En medio del mundo

“EN UNA VIDA HAY MUCHAS VIDAS”

El evangelio afirma que cada día tiene su afán, y mi madre, octogenaria avanzada, lo traduce diciendo que “en una vida hay muchas vidas”. Esta noche, tras visitar -en su silla de ruedas- a unos amigos que viven cerca, veníamos por el puente que va sobre las vías en alzado sobre la estación, y al llegar al punto más álgido, aunque venía cansada y con ganas de llegar a casa, ha querido pararse para mirar los trenes que aguardaban, silenciosos y callados, en la oscuridad  de la noche hasta la madrugada, para  hacer el recorrido que ya está marcado y que se sumará a los cientos y miles de kilómetros y recorridos ya hechos. En ese momento, sabiendo que mañana cumples  ochenta y seis años, he pensado que tú ahora estás estacionada con mucha vida – en la estación de noche de la ancianidad- quizá aguardando ese último tramo, que será el definitivo y que te llevará a la gloria. Tramo al que no le tienes miedo, que lo sientes próximo, pero que tampoco quieres acelerarlo, aunque a veces sufres porque tenemos que organizarnos en función tuya. Después, has cenado divinamente fruta fresca y molida, has comido con ganas, y nos hemos reído, incluso con carcajadas, aunque ya estabas extenuada por el cansancio y el calor de este día; hemos hablado de que estás heredando a la abuelita Ramona, aquella que murió muy mayor y que recuerdas con cariño; incluso recordabas cuando fuisteis a su entierro, y la tía Victoria te avisaba, al bajar del tren, que no dieras escándalo llorando al llegar y que no dijeras que querías verla y besarla, porque a ella le daba reparo; y fue lo primero que hiciste, sin poder refrenarlo. Después te has acostado, has agradecido las cosillas que te he hecho, y tras besarte, he sentido el deseo de escribir y orar desde tu cumpleaños, y hacerlo al hilo de tus sentimientos: “sí, en tu vida ha habido y hay muchas vidas… y tú tan unificada”; y he pensado en proclamar  algunas de ellas:

DOLORES DE VILLAGARCÍA: En el pueblo, para decir de quiénes  éramos, mis hermanos y yo teníamos que decir que de Gabriel Moreno y de Dolores de Villagarcía. Este lugar, habla de su origen y de su infancia, pero es una identidad; ella nació en Villagarcía de la Torre, hija de mis abuelos Victoria Y Maximino, y compartió familia con seis hermanos: Ramona, Filomena, Francisco, Ángel, Victoria, Josele- cuatro ya han fallecido-. Lo vivido allí le marcó para siempre; y nos lo introdujo a nosotros que nos sentimos identificados con ese pueblo, su historia y sus tradiciones, con sus dichos y sobre todo con su fe, especialmente la devoción a la Virgen de los Dolores, por quien ella lleva el nombre, y que siempre nos ha acompañado y protegido, tanto en lo bueno como en lo malo. Al morir su hermana Ramona, por prescripción facultativa para bien y alivio de la abuela, que la pena la ahogaba, tuvieron que retirarse a otro lugar y vinieron a Granja de Torrehermosa, donde conocían personas que habían tenido que huir en la guerra y habían compartido casa, al ser acogidas. Toda una vida que ama y recuerda, y repite con detalles increíbles en su ancianidad. Desde esa etapa, una unión con sus padres y hermanos que dura, y forma parte de ella con una unidad indivisible, para ella Villagarcía no es un lugar es una identidad, es una vida.

DOLORES DE GABRIEL MORENO: Tras la adolescencia y juventud, el encuentro con mi Padre Gabriel, y a comenzar una nueva etapa. Con mi padre cuarenta años de compartirlo todo, la salud y la enfermedad, los éxitos y los fracasos, la abundancia y la escasez, la fiesta y los lutos, las virtudes y los defectos, hasta que la muerte los separó. No ha sido fácil, pero ha sido auténtico; no hay duda del amor total y radical en la unión de los esposos, y desde ahí la apertura a la familia, a los hijos. Primero en casa de los abuelos, después en esa casa de la calle Guadalupe -“Sevilleta”, todo un sacramento para mis hermanos y para mí- , y al final, tras el cuidado de los abuelos, en la casa de ellos en la calle Cervantes. Desde ahí, mujer de familia, cuidadora de los padres, cercana a los hermanos- con el dolor dela muerte del tio Josele siendo tan joven y que tenemos grabado a fuego- , entrañable para los sobrinos, vecina fiel, cariñosa… todos los niños y mayores la reconocían y la querían; transmisora de alegría, habladora, cercana, esperanzando, participativa, abierta, lanzada, inquieta, generosa. Los dos, mis padres, han sido hogar, vecindad, sencillez, acogida, sin maldad, ni doblez… con debilidades pero con una fidelidad incalculable.

