Junio, tiempo de cosecha
LA COSECHA EN LA ERA…
Finalizando Mayo… que por Mayo era por Mayo, cuando hace el calor, cuando los trigos encañan y están los campos en flor… y yo, pensando en el encuentro de profesionales cristianos en Madrid, y aquí en la facultad con la mesa llena de las plantillas marcadas por la conciencia y la reflexión de más de mil estudiantes representativos del alumnado de todos los centros y distritos de la universidad de Extremadura. Me saben a cosecha, y me huelen a la era de mi pueblo, cuando siendo yo pequeño, veía traer los haces de espigas de los trigales, que una máquina cosechadora de las primeras había segado, recogido y atado; recuerdo cómo caían los haces de los carros, tirados por las mulas, sobre el terreno preparado junto al cortijo, y rotas las cuerdas que les aunaban se desparramaban las espigas doradas esperando el trillo que, con sus dientes acerados y afilados para el caso, separaba para luego cribar y discernir el trigo de la paja. Aquí están y delante de ellas, colocadas como si fueran haces por centros y cursos, mirando al Padre observo el tiempo que ha pasado desde que entré en la universidad hace ya más de quince años, cuando era un sueño el camino que me ha llevado a poder plantear todas las cuestiones de la encuesta, y las posibles respuestas a las mismas; un saber y un sentir que han venido del camino y del acompañamiento mutuo dentro de esta comunidad universitaria y en la eclesial.
Ahora siento que me toca trillarlas, y discernirlas con la horca y el viento, que espero que sea favorable y haga más fácil la tarea, para que el grano quede limpio , claro y seco, para después llevarlo al molino, y hecho harina, en las manos del panadero sea amasado con buena levadura, para que cocido al calor del tronco de la encina en el horno encendido, se convierta en caliente y tierno pan para el pueblo, que dé vida y esperanza, marcando caminos de justicia y de verdad. Sí, deseo y añoro ese olor a pan cocido y recién sacado del horno caliente, el olor de lo humano y de lo auténtico; espero amasar bien todos los datos de vida, que contienen todos los cuadros marcados a manos de nuestros jóvenes universitarios extremeños; quiero hacerlo con las ciencias y los saberes que lo posibilitan y los instrumentos que nos favorecen en la universidad, junto a todos los compañeros de buena voluntad que están queriendo ayudarme, y a los maestros que van a enseñarme lo profundo y arduo de la verdadera investigación en este trabajo sobre la motivación y las actitudes éticas de nuestros estudiantes.
El deseo final será iluminar nuestro presente y el quehacer de hoy, pero sobre todo con las ganas de poder abrir caminos de ánimo y mejora en la docencia y en la investigación para hacer que el bien interno de la universidad se haga más fuerte y real: el crecimiento integral de los alumnos, el progreso humano, y la conquista de un mundo más justo y mejor para todos, porque es posible.
Y como podéis comprender, de fondo la parábola del buen sembrador, la del discernimiento del trigo y la cizaña, y la fundamental, que es la que más cuesta aprender: “Que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, no puede dar fruto”… y bueno, en eso andamos a ver si lo conseguimos cuento con vuestro apoyo y vuestro ánimo.
Estoy seguro que, con ese buen agricultor y esas maravillosas semillas que con tu buen hacer has ido sembrando a lo largo del tiempo, obtendrás un masa en perfecto estado cocción para elaborar un fantástico pan!! Mucho ánimo y enhorabuena por el trabajo, seguro que salen cosas estupendas!!