EL PARAÍSO Y LA AUSENCIA…

¿No hay dicha completa…?

Hacía más de un lustro que no pasaba tantos días seguidos en la playa, y este año ha sido un lujazo  que tengo que agradecer a muchas personas, desde los más cercanos de la familia y amigos, hasta aquellos que al recibir una llamada de teléfono han estado muy disponibles para celebrar la eucaristía en la parroquia  y me han permitido alargar mi descanso en la playa gaditana.
El lugar ha sido todo un descubrimiento, se trata de una casa de oración que está junto al Santuario de Regla, en la boca de la playa. Aquí se encuentran en verano gente muy singular: sacerdotes beneméritos de diócesis distintas, religiosas de congregaciones variadas, personas familiares de franciscanos y sacerdotes, y otros que han descubierto este tesoro  de casa tranquila, cama buena, comida excelente, trato cercano y hogareños, y  lo fundamental un ambiente familiar, donde se cumple a las mil maravillas  el mandato  dulce y cariñoso de “venid conmigo a un sitio tranquilo a descansar…”

Yo venía de la vorágine de todo el curso – en los últimos tiempos con eccemas del estrés- y no pensaba en este descanso, pero ha sido un bálsamo gozoso, día a día he ido sintiendo la calma sanante, reparadora y restauradora del cuerpo y del espíritu; de todo ello he ido dando cuenta en el facebook a través del celular en pequeñas fotos y reflexiones al  hilo de los días y de los detalles. Esto no lo hacía desde hace varios años, cuando mi madre se encontraba bien y juntos íbamos a algún lugar donde yo ocupaba funciones ministeriales sacramentales y nos favorecían  una casita en la playa  para disfrutar juntos, y allí llegaban familiares, amigos entrañables, todo un lujo… Este año estoy yo solo en esta comunidad de Nazaret  del descanso en  Chipiona. La situación me ha hecho especialmente sensible con aquellos datos que me ponían a punto en el afecto y el recuerdo de lo vivido y de lo que traigo entre manos: Chiqui ( María José) y su madre, una sevillana de pro, que se sentía mimada y querida con un lujo extraordinario por  esta hija bendita que trabaja en la casa provincial en Chamartín (Madrid) y que se coordina con Luis Y Javier para que la mamá esté bien atendida y rodeada; Rosa María Perdigón que atiende a su madre y a su tía Isidra (en silla de ruedas) y que dice que su sobrina es la mejor de todo el mundo; Señoras de la edad de mi madre que pertenecen a Ekumene y que vienen con sus consiliarios a gozar de la paz del espíritu, con la formación, oración y  celebración cuidada y del bronceado de sus cuerpos con sobriedad y delicadeza; la madre del Hermano Franciscano- director de la casa-  que pasa tiempo con su hijo y celebra su santo con ramo de flores de lujo; los matrimonios ya dorados en sus cincuenta años cumplidos o a punto de cumplirlos… Y yo disfruto de todos estos detalles, pero lo hago desde el sabor agridulce de la ausencia de mi madre…

Sí, no puedo olvidar cuando a sus setenta y tantos años se compró con ilusión su primer bañador, muy elegante, de color negro discreto , y de calidad para acompañarme, y ver por primera vez el mar, que sólo había visto en la tele; de su alegría al entrar sus pies en el agua, y poco a poco su cuerpo, un cuerpo hecho y entregado, a la vez que gastado por y para todos nosotros, los hijos, los nietos… los que les acompañábamos. Cómo disfrutaba cuando llegaba alguien amigo y juntos íbamos al mar y la llevaban con cuidado para que no hicieran violencia las olas a esta mujer tan buena… de todos se acuerda y a todos ama. Y en los últimos años…  con su gorrito azul – mis sobrinos le  decían por la forma del gorro la “tortuguita”- en su silla, colocada donde las olas  llegan, saludan, acarician y se van en silencio; allí ella las recibía callada, contemplativa, a la vez que gozosa del disfrute de aquel frescor y aquella ternura. La gente se acercaba al verla allí sentada tiempo y tiempo, como si estuviera abandonada, y ella explicaba que le gustaba y que tenía hijos que estaban pendiente de ella en la distancia…
Hoy no puedo menos que mirar la silla vacía puesta al borde de las olas… y respirar profundo sabiendo que no está, y que yo estoy rodeado de cariño y  ambiente familiar en esta casa de oración, pero me falta ella. Y me lleno de fuerzas- eso explica estar aquí en su ausencia-  para seguirla queriendo y cuidando  al máximo, y pido a Dios que me la siga regalando, así como está, porque ella dice, que estando con nosotros como está, no le importa vivir “unos añitos más”… Dios mío  sigue siendo generoso con nosotros y continua con tus caricias sobre ella, aunque ya no lo hagas con la brisa y el oleaje cariñoso del mar… y como dice ella, al comentar el telediario que la edad media de los españoles es de ochenta años – ella cumplirá el 21 de Agosto  ochenta y seis – , que Dios le siga dando “LA PROPINA”  a ella, y a nosotros el tesoro de tenerla y mimarla como la mejor joya que ahora se nos da en debilidad, para que la cuidemos como la más pura ofrenda que podemos presentar al Padre en Jesucristo.

8 Responses to “EL PARAÍSO Y LA AUSENCIA…”

  1. Jo Pepe¡¡¡¡¡¡, que soy madre y además llorona. Preciosas palabras que algún día desearía dijeran por mí….

  2. Sabemos lo que te gusta la playa. Así que provecha y apura. Disfruta y relaja… Un abrazo

  3. Me alegra muchísimo que estés teniendo un buen descanso en Chipiona.Te lo mereces después de estar mucho tiempo ayudándonos y guiándonos por los caminos de Dios y en el seguimiento de Cristo. Hoy mismo me voy a pasar unos días en Cádiz,cuna del constitucionalismo español,con mis tíos.
    Me siento muy ilusionado por ir a Cádiz porque hay sitios que me gustaría ver y visitar como el monumento a la Constitución de 1812,la 1ª constitución española, o conocer el pasado de esta ciudad.Cádiz es la ciudad más antigua del Mediteráneo Occidental pues fue fundada por los fenicios aproximadamente en el año 1104 A.C.
    Te deseo un buen y merecido descanso.Un abrazo.

  4. Soy desconocido para ti.Te siento cercano,amable, con una gran ternura y muy feliz.Tus palabras sosiegan.
    Yo estoy con mi esposa en la CUN de Pamplona con una infección grave- una de tantas-.Hace 30 años que padece EM.Pero estoy contento porque la vamos sacando adelante.Hoy cantábamos en Misa: ” Gustad y ved qué bueno es el Señor….”.Pues sí,,en lo bueno en la adversidad.

  5. Sí hay una felicidad completa: la del sentido, lo gratuito y lo fecundo. De eso tu madre, como todas las madres, saben mucho. Yo quiero descubrir y hacer vivir esas claves en lo natural y cotidiano de las cosas que nos pasan. Y agradecer en silencio, consciente de que hay tanta vida…

  6. Me gusta la forma con que has descrito el sentimiento de ternura en la debilidad de la carne y, sobre todo, con ese cariño tan profundo que se siente hacia una madre.

  7. Pepe,las palabras dedicadas a tu madre realmente me han emocionado.Gracias por tu sensibilidad y tu generosidad al compartirla con nosotros. Un enorme beso.

  8. Que sentimientos mas bonito, precioso de verdad, gracias por compartir todo, Dios le bendiga, se lo digo siempre porque se lo deseo de corazón, que orgullo para su madre, Dios se la tendrá para su goce mucho mas tiempo.