Celda 211. Vivencias del Hospital.

Estos días de navidad han sido ricos en vivencias, no todas fáciles: reencuentro con familiares y personas queridas, trabajo en el hospital con los pacientes más graves que no pueden irse a casa, mudanza … También hubo un rato para ir al cine, vi una película que me impresionó por su crudeza, Celda 211, y que les comentaré brevemente.

No soy experto en cine, no esperen un crítica cinematográfica como tal. Como me ocurre con el vino, sé el que me gusta y el que me dice algo, y esta película lo ha hecho. Narra el motín en una prisión y cómo el bien y el mal se van difuminando y dibujando en los diversos caracteres. No es una película maniquea, como la mayor parte de las que se hacen ahora, es bastante más compleja: los teóricamente “buenos”, como son los funcionarios y las autoridades, se van revelando como perversos, sobre todo cuando abusan de la violencia y traicionan sus mismas normas. Cuando el poder quebranta la ley, no sólo está quebrantando las reglas del bien (como señaló certeramente hace muchos años Jon Sobrino tras el asesinato de monseñor Romero): además está quebrantando las reglas del mismo mal.

En la película algunos de más los feroces presos, confinados en sus celdas de aislamiento, resultan más “legales” que sus interlocutores, ambos bandos utilizando la violencia a su antojo. Y nadie resulta ser inocente: ni el director de la prisión, ni el interlocutor del gobierno (que sólo quiere que los presos de ETA tomados como rehenes salgan indemnes, aunque sea entrando a sofocar el motín a sangre y fuego), ni los funcionarios … ni muchos de los presos, que acaban devorándose entre ellos. Caín y Abel, pues, conviven en cada personaje, como de hecho conviven en cada uno de nosotros. Es sintomático que el protagonista se llame Malamadre, nombre en cierto modo contradictorio en sí mismo, en cuanto que de una madre cabe esperar que sea buena con sus hijos.

No es una cinta fácil ni agradable de ver, pero tal vez por ello es un cine relativamente infrecuente a día de hoy, en cuanto que plantea preguntas sin respuesta (de hecho finaliza con una cuestión abierta lanzada al espectador como un bumerán) y deja con la incómoda sensación de que el bien y el mal son muchas veces difíciles de deslindar. Además salí pensando “esto yo lo he visto antes”.

Y confirmé mi impresión charlando con un funcionario de presiones algunos años mayor que yo, quien me recordó el verano de 1977, cuando ardieron las prisiones de media España en violentos motines que acabaron con la entrada de la policía (entonces vestida de gris) en las prisiones. ¿Saben cuándo concluyó de forma radical la ola de motines? Con la apertura de Herrera de la Mancha, prisión de alta seguridad y extrema dureza, donde fueron confinados los cabecillas de las revueltas, en muchas ocasiones sometidos a palizas diarias hasta que reblaron, todo ello con la aquiescencia del poder político, gobierno y la entonces oposición, que cuando llegó al poder se limitó a empapelar a unos cuantos funcionarios como responsables de todos los desmanes ocurridos.

Afortunadamente no trabajo en una prisión sino en un hospital, adonde me he reintegrado tras unos días libres. He reencontrado a mis pacientes-hacientes (en tanto que muchos de ellos no son sujetos pasivos sino activos de su recuperación y del proceso de afrontar la lesión medular) y a sus abnegados familiares. He reencontrado también excelentes profesionales y he tenido la ocasión de leer un libro escrito por la psicóloga más veterana del hospital, la Dra. Pozuelo, en colaboración con muchos antiguos pacientes de aquí: “Afrontando la lesión medular”, un libro que les recomiendo vivamente y que puede obtenerse en la Fundación del Hospital por la módica cantidad de 15€, que se destinan a la misma Fundación.

El libro es una pequeña joya, un camino vivencial narrado en primera persona por los propios pacientes-hacientes o sus familiares, agrupado en los siguientes capítulos: shock emocional e impacto (afrontamiento de la lesión medular); la rehabilitación-tomando conciencia (incluyendo el papel de la familia y la amistad en la rehabilitación, la mirada de un niño, descubrir otros valores, el sentido del sufrimiento, usos terapéuticos del humor); la vuelta a casa (vida independiente, papel de los asistentes personales); mirando hacia delante (incluyendo sexualidad en la lesión medular, maternidad y paternidad, ocio y tiempo libre, conducir y viajar); mirando la lesión con perspectiva.

