Alimentar el Corazón

 

Decir 17 años es trasladarme en el tiempo y sentir mi corazón helado, como aquel día de enero tan frío que no había ni un sitio para velarte, pero nuestros franciscanos en Palmete (Sevilla)- hoy repartidos por múltiples lugares- nos abrieron las puertas de su iglesia y de su casa, de par en par durante tres días…
No hay palabras para describir como mi corazón helado se iba templando con cada gesto que recibía de ellos y de todos los vecinos del  barrio. También, de cada uno de los que iban llegando hasta allí. De cada llamada… Muchas cosas que se quedaron grabadas en mi retina y guardadas en mi corazón y sirvieron de alimento en aquel momento tan trágico para todos, viéndote colocado de manera exquisita en la sacristía junto a una Tau, ese cuerpecito dormido pero repleto de vida.
 Con ello me quedo. José Andrés se marchó dando vida, con tan sólo siete meses, y con él, tres niñas recuperaron una mejor calidad de vida, gracias a su hígado y sus riñones. Pero además, ésta madre también  se sintió  trasplantada. Me salvó verme trasplantada gracias al hígado y riñones de José Andrés. Y ahora, con el paso del tiempo, me sigue salvando haber conocido en todos estos años a tantas personas trasplantadas, familiares de donantes, donantes vivos, y profesionales de la medicina, y poder unirlo todo gracias a la experiencia con José Andrés,  contando ahora estas historias en mi trabajo de televisión y sintiéndome trasplanta
 de pulmón, de huesos, de tejidos, de sangre, médula…y de corazón, porque mi corazón se llenó de agradecimiento al saber que su vida tuvo un sentido,  y que se ha ido llenando mi corazón de nombres y de tanta humanidad recibida latente todavía en este mundo, a pesar de cuánto nos está robando la pandemia.
Siguen existiendo grandes gestos como el de donar, son muchos los donantes que dicen si a la vida y se salvan mucha vidas. Y hay mucha solidaridad en esta sociedad también rota de tanto sufrimiento. Hay ganas de seguir, de luchar y pelear a pesar de tanto, y aunque en mi interior sienta que el tiempo no lo cura todo, sino que se trata de lo que hacemos nosotros con ese tiempo que van marcando los días, y aunque para mi, siempre es ayer,  aunque sienta que cada vez que llega ese 21 de enero duela cada vez más… Quiero seguir sintiendo la vida y vivir, porque esa fue mi opción y quiero que sea mientras respire, llegar a la muerte viva.
         Por todo y tanto te sigo dando las gracias  mi pequeño… y porque en mi vives. Lo siento cada día al ver crecer a tus hermanos,                       besarlos o achucharlos.
En mi te siento porque todo lo que rodea a tu existencia, me llega con creces y alimenta mi corazón… tus lágrimas cada día son más vida y transforman una realidad que está siendo dura en un sendero repleto de luz y de mucha paz.
Sigue cuidando a está tu familia, que como tu vida, se multiplica.
Te siente y quiere siempre, mamá.

Cada vez que tus hermanos me dicen mamá… se que andas por detrás…

 

 

 

4 Responses to “Alimentar el Corazón”

  1. Bellas palabras llenas de amor y vida

  2. Un beso al cielo, “mamá” y un abrazOSO laaaaaargo que abarque a toda la familia, desde el cielo hasta la tierra.
    Hermosísimas y sentidas palabras,Susi, que alimentan el corazón.

  3. Suerte tenerte y tener a Jose Andrés por Siempre Jamás.

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