Soy médico, no juez

Soy médico y me gusta serlo. Tal como fue mi abuelo materno, que murió cuando yo era muy niño. Tal como otras muchas personas, que estudiamos medicina porque nos gustaba la ciencia del cuerpo humano y no concebimos que pudiese existir nada más apasionante que conocerlo en profundidad. Primero aprendimos cómo era el cuerpo sano, su anatomía y fisiología, luego qué ocurría cuando enfermaba.

Lo que fue un interés y en cierto modo una pasión con el tiempo se convirtió en mi profesión y en la forma de ser útil a la sociedad. Como descubrí que en otras partes había mayor necesidad de mis conocimientos he intentado viajar a esos países con regularidad y ya estoy preparando mi próximo viaje. Ojalá alguna vez pueda permanecer allí más tiempo y no sólo el mes de vacaciones.

 Ser médico según mi conciencia me ha traído no pocos sinsabores, alguno de los cuales sigue dándome problemas a día de hoy. Pero haría exactamente las mismas cosas, aun cuando me ocasionen quebraderos de cabeza. No concibo ejercer la medicina de otro modo.

 Porque soy médico y no juez: así que intento no juzgar a otras personas cuyas circunstancias desconozco. Me podrá parecer bien o mal lo que puedan haber hecho, pero no es mi papel en esta sociedad juzgarles, el mío es intentar ayudar a sanar a quien perdió la salud y la integridad de sus órganos y sistemas. No decir quién es culpable de un delito de acuerdo a un código penal que desconozco casi por completo.

 Por eso no soy quién para opinar sobre lo que hizo tal o cual personaje público o tal o cual persona. Además no sé lo que haría yo en sus circunstancias, tal vez también quisiese enriquecerme (si eso es lo que en realidad han hecho). He vivido lo suficiente para comprender que nadie es inocente por completo y que todos tenemos, en mayor o menor medida, cosas de las que arrepentirnos. He experimentado en varias ocasiones mi propia miseria y así he comprendido que lo más importante es la misericordia. Me han hecho sufrir pero también yo he hecho sufrir. En mi vida hay un buen número de actos de los que no me enorgullezco sino que me arrepiento de veras. Podré opinar sobre lo justo o no desde la perspectiva de mis convicciones, valores y creencias, pero no soy quién para juzgar a las personas concretas. Como soy humano seguro que en el futuro caigo en contradicciones, pero me gustaría ser fiel a esta forma de pensar y, sobre todo, de actuar.

Porque soy médico, no juez.

 Recen por los enfermos y por quienes les cuidamos.

3 Responses to “Soy médico, no juez”

  1. Una actitud prudente. Por regla general caemos en trampas de opinión, de “juicios”, muy a la ligera. Hoy todo se cuestiona, de todo se habla…los medios de comunicación golpean machaconamente los temas que dicen ser de actualidad…
    si,si tu actitud es prudente.Deberiamos aprender y tener en cuenta esta prudencia.

  2. ¡Que gran verdad la que transmites! Totalmente de acuerdo contigo, Ángel.

    (Areópago)

  3. Me sucede lo mismo…te entiendo a la perfecccion ;)..saludos

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