Dios señala su “señal”
Bonita manera de cerrar el tiempo litúrgico de la Navidad con la fiesta del Bautismo del Señor, en la que renovamos nuestras promesas bautismales, para retomar el compromiso de nuestra vida cristiana, siguiendo la señal que Dios nos traza a través del Espíritu.
“Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto”. En el bautismo oímos la voz de Dios que señala su “señal”, aquel que nos va a conducir a Él.
En nuestro bautismo, nosotros mismos hemos recibido el mismo mensaje que el Hijo. Dios nos ama porque así lo quiere Él. No por lo que hagamos sino simplemente por el hecho de existir, de ser como somos.
Todos necesitamos esas palabras de bienvenida, aceptación, de amor. Esto nos permite vivir la vida con seguridad, con esperanza, con ternura y compromiso. Recibir de Dios ese amor tan alto ha de movernos a la acogida y a la aceptación de los demás, nunca de su rechazo.
Aquí podemos ver el Amor que Dios nos tiene a cada uno de nosotros. Al igual que Juan atravesó el desierto de Israel, nosotros en la vida pasamos momentos difíciles…, ahí es cuando tenemos que utilizar los recursos que llevamos para sobrevivir. El que nos salva es el amor de Dios y la gracia de Dios que continuamente nos llega a través de los sacramentos..
Debemos creer en el amor de Dios y acercarnos a ese amor mediante los sacramentos que son los que nos darán la fuerza, para sostenernos en la lucha diaria. También tener humildad, como Juan el Bautista, como María, para aceptar que no siempre podemos entender a Dios y que, por lo tanto, debemos estar preparados para aceptar el “Silencio de Dios…”
Un fuerte abrazo/Pilar
Muchas gracias, Pilar, por tu aportación. Me gusta lo que subrayas de la humildad. Un fuerte abrazo y sabes que rezo por ti, Fernando ss.cc.