Oración para aprender de San José
Kamiano se llamaba en verdad José. Sus padres le pusieron ese nombre el día de su bautismo. Luego, cuando se hizo religioso de los Sagrados Corazones adoptó el nombre de Damián. Ya en las islas Hawai lo llamaron Kamiano. Él siempre tuvo un gran amor a San José. Así que enseñó a los niños esta oración a este gran y humilde santo. El final lo dejó sin terminar, para que quien la rece añada lo que quiera.
Ya quisiera yo, Señor, un martillo como el de san José
que, en lugar de dar golpes, supiera comprender.
Ya quisiera yo, Señor, un cepillo como el de san José,
para pulir mi carácter y sonreír sin nada que temer.
Ya quisiera yo, Señor, un taller lleno de virutas como el de san José,
donde todos quepan y el mundo aparezca, por momentos, al revés.
Ya quisiera yo, Señor, un trozo de madera como la de san José,
para que a nadie le falte una mesa, una silla
o un lugar donde reposar los pies.
Ya quisiera yo, Señor, un metro como el de san José,
medir las cosas buenas que me rodean
y cantar a papá y a mamá un olé, olé.
Ya quisiera yo, Señor…
Te envío mi granito de arena
Ya quisiera yo, Señor, unas manos como las de san José,
para poder tallar lo bueno que de Jesús sabemos,
y que todos los niños del mundo lo pudieran conocer
Muchas gracias, Ana, por tu aportación.