Tabor en el dolor

¡ANGELINES ES TRASCENDENTE¡

pilaresHoy segundo Domingo de Cuaresma, llego  temprano a casa  tras un día de actividad, en el que he roto el mandato de no trinar celebrando la eucaristía –sé que casi todos mis compañeros los transgreden bondadosamente muchas veces-, pero donde ha habido Tabor auténtico y profundo, he sentido una vez más la trascendencia de Dios realizada en la inmanencia de lo humano. Primero he celebrado con la comunidad de mayores que están en la residencia de la Junta de Extremadura, y tiene su encanto. A la hora de las peticiones ellos son vivos y participativos, y una anciana aparentemente despistada  ha deseado y pedido, en comunidad y ante Dios, que no se lleven fuera de España el dinero, que lo dejen aquí para que haga bien a los españoles. Después he ido a celebrar al hospital la unción de los enfermos con una familia querida, cercana y viva en la fe. SacramentoSe trataba de Sacramento, la madre de Juan  que estaba allí junto a su hermana y su esposa; ella tiene noventa y dos años y ha tenido calidad de vida hasta hace un mes, ahora ya va muy rápida la enfermedad, y ya está en la puerta, pasando al corazón de Dios Padre. Y es lo que hemos celebrado, una oración y unción para su paso a la eternidad. La liturgia ha sido entrañable y única, como es Dios; a cada gesto del rito sus hijos han ido comentando la vida de Sacramento, su donación, su fe íntegra y  copiosa, la iniciación creyente de sus hijos, su matrimonio fiel y auténtico, su sacrificio y compromiso, su sencillez…tanto y tanto de Dios en ella, un Dios tan inmanente y humano que se respiraba en la habitación. En medio de las lágrimas, os puedo decir que daban ganas de hablar con la “tontería” de Pedro en el Evangelio,  y decir que hiciéramos tres tiendas. Sacramento ya en coma profundo, pero aún así ha querido hacer el gesto de la señal de la cruz por ella misma en su inconsciencia. Tenían tristeza pero llenos de paz y esperanza, con consuelo y ánimo. Lo que más desconsolaba era la ausencia de Jesús, el nieto de Sacramento, y su esposa Angelines –ellos me habían llamado para este menester-. Están en otro hospital, en el infantil, acompañando a su hijo – bisnieto- Pablo que nació en Junio. JUanUn parvovirus que no se deja conocer, está atacando con mucha fuerza y se resiste a todo el protocolo que le están aplicando desde el saber médico y profesional excelente que les rodea. Ahora está con un tratamiento más fuerte para que luche y venza definitivamente a ese enemigo.  Este dolor, rompe mucho más a la familia, al sentir la impotencia ante el dolor de niño pequeño, y vivir en una expectativa donde la promesa de curación  y liberación, a veces se mezcla con la tiniebla de que no se avanza con la celeridad que se desea. Pero aún en medio de ese dolor que rompe brutalmente, queda discernimiento en Juan y Carmen, para afirmar que el modo como Jesús y Angelines, los padres, están viviendo el proceso de la enfermedad del niño  está siendo admirable, único, en su profundidad, serenidad y paz ante la adversidad, y ver sufrir lo que más quieren y aman, la carne de sus carnes. Me dice Carmen, la abuela, que sólo personas que tienen el fondo y la capacidad de ellos, lo pueden vivir así. Y es cierto, así lo estamos viendo todos los que los rodeamos. Ante la debilidad y el sufrimiento inocente, infantil, ellos se están fundamentando en roca, en la fe, la esperanza y el amor, y no se derrumban sino que apuestan por cada día y por cada momento en la espera y en la confianza, unidos y agradecidos a todos aquellos que les acompañan desde la medicina, la amistad, la fe…

Ange_PabloY eso me ha hecho recordar una anécdota vivida el jueves en la universidad, en la facultad de educación. Tenía dos horas seguidas con  alumnos de cuarto de Magisterio en Educación Infantil, un buen grupo; les estaba explicando las razones y fundamento de la presencia de la religión en la Escuela, atendiendo a la educación integral de la persona. Para ello, les hablaba de la dimensión trascendente del ser humano, y buscaba ejemplos concretos que les ayudara a entender la idea de la trascendencia, tanto en el niño como en el maestro que tiene que ayudarle a desarrollar esa dimensión. Les decía que si uno no tiene la capacidad de alteridad, de ser profundo  y sensible en  la vida diaria, de mirar hacia el horizonte con sentido, solidaridad y esperanza, difícilmente puede animar y ayudar a crecer a otros en este aspecto. Al terminar mi pretensión  de explicar este concepto aparentemente abstracto y terminar las clases, se acercó una alumna y me comentó algo que me aclaró que sí lo había captado perfectamente. Me dijo que según yo había ido hablando de la trascendencia y el ser del profesor, ella lo había ido identificando todo con una profesora que tuvo en el instituto, y que a lo mejor la conocía yo, porque había visto su foto en una revista de imágenes de la fe que yo les había recomendado, y que se llamaba Angelines.matrimonio Al ver que me alegraba y que era alguien muy querida para mí, me explicó que ella observaba esa cualidad en esta profesora en casi todo, en las camisetas con las que vestía y desde las que les explicaba cosas importantes, su modo de dar las clases y relacionar los saberes con los sentires y los problemas del mundo, en la forma de enseñarles a pensar críticamente, de darles a conocer el tercer mundo, de organizar actividades chulas para vivir la solidaridad a fondo,etc. Me quedé con ese comentario en mi corazón. Y ahora es la madre de Jesús, la que me habla de los dos y me dice lo mismo, lo que ellos tienen para vivir este momento de sufrimiento del hijo querido y pequeño es único,  y yo pienso: Claro, cómo no, si tienen trascendencia.  Y me quedo en el Tabor, junto al Calvario, sintiendo y confesando la presencia de lo divino y la trascendencia del Padre, en la inmanencia –sencillez, cariño, serenidad, paz, amor- de Angelines y Jesús. Y pido a Dios que les siga acompañando y bendiciendo con su presencia y su fuerza en este momento de dificultad dolor fuerte  en su propia carne y amor, y que les dé el tabor de la curación de Pablo, para seguir con su gran alegría.

 

 

7 Responses to “Tabor en el dolor”

  1. Eres único. Un beso enooooorme.

  2. Los pelos de punta! Gracias Pepe por compartir y mucha fuerza al pequeño

  3. Entrañable artículo como siempre,Pepe.Siempre sarpicao d´anédotah y de vivenciah personaleh y de grupo.Un abrazo.

  4. Que domingo mas completo y lleno muchas gracias…

  5. Gracias Pepe, por este maravilloso articulo. Me emociona a la vez que me hace mucho bien, ya que nosotros estamos viviendo con Gregoria, mi madre, lo mismo que esta familia esta viviendo con Sacramento. Un abrazo, amigo.

  6. ¿Cómo está el niño?

  7. Quiero darle todo mi apoyo y mandarle un beso enorme a Angelines y a su familia en este mensaje.

    Aunque no nos veamos sigo recordandote como una gran profesora.

    Besos y abrazos.