Vacuna de la gripe AH1N1 2009: ciencia y conciencia

  En las primeras semanas de Abril de este año, se detectaron casos de un tipo de gripe no tipificada hasta ahora en México y el sur de California. Para la tercera semana de Abril ya se sabía que la enfermedad, un tipo de gripe que podía ser muy grave en algunos casos, resultaba de la triple combinación de virus gripales humanos, de las aves y de los cerdos. Finalmente, se tipificó con seguridad al virus como AH1N1, de acuerdo a la siglas internacionales para designar a los virus de la gripe según su estructura. Enseguida se buscó una correlación con un virus aparecido en 1918, también procedente de los cerdos, que se convirtió en patógeno para el hombre y produjo una infección gripal en todo el planeta, situación que se llama “pandemia”, y que en esos años exterminó a más de 40 millones de seres humanos.Las primeras publicaciones científicas en la revista biomédica más prestigiosa del planeta, el New England Journal of Medicine (NEJM, publicado por la sociedad médica de Massachussets), datan del 22 de mayo, apenas unas semanas tras la aparición de los primeros casos, cuando ya se había propagado a otros Estados de los Estados Unidos de Norteamérica. El editorial de ese número de la revista dice que “parece improbable que este brote conduzca a una enfermedad diseminada, grave y produzca muertes”. Desdichadamente, la predicción pronto se probó errónea. De hecho, en otro editorial se reconoce su similitud genética a un virus gripal también procedente de los cerdos que produjo una epidemia en 1976, entre el personal militar de un cuartel en Fort Dixon, New Jersey (que condujo a una campaña de vacunación en Estados Unidos y que no llegó a la situación de pandemia); asimismo se menciona la necesidad imperiosa de sintetizar una vacuna específica contra este virus, dado que las vacunas de la gripe estacional (la que ocurre todos los años) no servirían.

Todos ustedes saben la cascada de acontecimientos ocurridos desde esos momentos: en unas semanas el virus había alcanzado los cinco continentes (porque las enfermedades no conocen fronteras), produciendo algunas muertes, prácticamente todas en poblaciones de riesgo (embarazadas, asmáticos, diabéticos, personas con “defensas bajas”, con enfermedades pulmonares de base …), aunque también algunas en personas jóvenes previamente sanas. La cobertura mediática fue inmediata y en muchos casos alarmista, incluso la emanada desde los ministerios de sanidad. En nuestro país, además, una de las primeras muertes ocurrió en una embarazada magrebí cuyo hijo se extrajo mediante cesárea, para morir ulteriormente como consecuencia del error técnico de una enfermera inexperta, con el revuelo social (“alarma social” lo llaman, como si el paro no fuese una auténtica alarma social, o el analfabetismo y el fracaso escolar …) consiguiente.

Pronto se supo que el virus era sensible a algunos fármacos antivirales y se comenzó una carrera para la obtención de una vacuna. El 11 de junio la Organización Mundial de la Salud (OMS, WHO en inglés) declaró una situación pandémica para la gripe producida por el virus H1N1, un virus genéticamente distinto a los que se habían descrito antes, tanto en humanos como en cerdos. Para entonces la situación mundial era de alarma generalizada, máxime cuando se relataban diariamente el número de muertos, en realidad relativamente pequeño, en tanto en cuanto lo comparemos con la gripe estacional, si bien ocurrían muertes en personas jóvenes previamente sanas, posiblemente porque carecen de cualquier inmunidad cruzada contra este virus (los más adultos de entre nosotros o los que hemos sido vacunados de la gripe estacional con regularidad gozamos de cierto grado de defensas). Las declaraciones de las autoridades sanitarias, contradictorias, tampoco ayudaban mucho: cada quien anunciaba medidas diferentes y ensayos clínicos y protocolos diversos, tanto a nivel estatal (no hay una política europea comunitaria común al respecto), nacional e incluso autonómico.

Finalmente, el 10 de septiembre el NEJM publica los dos primeros ensayos clínicos realizados en humanos adultos sanos (todos ellos voluntarios y el 99% de raza blanca), entre 18 y 64 años, uno de ellos en Leicester, Inglaterra, y otro en Australia. Ambos ensayos han sido financiados por la industria farmacéutica privada, utilizan la misma vacuna aunque a dosis diferentes y en uno de los casos unida a lo que se llama un “adyuvante” (sustancia inerte que se cree la potencia); ambos ensayos son científicamente sólidos (al menos para la lectura de un internista general como yo, no especialista en inmunología ni vacunología) y demuestran que las vacunas confieren defensas hacia las 3-4 semanas tras administrarse una o dos dosis vía intramuscular en el músculo del hombro (obviamente una sola dosis es mucho más ventajosa).

El editorial del NEJM que acompaña a estos artículos reconoce que es difícil extrapolar los datos obtenidos en los ensayos (datos que siempre se mencionan como preliminares) a niños o adultos en situación de inmunodéficit u otras situaciones de riesgo, aunque se cree que son poblaciones que debieran vacunarse de forma prioritaria y en las que cabe esperar una respuesta similar a los adultos sanos. También se reconoce que la demanda superará con mucho a los suministros. Otro de los datos importantes es la escasez de efectos secundarios y efectos adversos (dolor en el lugar de inyección, cefalea, fiebre de bajo grado, todos ellos leves), aun siendo conscientes de que, dado el tamaño de las poblaciones utilizadas (apenas unos centenares de personas, prácticamente el 100% de raza blanca), es imposible tener seguridad sobre este extremo (en la vacunación de 1976 aparecieron con relativa frecuencia efectos indeseables del sistema nervioso periférico, el llamado Síndrome de Guillain-Barré, por lo que existe una cierta prevención al respecto), por lo que será fundamental el control de los efectos secundarios si se realiza una vacunación masiva como la prevista por los gobiernos.

