V. Domingo del Tiempo Ordinario
(Vosotros sois la sal y la luz, para los hombres)
Jesús siempre hablaba, a la gentes sencilla que le escuchaba, con palabras sencillas e imágenes que todos entendían con facilidad. En este caso les habla de algo tan corriente como es la sal y la luz. ¿Quién no sabe lo que es la sal y cuáles son sus efectos? Que se lo pregunten a los que, por enfermedad, tienen que comer sin sal (al menos hasta que se acostumbren, si es que lo logran). ¿Quién no sabe el valor de la luz, que deshace las tinieblas? ¿Quién no sabe la diferencia entre la luz del día y la oscuridad de la noche? Y todos sabemos la propiedad de la sal que sazona los alimentos y los hace más apetecibles. Pero si la sal perdiese esa virtud, si perdiese a capacidad de hacer más sabrosos los alimentos, ¿para qué serviría? Para nada, para tirarla a la basura. (más…)