¿Dios destrozado o Dios a trozos?

EL CENTRO HERMANO

Comencé pidiendo perdón.

centro hermano Me llamó Pedro Herrera, coordinador del  Centro Hermano   de Cáritas– casa de acogida para los que no tienen hogar- para  que fuera  a celebrar con ellos la Eucaristía con motivo del décimo octavo aniversario de de esta aventura fraterna,  que surgió como una propuesta  del Sínodo Diocesano que celebramos en el 1992. Pedí perdón porque nunca había estado en el edificio actual, aunque sí tengo  cercanía afectiva con el proyecto y camino compartido con muchos de los que lo sostienen y animan, y en especial desde la Parroquia de Guadalupe en la que participo. A partir de ahí, fue una celebración de gozo y de misterio divino.

centro hEl fondo de lo que allí se estaba viviendo, una vez más, era pura sacramentalidad, se hacía verdad la clave evangélica de que la pobreza nos enriquece cuando es transversalizada por  el amor.  El centro hermano es signo – sacramento-  de cómo del Dios destrozado – el crucificado-  emergen  trozos de Dios – Resucitado-. A lo largo de los dieciocho años han pasado cientos de personas, unos como acogidos, otros como técnicos  y voluntarios, muchos como donantes y copartícipes de proyecto. Toda una red de nudos mistéricos forjados en voluntades de vida y esperanza; unos, desde el deseo de ayudar, otros, desde la necesidad de salir del lugar donde se encuentran sumergidos en dolor y sufrimiento.

centreo hermanoNos sorprendía  en la celebración una chica, joven y bella, que a la hora de definir el centro y lo que había sido para ella, se levantó decidida y emocionada,  quiso agradecer públicamente que para ella el Centro había sido “puerta abierta”; cuando en su vida todo era oscuridad, aquí encontró la luz y la puerta de salida. De esto hacía varios meses,  le había costado venir a su lugar de comienzo, donde estaba su mayor pobreza, a dar gracias; el amor propio le paraba, hoy sin embargo ese mismo amor propio le había empujado a venir y a decir a los cuatro vientos, movida por el espíritu: “gracias, soy feliz, persona, tengo dignidad y nunca olvidaré este centro, como casa  y familia mía”.

SAM_1040Para los demás la definición fue fácil, aquí  se había revelado para ellos: la fraternidad, la  acogida, la misericordia, la comunión en la debilidad, la esperanza, el deseo de la justicia, la casa entrañable, el compañero, la fuerza para levantarse… Cada definición venía de personas muy distintas, del director del centro, del  último acogido, del que llevaba mucho tiempo, de la religiosa voluntaria,  de la que visita de vez en cuando, de los que pasaron por allí hace mucho tiempo.  Parecía que estábamos recorriendo una historia de salvación con todas sus etapas, de luz y oscuridad, de tierra prometida y de desierto, de esclavitud y libertad, de riqueza y pobreza, de angustia y liberación.

SAM_1073De este modo la mesa de la eucaristía estaba preparada y amasada con la levadura, la sal, el agua, el vino, el pan de la vida. Ahora tocaba sentir  internamente que en todo había estado el Padre, el que nos entregó a su hijo único, el cual siendo rico, se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza.  Y descubríamos tras la consagración, el  centro hermano como sacramento de la prolongación de la humanidad de Jesucristo, del que nació transeúnte y sin hogar en Belén, el que anduvo por los caminos encontrándose con extranjeros, ciegos, cojos, pobres, el que murió crucificado y destrozado,  y , sobre todo , el resucitado que alumbró  esperanza para siempre hasta hoy ¿Cómo no creer en Dios, desde este acontecimiento de gracia y de luz, donde Dios lo mismo se cae que se da a trozos, como el pan de la mesa?  Comulgamos, como no podía ser menos, con este Dios del centro hermano y salimos resucitados,  el Dios destrozado se nos hizo Dios a trozos.

2 Responses to “¿Dios destrozado o Dios a trozos?”

  1. Yo como cristiana hago lo que puedo pero hago lo suficiente tenemos que comprometernos mas y hacer lo posible para el que este al lado tambien lo haga , vivimos muy comodos mientras otras personas no saben ni siquiera donde van a dormir esta noche.Señor haz que se nos hblande n los corazones y miremos ahacia el lado

  2. Hola Pepito. Este último post sobre el Centro Hermano de Cáritas me ayuda a meditar sobre el amor al prójimo que nos manda realizar Jesús en el Evangelio.
    Precisamente en Cáceres los Hermanos Franciscanos de la Cruz Blanca tienen una casa familiar ahí. Acogen a enfermos que están solos en el mundo o cuyas familias no pueden hacerse cargo de ellos a quienes les dan su amor y cariño.Yo voy con ellos a echar una mano de vez en cuando, haciéndoles companía,hablar con ellos,darles cariño,darles de comer…
    Estar en esa casa con ellos, los Hermanos y los cuidadores que trabajan en ella me hace mucho bien porque empiezo a sentir ya la alegría de dar mi tiempo y mi amor a esos chicos residentes y a la vez recibir mucho más.Cuando les miro a los ojos,me acuerdo de las palabras de Jesús en San Mateo 25,40: lo que hagais a uno de estos mis hermanos más pequeños a mí me lo hicisteis.