les causan más estragos estas cosas que las sutiles teorías del teólogo Torres Queiruga.

One Response to “Las riquezas de la Iglesia…”

  1. Me ha gustado muchísimo esta reflexión de Pepe Hermoso sobre las riquezas de la Iglesia Católica.Ahora sé que las riquezas que conserva la Iglesia no son en realidad las joyas y tesoros valiosos materiales guardados en los sótanos y rincones del Vaticano sino que lo son los Evangelios y las enseñanzas de Jesucristo,el Magisterio y la Tradición de la Iglesia,los escvritos de los Padres de la Iglesia,Doctores de la Iglesia y Papas,el ejemplo de los santos entre otras cosas.
    Para mí el mayor tesoro de un cristiano es el amor a Dios y al prójimo que nos ha enseñado Cristo a través de los Evangelios.Las gentes que consagran o dedican toda o parte de su vida a los más necesitados como curas,monjas y voluntarios laicos somos el gran tesoro de la Iglesia.
    Gracias por este artículo,Pepito.