¿Tiene este país lo que se merece?

Ya perdonarán pero es mi opinión y mi vivencia cotidiana: esta sociedad española de 2012 tiene lo que se merece, porque se recoge lo que se siembra: corrupción, derroche y mal uso de los recursos públicos. Se ha derrochado sin miramiento y se han contraído deudas que llevará generaciones enteras pagar. Muchos de nosotros –ingenuos- pensábamos que a nivel social se vivía como a nivel particular, y el endeudarse (salvo para la consabida hipoteca) era algo que no nos cabía en la cabeza: jamás vimos a nuestros padres comprar nada a plazos. Ahora hemos despertado del sueño y nos hemos dado cuenta de que lo que se gastaba no existía, eran todo deudas. Mal despertar.

¿Pero ha sido un buen sueño o una pesadilla? La sociedad en general pensaba que las cosas no valían nada y las tomaba por garantizadas; así la asistencia sanitaria, la función social que yo mejor conozco: los medicamentos eran para muchos absolutamente gratis y la gente creyó que tenía derecho a tener un centro sanitario (hospital, centro de salud, punto de atención continuada) a la vuelta de la esquina, lo cual se ha revelado insostenible. Y si a eso añaden que los políticos -corruptos en ocasiones e incompetentes y demagogos casi siempre- les “dieron cuerda”, se construyó un sistema sanitario con pies de barro, inviable. Algunos de nosotros lo denunciamos repetidamente y pagamos un precio, en mi caso represalias laborales y personales, pero el tiempo, desdichadamente, nos ha dado la razón: los gestores eran unos incompetentes, y ahora hay que desmontar un espejismo.

Sólo así puede entenderse que lo que iba a ser el mayor hospital de Europa (para una población de poco más de ochenta mil habitantes, el “buque insignia” de la sanidad de Castilla-La Mancha) blanquee hoy al sol, testimonio de un disparate. O que hayan ido a engrosar las listas del paro excelentes enfermeras, que encadenaban contrato tras contrato en sustituciones por bajas laborales injustificadas, vacaciones varias y cargos intermedios y sindicalistas liberados. Ahora, al intentar racionalizar un gasto demencial, ya no hay contratos para ellas: eran en realidad contratos falsos, basados en un engaño. Sólo así pueden entenderse algunos EREs (que de forma espuria se califican de “barbaridad”), que en realidad intentan poner orden en un dislate: ¿en qué mente que no sea interesada cabe que una televisión autonómica tenga comparativamente más periodistas que la BBC y la CNN juntas? ¿Cómo puede entenderse que la dirección de hospitales del antiguo INSALUD (que gestionaba todos los hospitales de España) estuviese compuesta por apenas doscientas personas y que una sola comunidad autónoma necesite ahora miles para media docena de centros? ¿Cómo mantener abiertos centros sanitarios a escasos kilómetros unos de otros o sostener hospitales generales que en realidad deben ser comarcales? Tamañas barbaridades son las que se han hecho y se hacen todavía, pero eso cuesta muy caro: deudas que tardarán decenios en pagarse y que provocan incredulidad, sonrojo y asco, y que suponen el PIB no ya de un país solo, sino del continente africano entero (excluida Sudáfrica).

Por eso (me) mueve a risa escuchar convocatorias y llamados a huelgas parciales o generales de quien nada hizo para advertir de lo que se venía encima: usar y abusar del sistema sanitario y de cualquier sistema público, saturar las consultas y los servicios de urgencias de los hospitales con demandas imposibles de medicamentos y exploraciones complementarias, y en general creer que las cosas no valían dinero: pero sí valían y o no se pagaban o para pagarlas las administraciones e instituciones se endeudaban.

Por el mismo motivo me revienta que los funcionarios (no yo, ciertamente) protesten porque les reducen los así llamados “moscosos” o “canosos”: entre seis y once días de libre disposición al año; en tal cantidad no existen en el sistema público de ningún país civilizado. Y además estoy convencido de que tras el fetichismo de lo público subyace en muchas ocasiones la incompetencia y el temor a que el trabajo se vea examinado y se demuestre que se hace rematadamente mal o que se hace rematadamente poco.

Pero la realidad se impone, es lo primero que me enseñaron en filosofía, y el sueño terminó: tal vez en cierto modo sea mejor, quizás así recuperemos la razón y comprendamos que la austeridad es importante, que las sociedades se construyen sobre el trabajo serio, y que dar valor a lo que se posee es de justicia. Y sería razonable dejar de echar la culpa a otros, aunque tengan su parte: cuando el dinero fluía nadie decía nada, muchos ponían la mano y los mayores dislates se jaleaban y aplaudían o al menos no se denunciaban: por eso ahora la mayoría de personas que protestan carecen de credibilidad alguna o sus comentarios no aguantarían el mínimo análisis crítico. Tal vez pagar cuatro euros al mes por un medicamento sea mucho para algunos, pero sólo así se entenderá que un fármaco es algo importante y necesario, más que las cañas en un bar, la ropa, las vacaciones, el coche y cualquier electrodoméstico.

