Ideas preconcebidas
En el camino del seguimiento de Jesús necesitamos dejar nuestras ideas preconcebidas de felicidad (“negarse a sí mismo”) y abrazar las que nos ofrece el Maestro (“encontrar la vida”).
Normalmente nuestros valores y seguridades los ponemos en determinados símbolos culturales (honor, reconocimiento, poder…), que en lugar de asegurarnos la vida plena nos la arrebatan. El Evangelio nos llama a liberarnos de estos condicionantes y vivir la fe pura de Dios que es Amor. Solo la confianza en ese Amor nos permite soltar lo que nos impide abrir nuestro corazón a un amor universal y sin condiciones.
La invitación del Señor es a amar y confiar sin límites. La dinámica de Jesús nos va ayudando a abrazar la cruz de cada día y a seguirle por el camino de las bienaventuranzas, fuente de la auténtica felicidad que nos e evapora, sino que se expande con la fuerza de la autenticidad y de la entrega.
Oriéntanos, Señor, por el camino que lleva a la vida y que nos asegura la felicidad de no perder la vida, sino de ganarla en el encuentro contigo.
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