Del Guadiana a la Amazonía: Cristiana en la universidad, a pie de calle.

Moraleja y Trinidad Ruíz Téllez

Por una ecología integral

Llego a casa tras un sábado ajetreado de culto y celebraciones, recibo vía watsap una foto de un mapa de un avión de Iberia, marcando el lugar y la dirección del vuelo, pasando por Bogotá. La envía Jesús que viaja con Trini Ruíz Téllez, su esposa, y con otros botánicos de la UEx, José Blanco y Pedro. Se dirigen a Ecuador, donde van a asistir a un congreso internacional sobre plantas y, en concreto, ellos presentarán una investigación de la zona de Hornachos. Me pongo a leer este hecho de vida, este viaje tan singular y el contenido del mismo que va mucho más allá de participar en un congreso.

Me sonrío también en la última anécdota que le ha ocurrido en su vida a Trini. Hace poco su hermano me enviaba una nota diciendo mira tu amiga Trini y adjuntaba un apunte del boletín oficial de Extremadura en el que se informaba que el pueblo de Moraleja, al hacer el cambio de nombres de calles por la ley de memoria histórica, habían elegido el nombre de dos mujeres extremeñas, una Florinda Chico, artista, y otra Trinidad Ruíz, investigadora de la universidad. La primera sorprendida fue ella, buscó información y el propio alcalde le explicó que habían buscado currículum de mujeres extremeñas de la universidad y que les había gustado especialmente el suyo. La verdad que no sé qué pondrá en su currículum, pero les puedo asegurar que han elegido a una persona singular, a quien por cierto le preocupa muy poco si su nombre está en una calle, pero se comprometerá con ese pueblo de verdad. Con este motivo, ha recordado que en sus primeros años como profesora, venían desde Salamanca, con cientos de estudiantes, y no sólo observaban y conocían la flora del pueblo, sino que bailaba en su discoteca con los alumnos, no olvida la alegría y juventud que respiraba allí, a escondidas del catedrático que las creía dormidas.

Yo la conocí por cuestiones familiares y religiosas, y a partir de ahí hemos compartido, junto a otros que también forman parte del movimiento de profesionales cristianos de Acción Católica, proceso de vida y de fe, al hilo de su amor a la universidad y su compromiso con la sociedad, desde la propia UEx. Quién me iba a decir a mí, encargado del servicio religioso de la UEx, que veinte años después llevaría en su mochila, en un viaje a Quito, un acuerdo de universidades para la universidad técnica agraria que hay en el Puyo, la cual visitamos juntos hace tres años. Acuerdo que permitirá que estudiantes de aquí puedan ir a la amazonia y egresados de allí puedan realizar masters en la nuestra, y todo ello con su cobertura económica becada, como en otros lugares de Ámérica.

En ese camino nos hemos concienciado de cuestiones fundamentales, a partir de preguntas de sentido y radicalidad: ¿Qué es una universidad de calidad, de quién, para qué y para quién? ¿Qué claves humanas y éticas han de ser transversales en una universidad pública que ha de tener como horizonte lo común y la polis? ¿quién la sostiene y la necesita? ¿Cómo ha de ser la universidad ante los grandes retos que el mundo actual, globalizado y de cultura líquida, presenta a la humanidad: desigualdad, violencia, pobreza, corrupción, inmigración, ecología…? Ni qué decir tiene que para Trini estas preguntas no han sido retóricas ni gratuitas, han sido encarnadas y le han costado vida, reconocimiento y dinero. Y todo en el silencio, hasta que ha venido un alcalde y su corporación y acercándose a un currículum ha intuido que había detrás de él una mujer aparentemente anónima, pero que tenía trascendencia en su ser mujer, en su dedicación investigadora, en su apuesta por los otros y en el compromiso con la sociedad. Habrá visto mezclados muchos aspectos aparentemente inconexos: conocedora y batalladora en el cuidado del Guadiana y la problemática de las plantas invasoras, experta en las plantas y flora de toda España y especialmente de Extremadura, la que ha recorrido palmo a palmo, entregada a la universidad y su construcción desde la investigación, las responsabilidades y su disponibilidad, asumiendo incluso la dirección general de universidades en la Junta de Extremadura.

Y en esa dedicación, desde el pensamiento del bien interno de su profesión y su deseo de poner lo que sabe y es al servicio de los demás, apareció la preocupación por lo universal y la temática de la ecología integral de la que es confesora y militante, yo creo que hasta con cierta disponibilidad a ser mártir en lo que se refiere a currículum brillante, ella quiere gastarse en otras batallas y bailar con otros zapatos. Esta es la razón de su conexión con países pobres y con realidades indígenas de la amazonia, una relación que quiere establecer desde la dignidad y la correspondencia en el saber y en lo universitario. Porque allí se descubre una riqueza que no debe ser esquilmada ni desvalorizada por nuestra cultura y nuestros tecnicismos engreídos.

Yo testimonio que en su persona hay interioridad y profundidad, deseo de coherencia y compromiso, capacidad de análisis y juicio equilibrado y sanado, con respecto a la realidad; que no es indolora, ni indiferente y además no se lava las manos, busca desde su propia realidad, sin condenar a nada ni nadie, apostar por la salvación de lo humano y de lo natural. Cree en la ecología integral y da su vida por ello, por eso al recibir la imagen de ese vuelo y su dirección, no puedo menos que agradecer al Dios de la vida en el que creemos los dos, todo este proceso y este milagro, ya realidad de que se podía conectar esta universidad con aquella tan sencilla y llena de riquezas, que está en la misma amazonia. Además sintonizando con el Papa Francisco y esa gran encíclica “Laudato si” que tanto tiene de universitaria, científica, humana, ecológica y cristiana.

Bendito viaje y bendita misión. Iremos juntos a pasear por esa calle, gozaremos de ese pueblo, de su gente y de su naturaleza rica y cuidada que tanto valora esta universitaria que han elegido para ensalzarla y reconocerla. En realidad, no deja de ser una cátedra hecha de sencillez y de pueblo, dos cosas que la caracterizan y le seducen. Por eso felicito a Moraleja y a la calle que portará su nombre, porque han elegido sin duda a una verdadera mujer extremeña de raíz y corazón, a la vez que universal y comprometida por la humanidad entera. Buen viaje, Trini, gracias por todo lo compartido y lo que nos has regalado con tu vida a los que te rodeamos y acompañamos.