CHIQUIÑO

– ¡Socorro, socorro mi hijo está muerto!, ¡Dios mío, no respira más¡ ¡Socorro ayúdenme, mi hijo se ha muerto! ¡Por favor, por favor! ¿Cómo se puede incorporar en la palabra escrita la exageración desesperada del grito borracho que la señora María nos llevó aquella noche? ¿La vocalización torcida del alcohol cuando nos intentaba explicar lo […]