El Buen Pastor pronuncia mi nombre
Cuando nos llaman por nuestro nombre, sentimos que somos alguien para el otro. Saber que el Señor nos conoce por nuestro nombre, conoce nuestra historia, nos cuida y sostiene es lo más importante de la vida. Lo que más seguridad, agradecimiento y amor nos puede dar. Sabernos pronunciados y amados por el Buen Pastor.
Patxi, además, nos pide que dibujemos nuestro nombre. A la lista de tantos nombres, unimos el nuestro, como algo especial. Nos sentimos también especiales para Dios. Y podríamos poner el nombre de los que no cuentan, los no nombrados, los silenciados, los traicionados por los “pastores” del mundo…
Sabernos en los labios del Buen Pastor es el mejor antídoto contra el miedo. El tiempo de Pascua, el Cirio del Buen Pastor, quita miedos e inseguridades. Nos impulsa a ese abrazo único de la alegría y de la esperanza. Las ovejas conocen a su pastor y le siguen. Sabiéndonos en sus manos y a su cuidado, aprendamos a descansar en su Corazón, auténtica puerta para la vida.
Esta semana, además, celebraremos el 10 de mayo la fiesta litúrgica de San Damián de Molokai, un Pastor según el Corazón de Dios, que tanto bien hizo a los enfermos de lepra en Molokai y que tanto bien nos hace a nosotros con su testimonio tan actual.
Dibus: Patxi Velasco Fano
Texto: Fernando Cordero ss.cc.
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