AÑO NUEVO ¿VIDA NUEVA?
La gran pantalla de televisión anunciaba las próximas campanadas. Frente a las tonterías de siempre para llenarnos el hueco de la espera. La presentadora no se porque insiste por segundo o tercer año consecutivo en aparecer con un vestidito abierto, hombros al aire en pleno invierno de cero grados. Puerta del Sol. La cámara se contonea mostrándonos miles de cabezas extasiadas y ruidosas. De repente decide enfocar a un funcionario municipal que va metiendo a disgusto la nieve artificial en las máquinas para simular supuestas tradiciones. Un amigo en la mesa de la cena donde me encuentro no puede evitarlo y exclama: “El pobre está hasta los cojones. ¡Y mira que siempre tiene que haber algún pringado trabajando para los que están de cachondeo!”.
Mi pensamiento vuela sin remedio y se me instala en la plaza Mauá de Rio de Janeiro. El samba está en su mayor grado de efervescencia. El ritmo, la alegría llenan el aire que se corta en seco cuando una sombra oscura se arrastra delante de nosotros. Como el hombre del saco pero mujer. Recoge latas de cerveza vacías. Una especie de borrón, o de tachón triste entre la algarabía. Ajena al encanto de la bohemia, la mujer pobre sin rostro almacena restos para ganarse la vida. Invisible. Pero yo la he visto. ¿será que puedo seguir de fiesta? ¿Será que eso crea alguna diferencia?
Tom tom tom, las campanadas insisten en continuar su ritmo. La vida no para. Hasta gana segundos.Nuevo año, 2009. Los israelitas bombardean hasta la saciedad a los palestinos con miles de argumentos que se pueden creer o no. El hecho es éste: heridos, muertos y más muertos entre hermanos, que por razones históricas no consiguen reconocerse. Continuamos viendo desde nuestros hogares más o menos calientes. ¿Será que eso crea alguna diferencia?
Iberia, como de costumbre por estas fechas, patalea y se niega a colaborar iniciando un caos que nos toca aguantar con la mayor comprensión del mundo. Y como siempre también, mas una lágrima a tiempo que una reivindicación por derecho, sensibilizan a la funcionaria de turno que asume para sí la responsabilidad misericordiosa de conseguirme la plaza en el avión, reservado hace más de tres meses.
En Brasil la lluvia se perpetua, y algunos piensan que alguien está queriendo joder el verano carioca. A mi me toca entrar a destajo en el trabajo. Que llueva. ¿Y para dónde vamos. ¿Para dónde vamos? Una niña de dos añitos se pierde el día 31 en plena fiesta de final de año. En una hacienda en medio de los bosques amazónicos. Después de cinco días es hallada viva abrazada a un árbol. Los reyes magos llegaron, aunque aquí no se celebren. Yo los reconozco. Un árbol que abraza. Un árbol que loco, imagino, desesperado, aprovecha la oportunidad para decirle al mundo: “yo amo, yo protejo la vida, incluso la vuestra infieles humanos, yo aún existo.”
Y me niego a hablar de esta crisis moderna y mentirosa. La verdadera es antigua. Hambre en el mundo, guerras, acumulaciones atroces que matan, proyectos de un supuesto desarrollo desertificador y deshumano. Que se joda el sistema capitalista. Consumir menos, ¡ojalá!, a pesar de las consecuencias. Consumir menos y racionalmente con otra lógica, otra visión, otro paradigma. ES NECESARIO. ¿O alguien pensaba que ese otro mundo posible vendría sin pérdidas?
Feliz el año nuevo que nos lleve al amor, al deseo de utopías dulces. Feliz el año nuevo que nos lleve más allá de ver.
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