Confesiones de un médico

Hoy acudi temprano al hospital gubernamental de Bo, la ciudad donde residimos estos dias. Lo cierto es que el pase de visita no ha sido muy facil, dado que habia algunos duros casos de gente muy joven con pocas posibilidades de sobrevivir. He examinado a un muchacho en la veintena que se hallaba en coma por un fracaso hepatico. Tambien he visto extraer liquido del torax de otro paciente y la primera enferma con infeccion por el VIH que he encontrado aqui, una muchacha de dieciocho anyos con un aspecto realmente malo. La sala olia a dolor, miseria y orina.

No quiero sonar dramatico pero he salido destemplado del hospital, por eso tengo que decirles que leer sus comentarios a mi entrada anterior me ha conmovido hasta las lagrimas, en un lugar proximo al hospital donde hay internet.

Luego me han recogido Carmen, Sion y Bernard, los voluntarios que comentaba ayer, y hemos recorrido con el coche un trecho, para dejarlo despues y continuar una larga marcha por un camino hasta una aldea distante una hora a pie. En la ida el sol nos ha respetado, pues se sudaba mucho por la humedad pero estaba cubierto. A la vuelta el sol ya calentaba mas y hemos llegado empapados de sudor.

Durante el camino nos hemos ido cruzando con gente que iba y venia de la aldea con madera y licor de palma para vender, siempre en un perfecto equilibrio sobre la cabeza. El uso de madera como combustible ha supuesto la deforestacion acelerada del pais, como hemos podido comprobar contemplando los campos en el dia de hoy.

Finalmente hemos llegado a la aldea que ibamos a visitar, recibidos por los ninyos que salian de la escuela y para los que suponiamos la novedad del dia. Algunos nos miran y gritan divertidos pumoi, que significa blanco en mende, la lengua local. Nos ha parecido lo mas correcto buscar al jefe del poblado y saludarle, hemos mantenido una charla durante un rato en su casa, ayudados por un traductor que hablaba ingles. Al rato nos hemos marchado y la enfermera del puesto de salud, a quien habiamos saludado a la llegada, nos ha obsequiado con un pepino de la huerta, nos ha presentado a la partera tradicional, con la que colabora y a una muchacha de la zona con una caracteristica especial. En este poblado se hicieron fuertes los rebeldes y amputaron pies, manos y brazos a mas de 60 personas. A esta chica le faltaban los dedos de la mano derecha y otro hombre que hemos visto presentaba una deformacion en el cuello fruto de un machetazo al que ignoro como pudo sobrevivir. En la aldea se construyeron diversas casas con buen aspecto y una granja con fondos noruegos, para que los amputados pudiesen vivir y tener un modo de subsistencia.

Les he transmitido algunas vivencias de este dia en Bo Town, donde permaneceremos hasta el viernes, para luego volver ya a Espanya.  Se que ahi esta programada para manyana una huelga general. Temo que eso es un lujo que en Sierra Leona no se podrian permitir. Tampoco habria por que hacerlo porque aqui no hay sanidad publica, ni sistema de pensiones, ni edad de jubilacion ni nada que se le parezca. Solo hay millones de personas que buscan cada dia su sustento bajo las tormentas tropicales o el sol ardiente.

Recen por los enfermos, especialmente aquellos que se encuentran en areas con pocos medios materiales y humanos, como estos dias estoy viendo aqui.

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