¿De qué llenas tu corazón?

Lc 6, 39-45 Muchas veces nos planteamos ser mejores, dar buenos frutos, hacer algo por los demás, entregarnos a fondo perdido… Pero solos no podemos. Necesitamos que el Espíritu de Jesús, que lo remueve y posibilita todo, transforme nuestras mentes y nuestros corazones.