Básicamente, estos son los datos que dice la ciencia. Pero ¿qué deducciones hace mi conciencia?:

  • – me llama poderosamente la atención la rapidez de respuesta de las autoridades sanitarias del mundo occidental, así como de la OMS, gobiernos y ministerios diversos, Universidades, Hospitales … curioso que cuando se ve en peligro el mundo occidental reacciona con una rapidez impensable, que contrasta ásperamente con la utilizada para con las lacras sanitarias de la humanidad entera: la tuberculosis, la malaria y el SIDA, así como las llamadas “enfermedades olvidadas” del tercer mundo, que producen millones de muertos anualmente: a día de hoy la gripe H1N1 2009 ha producido unos miles en medio de centenares de miles de casos, es decir, su mortalidad es aparentemente baja.
  • – En el artículo sobre el ensayo realizado en Inglaterra, se dice textualmente (traduzco del inglés): “El virus H1N1 2009 tiene el potencial de causar enfermedad, muerte y alteración socioeconómica” (…) “El desarrollo de vacunas efectivas es una prioridad de salud pública”. Es decir, afrontamos CIRCUNSTANCIAS EXCEPCIONALES (como si el hambre no fuese una situación excepcional, por más que olvidada, al no afectar salvo a casos aislados y marginales en el primer mundo), para lo que habrían de contemplarse RESPUESTAS EXCEPCIONALES. LA PRODUCCIÓN DE UNA VACUNA NO SÓLO HA DE SER RÁPIDA, DEBIERA DE SER TAMBIÉN BARATA O GRATUITA para los países de pocos medios (la inmensa mayoría; en ningún lugar de los ensayos se indica el coste).
  • – ESO ES INCOMPATIBLE CON LAS LEYES DEL MERCADO: LAS COMPAÑÍAS FARMACÉUTICAS (y sus accionistas) SERÁN LAS QUE SE LLEVEN LOS BENEFICIOS, en cuanto poseerán las patentes (inviolables durante largos años) de las vacunas que se utilicen.
  • – Una vez más, EL MERCADO ESTARÁ POR ENCIMA DEL HOMBRE, DEL BENEFICIO DE LAS MAYORÍAS Y DEL BIEN DE LAS MAYORÍAS (así se hará realidad la dura verdad de que “el hombre se hizo para el mercado -sábado- y no el mercado -sábado- para el hombre), como denunció proféticamente Jesús de Nazaret. La situación de las vacunas es extrapolable al de los medicamentos antivirales eficaces contra este virus (oseltamivir el principal, que resulta caro: 31.75€ por tratamiento en un adulto).
  • – ¿Qué política de vacunación se seguirá? ¿Quién decidirá el uso de los antivirales? ¿Dónde y por quién se administrarán? ¿Por qué nuestro gobierno está haciendo ensayos clínicos en vez de aprovechar los que están en curso con poblaciones muy similares en otros lugares del planeta? ¿Por qué no se debate uno de los principales problemas que pueden presentarse en la sociedad occidental, como es el del uso de las camas de cuidados intensivos? Las UCIs pueden colapsarse con enfermos respiratorios afectos de gripe (eso no es frecuente pero podría ocurrir) y desplazar a los enfermos con otras patologías, postoperados, procedentes de los accidentes de tráfico … que yo sepa, nadie ha sacado este problema a colación en nuestro medio. ¿Cómo se costearán los antivirales, como un medicamento convencional en recetas verdes o rojas o serán gratuitos? ¿Sobre qué eslabón del sistema sanitario caerá el peso de la atención médica en una situación de sobredemanda asistencial, sobre los médicos de atención primaria, los médicos de urgencias, los médicos hospitalarios? (y digo claramente “médicos” y no otro personal sanitario, porque nosotros seremos quienes tomemos y firmemos en última instancia los tratamientos, las decisiones de tratar o no, de derivar o no, de solicitar el ingreso en cuidados intensivos o no … eso no lo hará ningún otro personal sanitario y aún menos los gerentes y directivos ministeriales, autonómicos u hospitalarios).

A bote pronto, todo esto es lo que se me ha ocurrido tras leer con detenimiento los artículos con los datos preliminares sobre los primeros ensayos de vacunas en humanos del virus de la gripe H1N1 2009 (cualquiera sabe si más adelante esos mismos ensayos u otros contradirán lo afirmado, al fin y al cabo, la vida media de los datos científicos es muy breve, de 120 días, exactamente lo que sobrevive un glóbulo rojo en nuestro torrente sanguíneo). Hay reflexiones puramente desde el médico internista que soy, otras desde el médico cristiano que quiero ser. Ojalá les sean de utilidad y no al contrario. Tal vez les hagan reflexionar, como me han hecho a mí.

One Response to “Vacuna de la gripe AH1N1 2009: ciencia y conciencia”

  1. Un tema preocupante para todos y que ojala se encuentre pronto una solución radical a esta enfermedad tan facilmente contagiosa.
    Gracias Ángel por tu información y tu opinión personal desde el punto de vista médico sobre este virus.
    Un fuerte abrazo.
    Marta

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