Coronavirus: ¿Jonás en Nínive?

Ante la pandemia del coronavirus, comparto esta reflexión que me parece un “ver” excelente para adentrarnos en un “juzgar humano y evangélico” y en un “actuar de vida y verdad”….¿Qué mundo queremos dejar a nuestros hijos? ¿Y para nosotros mismos, porque esta pandemia es un ya… Comparto la reflexión que yo he recibido de F. Morelli:

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Entre las muchas reflexiones que leo en estos días, me ayuda a mi lectura creyente sobre el “coronavirus” la que me llega del psicólogo Moratelli en Italia. Por Italia, en las redes, se mueve la reflexión de este profesional, que veo muy aparente para los momentos y conversaciones que mantenemos en estos momentos en España y en Extremadura. Esta tarde tengo un encuentro con profesionales y voluntarios del Centro de la Luz en Badajoz, con motivo del tiempo de cuaresma propio de los cristianos, allí siempre abundamos en que la idea de dependencia es universal y es condición de lo humano, no solo para los usuarios del centro sino para todos y de muchas maneras.

Hoy pensaba hablar de “Sobriedad y generosidad”, como dos claves de construcción de un modo nuevo de vivir, de hacer ciudadanía y comunidad. Llamadas a la conversión interior por caminos de autenticidad. Ahora que me pongo a ultimar la preparación pienso introducirla con esta reflexión que me parece un “ver” excelente para adentrarnos en un “juzgar humano y evangélico” y en un “actuar de vida y verdad”….¿Qué mundo queremos dejar a nuestros hijos? ¿Y para nosotros mismos, porque esta pandemia es un ya… Comparto la reflexión que yo he recibido de F. Morelli:

El manifiesta que el universo tiene su manera de devolver el equilibro a las cosas según sus propias leyes, cuando estas se ven alteradas. Los tiempos que estamos viviendo, llenos de paradojas, dan que pensar… China la más preocupante en el cambio climático tiene que bloquearse; la economía se colapsa, pero la contaminación baja considerablemente; ante las ideologías discriminatorias el virus nos hace discriminados, aun siendo de raza blanca, occidentales y con lujos económicos; ante la productividad y el consumo que nos agota en la rapidación, nos toca estar en casa con nuestros hijos hora por hora, sin dinero a cambio, en un parón forzado para saber vivir de otro modo; en una sociedad donde la crianza se delega por fuerzas mayores, el virus cierra las escuelas y nos obliga a pensar el tiempo y la relación familiar de otra manera, poniendo al papá y a la mamá junto a los hijos, para ser familia; ahora nos toca estar juntos sin tocarnos, valorar esos gestos de lo diario que necesitan profundidad para ser verdaderos y deseados. Y me encanta la conclusión y juicio del psicólogo italiano cuando afirma que en una fase social en la que pensar en uno mismo se ha vuelto la norma, este virus nos manda un mensaje claro: la única manera de salir de esta es hacer piña, hacer resurgir en nosotros el sentimiento de ayuda al prójimo, de pertenencia a un colectivo, de ser parte de algo mayor sobre lo que ser responsables y que ello a su vez se responsabilice para con nosotros.La sentencia de Moratelli es clara para el actuar: La corresponsabilidad, sentir que de tus acciones depende la suerte de los que te rodean, y que tú dependes de ellos.

En la reflexión aparece  claro que lo importante no es lo que ha pasado y por qué, que también, sino qué tenemos que hacer y aprender de este acontecimiento, que si lo profundizamos y lo vivimos con claves humanas y compartidas puede enriquecernos mundialmente y pasar de ser pandemia a ser punto de partida de otro modo de vivir, otro mundo es posible.

Recogiendo esta reflexión plantearé el tema de la invitación a la sobriedad como camino de realización humana y personal en la historia de hoy, decrecer para crecer, se puede vivir mucho más con menos. La riqueza de una sobriedad auténtica que nos lleva a lo profundo y auténtico de nosotros y de los demás. La que nos hace generosos y hermanos de la naturaleza y de todos los pueblos. Un modo de “buen vivir” que nos acerca a una felicidad más natural y más humana, menos artificial y economicista. La cultura de la proximidad, del buen samaritano como criterio de vida y horizonte de personalidad. Creo que no hay mejor marco para acoger la cuaresma en este momento vital de nuestro de mundo, y ahora con esta vivencia de la pandemia mundial, donde un virus puede evangelizarnos mucho más allá de lo que podríamos sospechar. Igual estamos ante  la predicación de  un Jonás para hoy y nuestra Nínive, Y comenzando por sus mandatarios, tan débiles y dependientes como todos, hacemos universalmente examen de conciencia -el papa nos está ayudando con sus preguntas de ecología integral- , nos abrimos al dolor de nuestros pecados, con propósito de la enmienda y dispuestos a cumplir bien la penitencia, sabiendo que no hay salvaciones individuales que aquí hemos de salvarnos juntos y todos. Como dicen los africanos: UBUNTU.

José Moreno Losada.

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