Las raíces de Damián
En la presentación de “Kamiano y yo” en Sevilla, Patxi nos hizo esta reflexión sobre las raíces de Damián y dónde han de estar las nuestras. Sin duda, pueden hacernos pensar estas palabras y los dibujos sobre cómo nos estamos montando nosotros la vida hoy.
Lo esencial es invisible a los ojos (Antoine de Saint-Exupéry). Lo esencial del árbol son sus raíces. Lo profundo del árbol, lo que lo sostiene y hace que dé fruto son sus raíces. De Damián haremos cuentos, haremos esculturas, haremos de todo… Pero lo esencial de Damián son sus raíces. Y de las raíces de Damián es de las que tenemos nosotros que alimentarnos. Las raíces de Damián son: el acostarse rezando con la Palabra de Dios, el enseñar que la vida viene del Evangelio, el saber que hay que regar de amor y que evangelizar es tiempo, es paciencia, implica poda.
La paloma no está de casualidad en el dibujo. Damián es un hombre movido por el Espíritu y que vive una vocación: el sacerdocio y la vida religiosa –representada en el emblema de los Sagrados Corazones-. Y también vive en comunidad. Ésas son las raíces verdaderas de Damián. No importa tanto que vaya de blanco o que vaya de negro, que lleve el gorro de paja o el otro. Eso no importa. Lo que tenemos que aprender de Damián es que se refugiaba en la Palabra de Dios, que la tenía como Vida, que eso alimentaba su vida, su vocación, su comunidad y dejarse mover por el Espíritu. Y de esos mismos sustratos de los que ha vivido Damián puede beber y alimentarse nuestra familia: la oración, los sacramentos…
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