¿qué piensan de lo que ocurrió en la UCI de neonatos del Gregorio Marañón?
Vaya por delante que no veo los noticiarios de la televisión porque me suelen inspirar asco (sigo la actualidad por la BBC) ni leo los periódicos (que en general también trastornan mi sistema digestivo); sin embargo, es casi imposible no enterarse de un modo u otro de los hechos que afectan al mundo sanitario. Es por ello que, si mis escasos datos son precisos, un neonato de la UCI de un excelente -en general- hospital de Madrid murió porque una enfermera inexperta le administró la alimentación por el lugar inadecuado. Hasta ahí el hecho, que, sin embargo, entiendo también que ocurría en un contexto: el niño había nacido por cesárea de una paciente inmigrante fallecida por una infección por el virus de la gripe porcina o gripe A (H1N1) (si quieren otro día les cuento cosas del tal virus), según parece tras ser visitada previamente en urgencias y dada de alta.Es decir, es la muerte de un niño (en general intolerable en nuestra sociedad, que confunde derecho a la asistencia sanitaria con derecho a la salud y tiende a pensar que la medicina, con sus avanzadas técnicas que se airean a diario en los medios, lo puede todo) en una situación de alarma social (facilísima de crear de nuevo en una sociedad que se alarma fácilmente ante lo desconocido o lo que puede suponer muerte y sufrimiento, aunque sea por causas naturales como son las enfermedades infecciosas) y producida por un error humano, añadido además a otro posible (a toro pasado es muy fácil buscar culpables a la adversidad y la muerte y decir “lo que se debió hacer” cuando la madre acudió a unas ugencias sobrecargadas con unos síntomas aparentemente banales).Ante estos hechos, me pregunto:- ¿cuántos procedimientos acertados se realizan a diario en los hospitales y centros de salud?: la inmensa mayoría, centenares de miles.- ¿cuántas vidas de neonatos se han salvado en esa UCI y en ese hospital?: centenares de miles, millones tal vez.- ¿ignora la población el término “iatrogenia” (también pueden encontrarlo con “y”), que significa el daño derivado de los actos realizados por los profesionales sanitarios?. Tal vez sería pertinente que las autoridades sanitarias se lo explicasen, teniendo en cuenta que procede del griego “iatrós” (médico) y de “génesis” (crear o producir) y que en el párrafo 218 del código de Hammurabi, escrito en Mesopotamia hace unos 4.000 años, ya se menciona la posibilidad de que, queriendo curar, se dañe. Nada tiene que ver con negligencia, ni con mala voluntad, ni con hospitales infradotados -aunque posiblemente sea más frecuente en éstos, también se produce en los mejores del mundo-, ni necesariamente con el hecho de que la enfermera fuese inexperta -los médicos y enfermeras más expertos pueden producir iatrogenia exactamente igual que un residente de primer año o una enfermera recién egresada de la escuela de enfermería-.Miren, sin entrar en los detalles concretos de este caso, que la prensa, sindicatos, etc ya se encargarán de airear hasta la saciedad y la náusea (obviamente es opinable y cuestionable que una enfermera inexperta fuese la responsable de administrar un medicamento a un neonato de riego sin supervisión, pero ese no creo sea el fondo del problema), lo que entiendo subyace es la incapacidad de aceptar que la medicina es falible, que el personal sanitario todavía más, aun con toda la buena voluntad del mundo, y que de hecho vivimos de casualidad y de regalo, y que si en los hospitales no muere más gente por iatrogenia (o a veces por negligencia, y eso sí es realmente grave) es porque debe haber ángeles custodios o porque a las personas, como se dice en lenguaje popular, no les ha llegado la hora. Si yo les contase lo que he visto en 25 años de ejercicio profesional no se lo creerían, pero a los mandatarios de la sanidad no parece preocuparles lo más mínimo hasta que ocurre un suceso trágico como éste y tienen que salir a dar explicaciones. Porque si esperan que un médico que en la consulta de primaria atiende 60 personas por día tras salir de guardia -como ocurre en el sistema sanitario donde yo trabajo- no cometa un error, están totalmente equivocados. Lo cual no quita que haya personal sanitario mal formado y/o vago, que también, pero no olviden nunca que gestionamos con medios limitados una demanda ilimitada (“salud” en global, que es lo que los políticos le dicen a la gente que tiene derecho, ignorantes de que la salud la consigue con esfuerzo cada uno, y no hay un nirvana ni un mundo de cuerpos “danone”, y el ser humano es contingente y débil, y los medios técnicos y humanos necesariamente limitados). Y ahora busquen culpables de lo ocurrido y emplúmenlos; con toda probabilidad no serán los auténticos responsables -si es que hay alguno/s- ni con ello devolverán la vida al niño ni detendrán la pandemia de gripe ni la iatrogenia en los actos sanitarios.
Otra vez de acuerdo.
Me ha llegado algún correo de una enfermera que intenta establecer la comparación con la reacción que se hubiese producido por parte de las autoridades y de los estamentos si la yatrogenia la hubiese ocasionado un facultativo y casi me salta la risa -de no ser por lo trágico del suceso-.
A la pobrecilla sólo le ha faltado nombrar a ‘la clase médica’. Qué lástima el desconocimiento tan profundo de lo que son nuestras relaciones profesionales. En un hospital con 200 médicos de plantilla debe haber unas 187 ‘clases médicas’ diferentes, en uno con 500 médicos de plantilla probablemente haya más de 496 ‘clases médicas’ y así sucesivamente.
Como se suele decir, cada uno somos hijos de nuestro padre y de nuestra madre y los intereses y las dotaciones genéticas y las capacidades y las disposiciones -puedes añadir todas las características que quieras- no tienen nada que ver, de tal manera que en muchas ocasiones son -incluso- contrapuestos.
¿Acaso no conocemos todos a colegas que han sido condenados e incluso inhabilitados por la declaración de otro médico?.
Tomas:
¿De verdad existen esos casos?
Conozco varios personalmente.
Lo cierto es que a raiz de las declaraciones del gerente del Marañon, los periodistas han convertido a la enfermera en el clavo sobre el que martillear todos los defectos del sistema sanitario. A la familia de Rayan no se le pasa por alto que para llegar a este error humano, se cometieron varios errores encadenados sobre la persona de su madre. Sobre este tema los periodistas no machacaron tanto por que no supieron encontrar una cabeza de turco sobre la que martillear.