Jesús nos limpia
Jesús nos limpia con el suavizante de su Amor. Nos regala la blancura de su corazón y nos deja las señales de una vida realmente pura: la de identificarse con las bienaventuranzas, especialmente con la de ser pobres y servir a los pobres.
Jesús nos limpia, nos da la luz para que brillemos como hijos y no como esclavos, dominados por los instintos y, sobre todo, por la colada del propio egoísmo.
Jesús nos limpia para que entremos en el centrifugado de la conversión.
Jesús nos limpia porque necesitamos que Él nos eche una mano nos saque de nuestra manera de mirar, optar y actuar en nuestro entorno, a veces más en clave de interés que de disponibilidad serena para el Reino.
Jesús nos limpia. Cuelga nuestras ropas en el tendedero que está al aire de su Espíritu. Para que todo seque y se identifique con sus planes, que son los que realmente dotan de la auténtica felicidad.
Jesús nos limpia, en positivo. Es la única manera de ser liberados.
Dibu: Patxi V. FANO
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