AHORA ES OTOÑO…

Estamos en tiempo de siembra…

Recuerdo que Olegario González de Cardedal, hablando del tiempo actual de un modo teológico, nos decía que nos ha toca vivir en  tempo de Otoño, el tiempo de la siembra, y tiene su belleza propia, tanta como el tiempo de la cosecha.

Ayer cuando venía de la universidad a las ocho de la tarde, cuando caía el día, pensaba en todo lo que traigo entre manos en los últimos días y en los próximos: proceso de finalistas en Salamanca, mesa redonda en la universidad, ahora el GID de  profesores de la Universidad  sobre competencias éticas en el aula, la convocatoria de una conferencia acerca de la “reconciliación” en el tema del terrorismo… y todo ello mezclado con clases, encuestas de trabajo de campo para una posible tesis sobre la motivación de los universitarios enlazado con la pastoral universitaria a la que me dedico, y preparación de celebraciones bautismales y matrimoniales para estos días, con personas que tienen  que ver con la universidad, hasta un viaje a Madrid para ser padrino en una confirmación de una universitaria querida, las reuniones skipe y presenciales con el equipo  permanente en Madrid, los grupos de PX…..y en medio de todo esto la necesidad de la luz para interpretarlo y leerlo creyentemente, para no perder la calma, ni el calor del evangelio, y para hacerlo según Dios. Con estos pensamientos andaba cuando  al desviarme para salir del campus me acogió la puesta de sol  esplendorosa que el Señor nos regala en esta ciudad constantemente y más en estos tiempos de primavera. No pude menos de pararme y dejarme acoger por este hecho admirable y cotidiano de un sol que se entrega vencido  después de alumbrar todo un día para irse a otro lugar y hacer el mismo oficio  para seguir dando vida, su colorido y su dulzura de lo sencillo  y entregado en proceso paciente y amable, me servía para adentrarme en mi propio quehacer, en ese momento en que me dirigía a casa para encontrarme con el oficio de cuidar a mi madre y compartir con ella la noche y la paz del silencio que nos repara y nos repone en el sueño.

Me bajé del coche y me puse a caminar por el camino, aprovechando que tenía la cámara de fotos  hice lo propio para dar testimonio y compartirlo con vosotros tomando algunas  vistas. Al lado del camino  un campo labrado  y sembrado de avena, que estaba verde y remecida, aunque las lluvias han sido pocas este año, y sobre todo estaban encendidas con el brillo de ese sol rojizo  que las hacía adorables. Allí se veían los granos  llenos de vida y deseando entregarse, y no pude menos de pensar en todo el proceso, en el labrador que abrió el surco con los arados, que tiró la semilla, y cubrió la tierra, que se puso a esperar desde dentro cuidando su campo y desde fuera esperando y confiando en el sol y la lluvia, y sólo ahora como un misterio recorrería gozoso  lo que yo hoy contemplaba y admiraba, dando gracias porque lo que sembró y lo que esperó está llegando a su momento de cosecha. Y desde ahí, pensará que todo ha merecido la pena.
Recordé que el otro día los empresarios les decían a los alumnos de económicas que es fundamental en este tiempo de crisis: que no tengan miedo, o sea que sean arriesgado que abran surcos en la estepa de esta vida y de este momento;  que sean generosos, que el miedo  no les impida, echar simiente auténtica y de la mejor en esos surcos, haciéndolo de modo gratuito y esperanzado, sin seguridad matemática, sino con corazón entregado a fondo perdido, y que la echen en todos los sitios y en todos los momentos porque a veces la belleza está más allá de lo reglado y proyectado, en lo pequeño y en lo alternativo; y que fueran creativos, buscando modos nuevos y de frontera, avanzando en el cuidado y en  la laboriosidad para que el fruto pueda ser posible y mejor, no sólo para nosotros sino para  que pueda llegar a otros que vivirán de lo que nosotros arriesgamos aunque  nosotros no lo veamos.

Y este pensar y vivir me da una paz y un consuelo que hace que mire fijamente a ese sol que se entrega y a esta avena que madura para el ya de una cosecha alegre, y me identifico con ellos, y entro en todo lo que hemos hecho y lo que toca hacer en esta próxima semana, y gozo con ello, pensando que estoy en tiempo de siembra, y que este modo de hacer es el propio de los que no tienen  miedo , de los que quieren ser generosos, y  buscan ser creativos. Y le doy gracias al Padre, por hacerme entender aquello que decía Olegario, que estamos en tiempo de otoño, de siembra, y que quién había dicho que en esto no había belleza y gozo. Gracias Padre por ayudarme a entender desde la vida este misterio de la siembra. Me enamora lo que hago, y siento el deseo de sembrar y sembrarme en este campo, con esta semilla y con esta gente, y sobre todo sabiendo que estoy colaborando con este Padre de la vida que confianza y sin miedo, siembra generosamente y nos lanza a la creatividad de una evangelización que quiere ser nueva y encarnada en este momento apasionado de la historia que nos ha toca vivir, que sabe a otoño  esperanzado.

3 Responses to “AHORA ES OTOÑO…”

  1. Ahi está…la belleza que habita en la lucha por la justicia.

  2. He encontrado una de esas frases que parecen mal expresadas pero cuya misión es hacernos pensar, así que la dejo aquí para dar vía libre a la imaginación de quien la lea; “Somos poco felices con lo mucho que tenemos, y vivimos muy tristes por lo poquito que nos hace falta”

  3. Jesús confía en nosotros.
    Y nos considera capaces de hacer realidad
    las actitudes que nos presenta.
    Jesús nos dice desde el monte:
    “Hay en ti más posibilidades de las que piensas.
    En el fondo de tu alma sabes muy bien
    que a tu deseo más profundo
    corresponde ser pobre de espíritu,
    ser libre de toda dependencia,
    ser manso y justo, misericordioso, limpio y puro,
    trabajar por la paz y ser fiel a tu vida recta,
    aunque seas perseguido.
    Si permaneces en la quietud y penetras en tu interior,
    te percatarás perfectamente
    de que tu verdadera felicidad consiste
    en llegar a ser persona según la imagen de Dios,
    en realizar en ti lo que Dios te ha regalado”.
    Jesús nos considera capaces de seguir nuestro deseo
    de una vida en plenitud y de poner en practica cada vez más
    las actitudes que suscita en nosotros a través de sus palabras.
    Anselm Grün