Un camino por descubrir y despertar…

Comparto el sentir  de una de las animadoras del despertar religioso en los niños, en nuestra parroquia de Guadalupe:

COMENZAMOS EL DESPERTAR…

 Despertar, abrir los ojos a un nuevo día lleno de luz, contemplar como el sol se hace hueco en el cielo, y relega a la luna que aun con toda su hermosura, ha de esperar de nuevo al tiempo del descanso y el retiro, de los sueños y los cuentos, al tiempo de la calma….

Y mientras, esos rayos brillantes no hacen sino dar calor a esos corazones llenos de ilusión. Corazones  que se cuelgan una mochila llena de amor, de esperanza, de palabra…

Sí, palabra, porque eso es la misión que se nos ha encomendado, difundir la palabra, adaptada a los tiempos, a las nuevas tecnologías, pero palabra del Padre al fin y cabo.

Y con esa fuerza que nos da el Padre nos ponemos en camino y salimos a buscar corazones, a lanzar semillas de mostaza, con la gran esperanza de que caigan en tierra buena, y si no, cavar y trabajar la tierra para que reciba las semillas y haga de ellas plantas fuertes y robustas, bajo cuya sombra otra mucha gente pueda guarecerse.

Nuestra gran suerte, es que Paco y Pepe, nuestros guías y modelos, nos han encomendado una linda labor. Trabajar con los corazones y las almas más puras… las de los niños.

Se trata de despertar esos corazones a la alegría, a la amistad, a la solidaridad, a la fe…

Llegan con sus caritas llenas de ilusión y de expectación, ya son “mayores” y empiezan una nueva etapa pero en sus rostros se divisa la pregunta estrella: “¿pero qué será esto nuevo?”.

Lo que ellos no saben, es que nosotros tenemos esa misma ilusión, nos sentimos como niños en una noche de Reyes. El Señor nos ha hecho un gran regalo y da miedo hasta empezar a abrirlo.

Cantan, ríen, dejan sus huellas y escriben sus nombres como si de lo más importante del mundo se tratara. Que felicidad, la ilusión y la fuerza en estado puro.

Y así cantando,  y montados en el tren del amor, cada uno a su clase… y aquí empieza la labor de cada animad@r del despertar, porque cada uno ha de tratar a cada niño en su individualidad, pero haciéndoles sentir equipo.

Su ilusión es comenzar con canciones de amistad, tan viejas en el tiempo pero tan necesarias en el mundo de hoy, donde se favorece el individualismo y el egoísmo al grito de: ¡sálvese quien pueda!

Después de las canciones y el revuelo normal en niños de seis años, comenzamos orando al Padre.

Para ello tenemos la inestimable ayuda del “ángel del arcoíris”, que nos lee una oración para alegrar el día, como si fueran  vitaminas del evangelio.

La verdad, es que no sé qué les alegra más, si la preciosa oración, o la caja de disfraces que hemos ido juntando para que cada uno viva su papel en toda su plenitud. Pero Padre, tú que tan bien entiendes a los niños, no creo que te ofendas, viviendo el evangelio de forma diferente, ellos lo sienten vivo, en su idioma, formando parte de su mundo.

Ahora toca recibir el correo… hoy nos ha escrito Doña Solidaridad. La cara de entusiasmo cuando ven una invitación con su nombre para participar en un acto solidario para ayudar, entre otros, a niños que no han tenido su misma suerte, compensa cualquier esfuerzo que hagamos con ellos. Entonces empieza la lluvia de ideas: “pues yo le voy a dar mi muñeca de la moster” “y yo el garaje con autolavado…”… y así como si de una partida de póker se tratara, cada uno va subiendo sus ganas de contribuir, su ilusión y su energía.

Bendita ilusión!

“Pues yo ayudo”, ”pues yo vengo”…

Y así hasta que el sonido de un silbato de tren hace que cese esa maravillosa lluvia de deseos.

Queda la última parte: “Dios es nuestro padre y nos cuida” .

Después de las explicaciones oportunas, una representación de teatro y unos cuantos videos de canciones, parece que el mensaje ha llegado claro;   aunque por supuesto, y como corresponde a los niños, se plantean dudas desde esos pequeños corazones que quieren alcanzar a entenderlo todo:

–      “¿Pero si tenemos dos padres, y uno está en el cielo, es porque se murió?”

–      No, es porque Dios siempre ha estado en el cielo cuidándonos desde allí, incluso antes de que nosotros existiéramos

–      “¿Y cuándo nos habla lo hace muy fuerte para que podamos oírlo, porque yo todavía no le he oído?” dice una niña compungida.

–      No, Dios nos habla de muchas formas, a través de nuestros papás, o cuando sentimos en el corazón que debemos hacer algo bueno, es nuestro Padre Dios el que está susurrándonos al oído.

Y la nota divertida e ingenua de los niños:

–      “Pero seguro que mi papá sabe que tengo dos padres?” Dice un niño con cara de susto.

–      “Pues claro que lo sabe, él es tu papá en la tierra, te cuidó cuando eras un bebé, juega contigo, te lleva al cole y el otro es el papá del cielo que te cuida estés donde esté y te escucha siempre, los dos cuidan de ti y te quieren con locura”  – y ese rictus de preocupación desapareció del rostro del niño.

Es la hora, se acabó el primer día y las caras de felicidad de los más pequeños hacen que veamos que algo nuevo va brotando, podemos sentirlo.

Gracias Señor, porque nos enviaste a despertar corazones, y has despertado el nuestro, con esa fuerza y ese  aliento que tú nos das.

Al finalizar el primer día, podemos afirmar que los despertados  hemos sido nosotros.

Silvia