DOLORES MADRE: Se me saltan las lágrimas: ¡hemos vivido tanto y nos has vivido tanto¡; primero “Gabrielito” que de chico le quería dar patadas a la radio porque cantaban “No me llames Dolores, llámame Lola…” y se metían con su madre, el mas hijo por ser el primero en las familias, y ahora el más padre de todos por ser el mayor; luego el gordo Pepón, que soy yo, con los ojos grandes, con buenos mocos, y el más miedoso, pero que a los once años estaba viviendo a toque de campana en el Seminario y a quien has acompañado en todos los lugares apostólicos; y después el chico de la casa Maximino, para que no se pierda el nombre del Abuelo, y que estuvo con ellos más tiempo;  Maxi ya ha aprendido que es más fácil ser hijo que ser padre. Algún trabajo le hemos dado a esta madre, cada uno con su carácter, sus formas, sus aspiraciones… Has sido una madre excelente y única, nos has llevado mil veces más lejos de donde estabas tú, y sin embargo no te hemos llegado ni al tacón de tus zapatos, que siempre te gustó que tuvieran su altura y que te daban un aire seguro y distinguido; cómo nos gustaba verte bailar en la caseta de la feria… y cómo te gustaba que bailáramos contigo y que todos te vieran bailar con tus hijos. Hay cosas que no podremos olvidar nunca, nunca, nunca: nos has amado, has gastado la vida hasta lo último, no te has quedado nada, has sufrido, has luchado, nos has empujado, nos has animado, has creído en nosotros, nos has perdonado… bufff para qué seguir….. Divina¡¡¡ Y desde ahí nos transmitiste la confianza radical en Dios Padre y el sentido protector de la Virgen.

DOLORES HIJA, HERMANA, TIA Y ABUELA:

Cuántas vidas en una vida: ante los abuelos, te quedaste sin nada para que ellos lo tuvieran todo – somos testigos-, ante tus hermanos te dolió todo lo que les dolió y te alegró todo lo que les alegró y nos enseñaste a quererlos como algo propio y único, a ellos y a los suyos, donde hiciste falta allí te tuvieron, y tú los tuviste a ellos, – por eso somos tan sentidos-, y ante los nietos, ¿quién no los conoce en el pueblo, sin vivir allí? Cómo se puede querer tanto a tantos, y hacerlo de un modo natural…Son famosos sus besos. Ahora cuando la besamos con fuerza – he observado que lo hacemos los tres-, se alegra en el alma, y se ríe, porque antes le reñíamos de que nos besara tanto y con tanta fuerza; ahora no puede, pero lo intenta con toda su alma. ¡Si vierais cómo recibe los besos de la bisnieta Lidia¡

DOLORES VECINA, FELIGRESA Y AMIGA: Ya he hecho alusión a esta vida; tengo unos “sacramentos… “en la rinconera del teléfono – ella apenas sabe escribir- allí están varios cuadernillos, gastados y viejos, con cientos de nombres y teléfonos, algunos a lápiz y muchos de ellos se los sabe de memoria, increíble¡¡¡¡ De Villagarcia, Llerena, Mérida, Cheles, Olivenza, Badajoz, San Jorge, Feria, etc… Cataluña, Madrid,Francia… Recuerdo cómo desde jóvenes siempre le hemos bromeado, cuando al llegar a casa y venir tarde, nos decía me he encontrado con … ,y qué alegría le ha dado, me ha besado y hemos estado hablando un montón de tiempo..nos reíamos y le decíamos, seguro que no ha sido así: “ la has visto de lejos, te has alegrado, la has llamado, la habrás besado mil veces a ella y a toda su familia, le habrás preguntado por todos y por todo, le habrás contado.. y estaría la persona deseando irse…” Todos los que la conocéis sabéis de qué hablo. Ya nos gustaría tener su capacidad de relación, de cercanía, de familiaridad, de alegría, de sencillez, de encuentro y amistad. No hay mejor tesoro, y no tenemos mejor herencia. Desde ti y por ti podemos decir miles de nombres, que son tan tuyos, que también los has hecho nuestros: vecinos, viudas, legión de María, excursiones, compañeras de parroquias, feligreses de los pueblos en los que he estado- la siguen llamando a ella después de treinta años-, trabajadores…Una herencia incalculable de conocidos. A veces en Badajoz me paran para preguntarme por ella, y yo no sé quiénes son, pero ellos si saben que yo soy el hijo de Dolores. Cuántas veces nos ha hecho besar a gente y gente, presentándonos como su gran tesoro. Vamos que soy yo mucho más el “hijo de Dolores” que ella “la madre de Pepe”, y lo mismo con mis hermanos.

DOLORES ANCIANA: Siempre nos hablaba de la gente que la veía mayor, y al decirle que ella era de la misma edad, decía pero no me siento así. Un día me decía, Pepe, yo antes pensaba “¿qué será eso de ser vieja..?” ahora ya lo soy. Al preguntarle por qué, me dijo, porque “ya no puedo hacer nada sin vosotros y poco puedo hacer por vosotros”. Ahora le toca depender, pero lo está haciendo admirablemente, no se queja, y agradece todo. Recuerdo una noche, que me levanté porque necesitaba algo; al preguntarme por la hora e indicarle que eran las tres o las cuatro, me dice “hijo cuando yo ya no esté, dormirás divinamente”; le pregunté por qué me decía eso, y me explicó: “yo cuidé a los abuelos, y después que faltaron, te puedo decir que siempre he dormido perfectamente, y ha sido porque estoy tan satisfecha de lo que hice con ellos, que esa paz no me la puede quitar nadie; y eso mismo te va a pasar a ti”. Otras veces me ha referido con qué cariño, para quitarle importancia, Maxi le dice, venga madre que te “voy a lavar el culete”; y de su Gabriel, que es puro genio, pero del que dice que “tiene el corazón más grande, que si pudiera le daría la vida”. Y nosotros, unidos y comprometidos en ella y por ella, sabiendo que es un tesoro, un regalo, una vida, en la que hemos recibido mucha vida.

POR ESO HOY TE CANTAMOS: ¡CUMPLEAÑOS FELIZ, CUMPLEAÑOS FELIZ… TE DESEAMOS MADRE, CUMPLEAÑOS FELIZ¡  y sabemos que muchísima gente se une en el canto y en la oración de acción de gracias.

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