Más reflexiones tras una fractura

Los días pasados acompañando a mi madre han dado para más reflexiones. Recuerdo muy vívidamente a los compañeros de habitación, una pareja también en la ancianidad. Ella era la enferma, con una larga historia de ingresos hospitalarios y bastante sufrimiento, cuidada por el esposo, siempre solícito. Me conmovía la paciencia de ambos y el cariño con que se trataban. Él marchaba tarde y regresaba pronto, tras tomar dos autobuses para llegar al hospital. Tuvieron un hijo pero lo perdieron trágicamente. Por fortuna recibían numerosas visitas de amigos de la parroquia. En un hospital se comprende de veras qué significan las obras de misericordia: “Estuve enfermo y me visitasteis”. Y en el tercer mundo se comprende, en contacto con quien pasa hambre y viste de harapos, el significado de otras dos: “Tuve hambre y me disteis de comer, estuve desnudo y me vestisteis”.

En un hospital se comprenden bastantes más cosas. Por ejemplo, cuánto nos necesitamos unos a otros. Nadie es una isla ni tiene tantos recursos que no necesite a los demás, ni siquiera una familia extensa como la mía, no digamos ya quien está solo. Hay mil oportunidades de ayudarse, de echarse una mano, de hacer la estancia menos penosa. Hay dolor, noticias adversas, retrocesos y sinsabores. Todo ello es consustancial a algunas enfermedades, y sólo a base de cercanía y compasión puede sobrellevarse.

También se entiende cuán importante es el trato en el trabajo sanitario. Es posible que sea la primera y mejor medicina. Se depende del médico para lo digamos “fundamental” (diagnóstico y tratamiento), pero fuera de eso y durante mucho más tiempo y más ocasiones, el personal no facultativo (enfermería, auxiliares, celadores) tiene un papel mucho más significativo: la importancia de una palabra amable, una sonrisa al hacer las cosas, demostrar disponibilidad … tiene una transcendencia capital y que no dejaré de enfatizar. Hay mil detalles: las comidas (en una situación en que el enfermo suele estar inapetente), la limpieza, los hábitos higiénicos que se ven completamente alterados, la dependencia (sobre todo en personas ancianas). Son todas ellas situaciones que pueden resultar muy difíciles si no se manejan con delicadeza. Y eso no suele depender de los médicos sino del resto del personal sanitario.

Otra reflexión atañe a los recortes. Nada material noté durante el ingreso de mi madre: el edificio era nuevo y razonablemente acogedor, había limpieza y medicación suficiente, nunca eché en falta nada material. Es cierto que nadie la levantó el domingo por la mañana (por fortuna pudimos hacerlo la familia): nos dijeron que estaban menos personal y que por eso los domingos no se levantaba a los pacientes. Ignoro cuánta gente había antes y cuánta ahora y si esto está justificado, no tengo elementos suficientes de juicio.

 Temo que los recortes en sanidad han afectado a nuestros sueldos y a algunas prebendas de las que gozábamos los sanitarios (por ejemplo días libres). Aun cuando es obvio que todo esto es molesto, me resulta difícil hacer un casus belli por estos motivos en un momento de tal dificultad para casi todos. No escucho reflexiones serenas y razonadas sobre los recortes en sanidad, justificadas con datos objetivos y fiables de calidad asistencial. Seguro que muchas quejas son fundadas, pero sería bueno no utilizar argumentos falsos en ellas. Se han perdido puestos de trabajo, esto es cierto, muy triste y lo he denunciado y compartido en estas entradas, pero en algunos casos la dotación de personal no soportaba un análisis racional y razonable (y posiblemente aun ahora no la soportaría en algunos hospitales y servicios). Como tantas otras veces, lo que hicieron mal los políticos y gestores de turno lo ha pagado la gente de a pie.

Recen por los enfermos y por quienes los cuidamos.

One Response to “Más reflexiones tras una fractura”

  1. Estimado Ángel. Leo con interés y con algo de emoción tu relato. Soy médico en un hospital de Madrid. Los pacientes con fractura de cadera son ahora uno de los “problemas” de los hospitales. Son muy frecuentes (300-500 pacientes/año) y muy delicados (ancianos, pluripatológicos..). Mientras que el conocimiento y el sentido común nos muestran que se benefician de una cirugía precoz (tu madre fue afortunadamente operada en 24 horas), muchos médicos se resisten a considerarlos así y discuten y retrasan su intervención alegando que “no es una urgencia”, “que se programe en horario normal”, “para lo que pagan en una guardia, no vamos a hacer de todo”… lo que prolonga los ingresos, el sufrimiento y el cansancio de pacientes y familias. En fin, no quiero ahondar en esas penurias, leer tu experiencia ayuda a ver “el problema” desde la delicadeza, y ayuda a enfocarlo mejo.
    Un saludo

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