Lamento ser tan franco pero no escribo para ser popular sino para compartir lo que pienso y el devenir cotidiano en mi profesión, y cuando veo lo que se hace, escucho lo que se dice y leo lo que se escribe al hilo de algunas reformas de este gobierno (en cuyo partido no milito ni lo he hecho ni lo haré, y que he criticado otras veces), creo que es interesante aportar una opinión desde dentro del sistema sanitario. Aunque suene disonante en la actual sinfonía y sienta una gran tristeza por lo que pasan quienes no tienen trabajo ni visos de tenerlo y por los perjudicados reales de este disloque de sociedad y de vida (que ciertamente no son los funcionarios).

Recen por los enfermos, por quienes los cuidamos y por este país que se creyó Jauja.

3 Responses to “¿Tiene este país lo que se merece?”

  1. Angel, ante todo mis saludos. Soy Anna Jorba Ricart.
    Empiezas el escrito con “ya perdonarán..”, no, no,no hay nada que perdonar, cada uno tiene la opinión, y una idea de las cosas tal como lo ve y así lo expones, con libertad y me gusta tu sinceridad…

    Y me ha gustado leerte, porque es un punto de vista, valiente y por lo común que leo,diferente y en contra de la corriente de la mayoría…

    Es verdad mucho de lo que dices, hemos vivido en el despilfarro creyendo que a todo y todo podríamos alcanzar.
    Mi padre y en eso coincido me enseñó la virtud de la honradez, y a no, como decimos en Cataluña, estirar más el brazo que la manga,, es decir a dar valor a las cosas y a conseguirlas a base de esfuerzo y si no estan a nuestro alcance, no pensar en ellas o luchar hasta conseguir el dinero necesario para pagarlas sin deudas posteriores…

    Todo al revés de lo que nos han hecho ver, esta sociedad nefasta de banqueros, de politicos y de pésimos gestores, nos han engañado con falacias y fantasias que a muchos, les está saliendo muy cara.

    En muchas cosas como ex empleada de la Sanidad publica, tengo un concepto de ella , (ahora con la distancia con la que la miro), habiendo pasado por varias etapas, una muy, muy austera en los inicios, años 1972, una intermedia de mucho bienestar,(más medios, mas personal,días festivos de libranza, más salario, etc…) años 80 y 90, y otra de mucha dificultad, los últimos antes de mi incapacidad.(hasta hace un par de años), en todas tengo la satisfacción de haber cumplido y haber trabajdo muchísimo (nada anormal)…y lamento los buenos profesionales que se quedan fuera por ser víctimas de estos ajustes, de esta crisis.

    Un pais endeudado, unas familias endeudadas,una sociedad desencantada por tanto robo, tanto fraude, tanto despilfarro inutil, tanto paro, y tan pocas perspectivas de futuro.

    Ahora desde el lado de una pensionista, deseo que los que estáis en activo, podáis soportar el peso que soportais, que el empleo se rective y que podamos seguir, habiendo aprendido la lección, que para todos,sirva, al menos para no repetir errores.
    Un abrazo.

  2. Angel, comparto plenamente tu análisis que a muy poca gente gusta escuchar. Hemos vuelto a nuestro origen: somos un país pobre (dentro de Europa) y de ahora en adelante tendremos que renunciar a muchas cosas. Todo el mundo es consciente de que hay que ahorrar pero no en nuestros ingresos

  3. Estoy de acuerdo contigo en casi todo así que solo matizaré algunas cosillas. Por la parte que me corresponde, me parece mal que se nos quiten “derechos” de días por antigüedad porque considero que no debemos pagar la mala gestión y el abuso quiénes hemos trabajado siempre de manera honrada. Si que éramos privilegiados por disfrutar de tantos días pero creo que no es comparable a nivel europeo porque los suledos europeos también son mayores aunque la carestía de vida en otros países de Europa sea mayor.

    Respecto a los fármacos, es tremenda la picaresca y la gente tan poco honrada que existe porque todos conocemos casos de gente que saca con la tarjeta de pensionista no sólo para el resto de la familia sino para todos los vecinos de su escalera. También se pasan las recetas al seguro público de lo que se prescribe en los seguros privados. Está claro que esto era insostenible.

    Los que tenemos ahora hijos “superformados” se tienen que marchar fuera debido al paro. Se dice que ahora salen las licenciadas a Europa como antes salían las chicas a servir ¡qué paradoja!.

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