Llegué a este centro en un momento personal difícil: tengo que decirles que a día de hoy considero un privilegio estar aquí, aun cuando todavía me siento en muchos momentos torpe y me esperan durante las guardias muchas noches sin dormir, atendiendo a estos pacientes tan diferentes de los que tenía costumbre de tratar. Varios días he llegado al hospital apesadumbrado por pensamientos o vivencias negativas o recuerdos antiguos. Aquí los he aparcado para cuidar y tratar a otros. Ver el coraje y el sufrimiento de otras personas me ha ayudado a relativizar mis propios sinsabores (por ejemplos los derivados de desmantelar el piso donde viví durante cinco años en otra población). Además los propios dolores y las propias pérdidas nos hacen capaces de comprender, empatizar y com-padecer las de otros, como aquéllas de todos los pacientes-hacientes que aquí encuentro. Sin haber descendido antes a los abismos del dolor (propio y de las personas más amadas) no puede comprenderse en absoluto a quien tal vez esté ahora viviendo en ellos. Quizás sea ése el sentido cristiano del dolor, quizás ahí encuentre su significado o su razón de ser, aun cuando en el momento sea una taza muy amarga de beber.

Soy plenamente consciente, como indica la Dra. Pozuelo en el prólogo, de que la vida nos puede cambiar en un segundo: el que tarda en ocurrir el accidente que puede dejarnos tetrapléjicos de por vida, por ello es bueno “vivir el presente, porque el futuro es incierto” (Carpe diem, quam minimum crédula postero, como dijo Horacio; la gente conoce la primera parte de la frase, que se popularizó con la película “El club de los poetas muertos”, pero desconoce por lo general la segunda parte). Jesús lo dijo también: no podemos añadir un minuto a nuestra existencia, luego por qué andar tan preocupados por el mañana. E intentar vivir ese presente a fondo, sin quedarnos paralizados por un pasado que tal vez fue más desdichado que alegre, pero que de cualquier modo queda atrás. Siempre recuerdo lo que dijo Haim Herzog, el primer presidente del parlamento israelí que visitó la España democrática, en su discurso ante nuestro parlamento, a principios de los años 80: “No podemos cambiar el pasado, pero podemos aprender sus lecciones”. Eso intento yo hoy. 

Concluiré con un –a mi entender- bellísimo párrafo escrito por un paciente parapléjico al inicio del libro:

“Por nada del mundo borraría todos los grandes momentos que me han llevado hasta aquí, no borraría ninguna de las grandes, muy grandes, amistades que he hecho, ni a ninguna de las personas que han estado siempre que los he necesitado, no borraría ninguna de las sonrisas que he gastado, ni ninguna de las lágrimas que he derramado con ellos”. (Ángel Lozano).

 Que así sea. Rueguen mucho por los pacientes de este hospital y todos los hospitales, y por quienes tenemos el privilegio de atenderles, incluyendo a un servidor.

6 Responses to “Celda 211. Vivencias del Hospital.”

  1. cuenta con mi oración… y mi admiración… seguiremos caminando y creyendo en el valor eterno del instante vivido en profundidad.

  2. A mí la vida me ha enseñado a vivir el momento presente. El dolor, a veces, es muy grande, pero lo que tengo hoy lo disfruto como si fuese el último instante de mi vida. La vida sólo se vive una vez y no merece la pena amargarse y pensar lo que pudo ser.
    Cuando me acuesto doy gracias a Dios por todas las cosas hermosas que me ha dado ese día. No le pido nada para mañana “Él sabe lo que se hace como
    buen alfarero que es”.
    Rezo por ti y tus “nuevos amigos”. Dentro de poco Toledo será para ti tu nueva casa.
    Feliz año y feliz Epifanía

  3. El milagro de cada mañana es la propia mañana.
    Estrenas año, casa y faena, ¡que encuentres la dicha!

  4. Sigo su blog desde hace tiempo y solo queria decirle que me parece impresionante la forma que tiene de transmitirnos las cosas.

    Gracias por estar ahi.

  5. ¡A mi tambien me impresiono mucho l apelicula! Coincido plenamente con tu analisis. Un saludo y feliz año!

  6. Estoy contigo en todo lo que indicas en la publicación, yo he sido una paciente del hospital, todavia lo sigo siendo, y espero serlo por muchos años. No cambiaria nada, de lo alli vivido (bueno y malo), por nada del mundo. Cada año, hago una visita y me renuevan al 100%. Vivamos el PRESENTE, el futuro viene solo…

    Un saludo a todos!!

Discussion area - Dejar un comentario






He leído y acepto las condiciones generales y la política de privacidad


Información básica sobre protección de datos
Responsable: REVISTA REINADO SOCIAL 21RS (más info)
Finalidad: • Gestión de la adquisición del producto, suscripción o donativo, así como la tramitación de los mismos.
• Envío de comunicaciones relacionadas con el proceso de compra, las suscripciones o los donativos.
• Envío de comunicaciones y ofertas comerciales, por diferentes medios, incluidos los medios electrónicos (email, SMS, entre otros). (más info)
Legitimación: Ejecución de una compra online, suscripción o donativo. (más info)
Destinatarios: No se cederán datos a terceros, salvo obligación legal. (más info)
Derechos: Acceso, rectificación, supresión, cancelación, y oposición. En determinados casos derecho a la limitación del tratamiento de sus datos. (más info)
Información adicional: Puede consultar toda la información completa sobre protección de datos a través del siguiente enlace (más info)
Los enlaces de (más info)