Regreso de Uganda

 Volví de Uganda, vía Londres, el domingo pasado. El aeropuerto de Entebbe se halla en la costa noroeste del lago Victoria, así que sus aguas fueron lo último que contemplé de un país que tanto me ha dado en las últimas cuatro semanas. Es la cuarta vez que visito África y he conocido un pueblo que ha sabido recuperarse de la época colonial, de sucesivas dictaduras y guerras civiles y de una enfermedad que amenazó con asolarlo, el SIDA. Como otras veces en su historia y aun sin contar con medicamento específico alguno, supo encontrar en sí mismo algunas soluciones y a día de hoy es uno de los países africanos en los que la transmisión del virus es menor. Pasé de un mundo donde es raro cruzarse con alguien -conocido o no- sin saludarlo a otro en que lo raro es cambiar una palabra con casi nadie. Eso sí, donde todo es aséptico, aparentemente sin contaminación alguna, tan preocupados con cualquier infección.

 Un mundo donde he visto niños con neumonía caminar durante kilómetros para que un médico les visitase. Donde una de las cosas que más me llamaba la atención era el silencio de mi pabellón, sin apenas quejidos a pesar del intenso dolor que posiblemente padecían muchos pacientes. Donde éstos abandonaban el hospital no bien podían caminar, dado que no podían seguir pagando la estancia y los tratamientos. Donde las pastillas se entregan en sobrecitos tras contarse minuciosamente, como si fuesen piedras preciosas o un bien muy preciado, tal vez porque lo son.

Ejercer la medicina en un medio de recursos limitados obliga a una exhaustiva exploración física un día tras otro para que nada se escape, dado que no podré buscarlo con otros medios diagnósticos que mis manos, ojos, oídos y fonendoscopio. También exige aguzar el ingenio y el razonamiento clínico, así como aceptar en muchas ocasiones la incertidumbre de no tener un diagnóstico y fiarlo todo a un tratamiento que intente cubrir la mayor parte de enfermedades. Es algo muy retador y ejercer en un medio así puede ofrecer mucha recompensa, quizás porque intuyes que de acertar el paciente podrá salir adelante, de no hacerlo poco futuro le queda. Y porque por lo general la gente es agradecida y responde espectacularmente a los tratamientos, y nada más gratificante para un médico que un paciente responda exitosamente y le salude una vez abandona su cama tras haberlo visto sufriendo y sin fuerzas para moverse.

 Sin embargo, sólo se trataban de unas semanas de vacaciones, así que hay que volver y afrontar un país crispado y perdido. Viéndonos, no puedo evitar pensar en los ugandeses y su respuesta al SIDA, que amenazó con destruir un país recién salido de la guerra civil. No tiró cada uno para su lado, sino que se dieron cuenta de que se trataba de un problema de todos, no sólo de los afectados, y lo afrontaron con las únicas armas que poseían: la comunicación, la compasión hacia los enfermos, la cohesión social y el cuidado de los unos por los otros. Eso permitió cambiar algo tan difícil como los hábitos sexuales de una buena parte de la población y reducir espectacularmente la tasa de infectados y de transmisión del virus, mucho antes de los programas de prevención patrocinados desde el norte. Utilizaron los recursos africanos, no los preservativos y el marketing, eso llegó mucho después.

 Me pregunto qué debemos nosotros aprender como sociedad y como país. Y también qué debemos hacer: en mi opinión no será con algaradas callejeras, con gritos y con huelgas como España recuperará el camino menos doloroso de la reconstrucción.

 Recen por los enfermos y por quienes les cuidamos.

One Response to “Regreso de Uganda”

  1. De lo que creo que no me cabe duda, Ángel, es que esa es una medicina más humana y cercana (en la relación médico-paciente) que la que se está ejerciendo en este que nos hemos atrevido a bautizar como “primer mundo”.

    Lo del dolor me ha llamado la atención porque es verdad que el dolor y el sufrimiento se manifiesta de modos muy diferentes según las culturas y según la atención que se le presta y no sólo de los medios de que se dispone para paliarlo.

Discussion area - Dejar un comentario






He leído y acepto las condiciones generales y la política de privacidad


Información básica sobre protección de datos
Responsable: REVISTA REINADO SOCIAL 21RS (más info)
Finalidad: • Gestión de la adquisición del producto, suscripción o donativo, así como la tramitación de los mismos.
• Envío de comunicaciones relacionadas con el proceso de compra, las suscripciones o los donativos.
• Envío de comunicaciones y ofertas comerciales, por diferentes medios, incluidos los medios electrónicos (email, SMS, entre otros). (más info)
Legitimación: Ejecución de una compra online, suscripción o donativo. (más info)
Destinatarios: No se cederán datos a terceros, salvo obligación legal. (más info)
Derechos: Acceso, rectificación, supresión, cancelación, y oposición. En determinados casos derecho a la limitación del tratamiento de sus datos. (más info)
Información adicional: Puede consultar toda la información completa sobre protección de datos a través del siguiente enlace (más info)
Los enlaces de (más info)