“Entrada triunfal…asunción”

UNA SALIDA TRIUNFAL

(en la fiesta de la Asunción)

En medio de Agosto, como señalando el ecuador del descanso vacacional  y  festivo, aparece la solemnidad religiosa y entrañable de la Asunción de la Virgen María. Una de las ocasiones que la liturgia nos presta para poder celebrar y predicar del tema escatológico, de la esperanza cristiana.  Pero siempre surge la inquietud de cómo decir y hablar de lo absoluto, de la  plenitud y glorificación de lo humano en lo divino, y hacerlo de un modo cuerdo y cercano. No hay nada que necesitemos más que este discurso vital, de resurrección universal, de vida eterna, de nueva creación, pero nada se hace más difícil que decir y cifrar lo indecible y lo indescifrable.

La figura de María se nos hace clave cercana para adentrarnos  y decir, por analogía afirmativa, lo que necesitamos y soñamos. ¿Qué necesitamos?  Ayer se me hizo palpable la necesidad. Había terminado la Eucaristía en la Parroquia del Perpetuo Socorro por la tarde- ya había predicado en dos celebraciones anteriores- , en la homilía seguí el hilo común de una verdad fundamental: María que compartió vida y sentimientos con Cristo, en su nacimiento, en su vida oculta, en su caminar público, en su muerte en el calvario, también  ha compartido su plenitud y su gloria. Y una invitación sencilla,  a desear compartir camino y sentimientos con Cristo, para vivir eternamente con él, y así responder a la sed más profunda de nuestra vida que es la de la gloria y la vida divina; sí, ese deseo divino que no es la raíz del pecado- eso es su perversión-, sino la vocación a la que hemos sido llamados a ser como Dios, a ser divinos. Cuando ya estábamos recogiendo y saludando a la gente, tras la celebración, se acercó una sencilla mujer acompañada por su hija joven,  Teo – la madre de Alberto- se dirigió  a mí con mucho cariño, me besó  y me agradeció lo que había escrito cuando su hijo se debatía con la muerte, acerca de la oración de petición, y el post  cuando murió hablando de la resurrección.

En ella descubría ayer  el rostro de María, la madre de Jesús, con paz y serenidad, en el dolor más profundo, acompañada por las lágrimas casi anónimas de su hija, la hermana de Alberto; pero sobre todo con una sed insaciable de resurrección y gloria para su hijo, en un mar de preguntas, de dudas, de contradicciones, pero apostando y queriendo – necesitando profundamente-  fiarse del Padre, en Jesucristo, y sintiendo que ahora  cabe la comunicación viva  y amorosa con el hijo en el Espíritu de la vida eterna, de la resurrección  y de la gloria. Al hilo de la homilía, me recordaba como su hijo Alberto  al entrar en el hospital, llevando  unos días para ser tratado de un gastroenteritis aguda, al enterarse de que estaba afectado de una neumonía, comentó el fastidio de tener que estar algunos días más en el hospital, pero enseguida expresó con convencimiento profundo: “ Pero tendré una salida triunfal”. La madre me afirmaba que sí había tenido una salida triunfal, al menos de este mundo; se han visto sobrepasados de amor, compasión, solidaridad, signos de cariños, valoración de Alberto, hasta videos que se pueden contemplar en Youtube hablando de su vida y su recuerdo(http://www.youtube.com/watch?v=8nFYkR7P9Ks).

Pero la madre, quiere sentir, que a esa salida humana de triunfo, en el corazón de los que los conocen, le corresponde una entrada triunfal en la vida eterna, en el corazón de Cristo resucitado, que estalla con toda la creación el amor del Padre divino, en la realidad del Espíritu que no puede permitir que el amor auténtico muera, y aquí alrededor de Alberto –de los demás para él y de él para los demás- había montones de ese amor.

Sí, ella como María de Nazaret, necesita sentir que su hijo ha resucitado, y desea también- como ella y según celebramos en la fiesta de la Asunción-, resucitar gloriosa con él. Y no hay duda que así será, Teo será asunta al cielo, con su hijo Alberto, en la asunción de María, por Cristo en el Padre, desde el Espíritu; y lo que fue celebración en las fiestas de su pueblo, Zarza Capilla, muchos años  ahora es realidad en el Cielo, sólo que Alberto se nos ha adelantado en la Asunción… y nos lleva la delantera, él ya está con la virgen y con Jesús en el corazón del Padre. Por eso hacemos bien en  hablarle, en poner fotos bellas de él en facebook -como hace su tío y sus amigos-,  o pedirle – como sobre todo hace su abuela-, y que no es extraño que realmente le esté contestando lo que ella piensa: ¡Abuela, que te estás pasando… no pidas tanto¡¡¡¡ Y sobre todo vosotros padres y hermana, tened la plena seguridad de que él quiere que sigáis viviendo con esperanza, alegría  y ánimo- porque él tiene la felicidad completa- , que también vosotros cuando llegue el momento tengáis vuestra salida  triunfal de este mundo, y lo que es más importante, la entrada triunfal en la vida eterna, en el amor definitivo, donde ya él nos espera, junto a Jesús Resucitado y su Madre María asunta. ¡Ah, y a su tío David, cuando lo encuentre por el cielo- ahora en parapente y cuando Dios quiera definitivo- lo quiere ver sonriendo¡